Las portadas de hoy hacen un silencio espeso, pariente de la omertà, sobre la excarcelación con fianza de los detenidos el pasado 23 de septiembre, acusados de terrorismo, rebelión y tenencia de explosivos. Aquel día, la Operación Judas de la Guardia Civil movilizó a 500 agentes para detener a nueve personas en Sabadell, Mollet, Santa Perpètua de Mogoda, Sant Vicenç de Torelló y Cerdanyola. Dos quedaron en libertad al día siguiente de su arresto. Entre el viernes pasado y ayer, la sala de lo penal de la Audiencia Nacional (AN) ha liberado a cinco más. Los dos que siguen encarcelados seguirán probablemente el mismo camino.

Tras dedicar a este asunto portadas y portadas y portadas (¿Te acuerdas? 'Lisa' Puigdemont y 'Gandalf' Torra, los nombres clave que utilizaban los CDR en sus planes secretos), hoy no dicen ni mu. Quizás es una (otra) demostración de la cola de paja de los diarios que, en este caso y otros, han colaborado con la maquinaria policiaca y judicial en la fabricación y promoción del relato que relaciona independentismo y terrorismo. Ahora todo parece un mal guion de una película de serie Z de Steven Seagal. ¿Cómo desharán todas las mistificaciones que han sembrado?

Investigación en solfa

La argumentación de los autos de la sala de lo penal no sólo pone en solfa la investigación de la Guardia Civil, a las órdenes del magistrado Manuel García Castellón, y las acusaciones iniciales del fiscal y las pruebas —mira, puede pasar en cualquier proceso justo—, sino que deja con el culo al aire las informaciones (sic) sobre el caso elaboradas por esos mismos diarios, hoy tan discretos, que habían juzgado todo. La sala explica que ha revisado la investigación "sin encontrar en la pericial elaborada por dos técnicos [...] de la Guardia Civil de Barcelona referencia a la existencia de explosivos". Afirma que se trata de "precursores [...] que no son en sí mismos explosivos". Más aun, subraya "la falta de participación material [de los excarcelados] en la fabricación y tenencia de explosivos". En el caso de Alexis Codina, a quien el sumario sitúa como miembro del "núcleo productor" de explosivos y acusa de esconder en casa el laboratorio, remacha el clavo y declara "la objetiva inexistencia de explosivos en poder de Codina". Realmente explosivo.

Encima, la sala duda que los detenidos constituyan una organización terrorista. En el auto referente a Codina, con un lenguaje alambicado, dice que "sin la existencia previa de una organización delictiva de carácter terrorista así declarada judicialmente de referencia, no puede emitirse un juicio definitivo suficientemente fundamentado sobre la naturaleza o no terrorista de los hechos, ni de la existencia de una organización que se habría constituido ex novo". De hecho, al auto de ayer, la sala dice que los detenidos lo están "por su presunta vinculación con los CDR". Nada de organización terrorista.

La Razón —el director es comisario honorario— hace la portada más vergonzosa de todas e insiste en que a Codina "lo imputan por fabricar bombas". Justamente es lo que cuestiona el auto.

¿Un fracaso de los diarios?

No hace ni un mes, esas portadas, hoy mudas, todavía vendían que los llamados "Equipos de Resistencia Táctica" querían "colapsar las comunicaciones en Catalunya", entre otras maldades. Hasta se les relacionó con movimientos de espías rusos. Ahora se sabe que los diarios se tragaron acríticamente todo aquello que les filtraban, sin verificarlo, como la afirmación del fiscal de que los imputados tenían en "avanzado grado de preparación proyectos terroristas con finalidad secesionista". ¿Qué proyectos? No se sabe. Suerte que la sala de lo penal ha hecho su trabajo —y que el mismo fiscal lo ha aceptado. El silencio de las portadas, pues, ¿no esconde también el fracaso de esos diarios y su caradura de no querer reconocer que les ganó la pereza, la incompetencia, el miedo, las ganas de manchar al independentismo, o una combinación de todo ello?

Siete personas han sido privadas de libertad durante tres meses, algunas en régimen severo de incomunicación, por unas acusaciones mal sustanciadas. Los diarios, sin embargo, disponían de bastantes elementos para distanciarse de las acusaciones y las prisiones. De entrada, la nota de la Guardia Civil que explicaba la operación utilizaba hasta cinco condicionales. Mala señal. Después se filtró parte de la investigación, declarada secreta por el juez. Mala señal. El 19 de noviembre, la misma sala segunda ordenó a García Castellón que repitiera cuatro vistas de prisión porque no había proporcionado a los detenidos la "información esencial" para garantizar su derecho de defensa mientras la causa estaba bajo secreto de sumario. Mala señal.

Un historial pésimo

Tampoco les hizo pensar que la operación se ejecutara días antes de hacerse pública la sentencia por el 1-O. Peor todavía, ignoraron el historial pésimo de la AN en recientes casos similares: el de los nueve de Altsasu; el de Tamara Carrasco (encarcelada y después confinada por terrorismo y rebelión y/o sedición y a quien hoy un juzgado ordinario investiga por simples desórdenes públicos); el de Adrià Carrasco (huido a Bruselas, aun no han podido probarle nada); el caso Pandora (quince detenidos, afines a movimientos anarquistas, absueltos); el caso del llamado "comando Dixan" (el "explosivo" era... detergente); los casos de Núria Pòrtulas, los tres de Gràcia, Piñata, Èric Bertran...

Recordarás las portadas de los diarios del 23 de septiembre. El juez detiene por terrorismo a nueve miembros de los CDR, decía el titular principal de El País. Los CDR ultimaban un atentado terrorista en Cataluña "el día D", escribía El Mundo. Los nueve detenidos [...] planeaban atentar con explosivos contra un cuartel de la Guardia Civil y el Parlament, según ABC. Los CDR de Torra aprietan: iban a atacar un cuartel con explosivos, se leía en La Razón. Detenidos 9 miembros de los CDR por terrorismo era el de El Periódico. En La Vanguardia, más cauteloso: La Fiscalía acusa a nueve independentistas de preparar atentados. ¿Qué queda, de todo eso, hoy? Silencio.

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