Aunque el catalán se encuentra en una situación muy delicada con un descenso relevante de los parlamentos habituales, a pesar de que hay un gran volumen de personas recién llegadas al país que quieren aprender, pero no tienen las herramientas para hacerlo, ya que los cursos tienen listas de espera, también hay una sensibilidad cada vez más alta ante algunas situaciones de discriminación lingüística que sufren los catalanohablantes en Catalunya. Después de los casos mediáticos que han cobrado mucho protagonismo durante los meses de verano (como el sketch en un acto oficial del Ayuntamiento de Barcelona o el ataque catalanófobo en una heladería de Gràcia) estas situaciones siguen teniendo lugar. No siempre generan tanto revuelo, pero continúan presentes. Es el caso, por ejemplo, de un nuevo establecimiento que acaba de abrir sus puertas en la capital catalana, la cafetería Suzaku, cerca del Arc de Trimof. Esta se ha anunciado en las redes como un "maid café" de día y un "cosplay bar" en una publicación en castellano. Cuando un usuario ha preguntado al establecimiento si tienen la carta en catalán y le atenderán en su lengua se ha abierto la caja de los truenos.
Reproches de los usuarios
Desde la cafetería han respondido que, si bien todas las personas que les atenderán hablan en catalán, la carta con los productos y sus precios prefieren que sea en castellano, "ya que en Barcelona es más universal". "Hay mucha gente que no sabe hablar en catalán y queremos incluirlos también", añaden. Todo ello mientras la Generalitat deja claro que las empresas deben tener disponibles en catalán "cualquier comunicación comercial que indique las características del bien o servicios que se ofrece y su precio". El mismo usuario que ha preguntado a la cafetería por el uso del catalán les responde que a pesar de que está muy bien que le puedan atender en catalán, deberían cambiar de parecer y tener la carta también con la lengua del país. Otros perfiles les recriminan lo mismo y les recuerdan que el Código de Consumo establece que estos documentos deben estar disponibles en catalán, sea cual sea la preferencia del bar. En otra publicación donde el establecimiento explica cómo han decorado la cafetería para parecer un local de Tokio a pesar de estar ubicado en el centro de Barcelona, otro usuario les advierte que si no ofrecen la carta en catalán les denunciará ante la Agència de Consum de Catalunya, el organismo donde los ciudadanos pueden dirigir sus quejas, también por discriminaciones lingüísticas.