El ex director adjunto operativo (DAO) de la Policía Eugenio Pino ha declarado ante el juez del caso Villarejo que el entonces director general, Ignacio Cosidó, designado por el PP, estaba informado sobre la Operación Kitchen, una presunta trama de espionaje a través de la cual altos cargos populares habrían investigado al extesorero de su partido Luis Bárcenas. 

En el marco de esta causa, que investiga la Audiencia Nacional, Pino ha comparecido este lunes como imputado. El ex alto cargo policial, que solo ha contestado a las preguntas del juez y de la fiscalía, ha asegurado que estaba al corriente de este supuesto operativo que se inició en 2013 con el objetivo de encontrar documentos sensibles para el PP, que estaban al poder de Bárcenas. Además, ha matizado que había hablado en alguna ocasión de esta operación con Francisco Martínez, pero no con el exministro, según fuentes consultadas por la agencia EFE.

En este sentido, ha reconocido que recibió una llamada de Martínez preguntando por el chófer de Bárcenas, después que este hubiera recibido un supuesto mensaje del exministro del Interior Jorge Fernández Díaz interesándose por este posible confidente policial. Precisamente, a raíz de esta llamada, Pino se enteró que estaba esta operación en marcha, pero ha asegurado que él no la inició, ya que no tenía capacidad para tomar una decisión así.

Otros interrogatorios

El magistrado instructor del caso ha comenzado la jornada interrogando a los dos notarios que protocolizaron los mensajes que Francisco Martínez atribuye a Jorge Fernández Díaz sobre esta operación y que el político niega. Ambos han declarado que recogieron en el acta los mensajes que les indicó Martínez y que, según les dijo, fueron remitidos por el exministro, pero que no hicieron ninguna comprobación al respecto porque no podían hacerla ni se les requirió, según ha explicado a los medios el abogado de Fernández Díaz, Jesús Mandri.

Tampoco buscaron información sobre el remitente en el móvil de Martínez ni lo hicieron constar en el acta, de modo que, según el abogado, son documentos donde "se recogen las propias manifestaciones" del exsecretario de Estado y "ninguno descarta que se pudo hacer una manipulación de los mensajes".

El abogado del ex ministro también ha resaltado que tanto Pino como el excomisario Enrique García Castaño, que también ha declarado hoy en el marco de esta causa, han negado "tajantemente" haber enviado un mensaje a Fernández Díaz relacionado con esta operación policial, donde se informaba de que "se hizo con éxito", o que éste "se lo haya reenviado después a Martínez".

A su entrada a la Audiencia Nacional, García Castaño ha señalado a los medios que nunca ha tenido el teléfono del exministro y ha negado ser el autor de ese mensaje. Después se ha reafirmado en esta idea ante el juez, a quien ha asegurado que mensajes de ese tipo venían de arriba, es decir, no procedían de un policía, sino que debía ser una persona con mayores responsabilidades y con mucha información. 

Cintas de Corinna Larsen 

Por otro lado, Pino también se ha referido a las gravaciones que el excomisario José Villarejo tenía sobre Corinna Larsen y la repercusión que podían tener para la monarquía. En este sentido, ha remarcado que, al ver en prensa una información sobre las sociedades del excomisario estando en activo, pidió al inspector jefe de la UDEF Manuel Morocho que lo investigase, pero este se negó. Después de esto, según su relato, el CNI sacó un documento con lo que había investigado sobre el excomisario.

Además, Pino ha expuesto que Villarejo le comentó que tenía unas cintas grabadas de Corinna Larsen y que quería investigar lo que ella le había contado, pero este le pidió que no lo hiciera, explican las mismas fuentes. Ante esta situación, el exdirector del CNI Félix Sanz Roldán pidió en tres ocasiones a Pino que detuviera a Villarejo, pero el ex alto cargo policial le advirtió que no entrase ahí, ya que el excomisario poseía copias de las grabaciones de Larsen y que estas podían producir un daño incontrolado a la Corona.

Según Pino, en esa época el CNI estaba bajo el control de la exvicepresidenta Soraya Saénz de Santamaría a través de su jefa de gabinete María González Pico, mientras que sobre Villarejo tenían influencia la ex secretaria general del PP María Dolores de Cospedal y su "maridísimo", Ignacio López del Hierro, añaden las fuentes.