"He decidido seguir". Pedro Sánchez ha anunciado este lunes la decisión de mantenerse en el cargo de presidente del Gobierno. Lo ha comunicado a la ciudadanía en una comparecencia institucional desde el palacio de la Moncloa después de haberlo trasladado a Felipe VI en una reunión a primera hora de la mañana en el palacio de la Zarzuela y también a miembros de su núcleo duro: María Jesús Montero, Félix Bolaños y Santos Cerdán. Ha decidido continuar y ya; no ha anunciado en su comparecencia la intención de celebrar una cuestión de confianza en el Congreso de los Diputados, que era un elemento que se daba prácticamente por hecho en caso de que decidiera mantenerse en el cargo. El argumento para no dimitir ha sido que una renuncia implicaría dar la razón a quien apuesta por "degradar" la política. La promesa ha sido continuar trabajando por la "regeneración democrática pendiente de nuestra democracia". Así, "ha apelado a la conciencia" de la ciudadanía española para que se "movilice" contra "la vergüenza que sufrimos" por parte de la derecha y la extrema derecha. Ha añadido, de hecho, que las manifestaciones del sábado y el domingo en Madrid han "influido" en su decisión. "Asumo la responsabilidad de continuar con más fuerza", ha afirmado, porque en su análisis de cinco días ha concluido que las consecuencias de la polarización política "no van de un dirigente en particular, sino de decidir el tipo de sociedad que queremos ser".

🔴 La continuidad de Pedro Sánchez, DIRECTO | Última hora de su comparecencia

"No es un punto y seguido; es un punto y aparte; lo garantizo", ha dicho. Durante su comparecencia, Pedro Sánchez ha insistido en que no ha habido ningún tipo de tacticismo en su decisión de amenazar con dejar la presidencia del Gobierno. De hecho, durante su discurso ha hecho ver en algún momento que sí que había tomado la decisión de dimitir: "Tenemos que decir basta si no queremos que la degradación de la vida pública acabe condenando el futuro de nuestro país; exigir resistencia incondicional a los líderes que son objeto de estas estrategias es poner el foco en las víctimas y no en los agresores; mi mujer y yo sabemos que esta campaña de descrédito no se detendrá". También ha animado a la ciudadanía española a no aceptar que "la acción política permita el ataque indiscriminado a personas inocentes, consentir que la batalla partidista justifique el odio y la falsedad hacia terceras personas, o que las mentiras sustituyan el debate respetuoso basado en evidencias".

Pedro Sánchez ha acabado de esta manera con cinco días de máxima incertidumbre, en la que la política española se ha paralizado esperando a que el líder del PSOE comunicara su decisión sobre si dimitía o continuaba al frente de la Moncloa. Todo, por haber comunicado el pasado miércoles a través de una carta publicada en su cuenta de Twitter que necesitaba unos días para "reflexionar" como afrontaba "el ataque sin precedentes" que ha sufrido, según su opinión, su familia.

 

En las últimas horas, había calado el pesimismo en el entorno de Pedro Sánchez. Este domingo, el ministro Óscar Puente —hombre de confianza del presidente español— manifestaba en un acto en Galicia que "la cosa no estaba fácil". Lo decía 24 horas después de haber llorado a lágrima viva en la madrileña calle de Ferraz, en un baño de masas con las 12.000 personas que el sábado se concentraron en las puertas de la sede del PSOE para pedirle a Sánchez que continuara al frente de la Moncloa. También María Jesús Montero, Félix Bolaños y Francina Armengol lloraron; inquietos por no saber qué haría su líder. El silencio del presidente español, tan alargado, les había hecho empezar a ser pesimistas.

El núcleo duro de Sánchez admitía después de aquel baño de masas tener "la esperanza" de que el pseudomitin del sábado "llegara" a la Moncloa. Eran conscientes, sin embargo, que los pensamientos que han pasado estos días por la cabeza de Sánchez eran personales y no políticos. Por eso socialistas como Óscar Puente o Eneko Andueza apelaron en aquel Comité Federal a la Guerra Civil y ETA para hacer ver a Sánchez que cualquier acoso a su familia no es comparable con el sufrimiento que ha podido pasar la izquierda española en lo largo de su historia.

Cinco días de reflexión

Pedro Sánchez ha mantenido la política española en la máxima incertidumbre durante los últimos cinco días, cuando anunció que decidía "reflexionar" durante 120 horas si dimitía o no como presidente del Gobierno. El secretismo ha sido absoluto. La sala de mandos de la Moncloa ha insistido siempre en que Sánchez se ha clausurado con su familia y que no ha querido compartir con su núcleo duro en qué punto de la meditación se encontraba. Ha estado todos estos días con la agenda suspendida. Solo ha atendido alguna llamada internacional y ha intercambiado algún mensaje con personas de confianza, como ha sido el caso de Salvador Illa.

Durante estos días, se han celebrado dos movilizaciones para pedir a Pedro Sánchez que continuara como presidente del Gobierno. Una se produjo en las puertas de Ferraz, con 12.000 asistentes. La mitad de esta cifra salió al día siguiente a desfilar por el centro de Madrid. Desde la estación de Atocha se dirigieron a las puertas del Congreso de los Diputados, con el lema 'por amor a la democracia', en referencia a los motivos que exponía Pedro Sánchez en su carta para argumentar su periodo de meditación.

La investigación a Begoña Gómez

El pasado miércoles se hizo público que el Juzgado de Instrucción número 41 de Madrid ha abierto diligencias previas contra Begoña Gómez para investigar las relaciones que ha mantenido con varias empresas privadas que han acabado siendo beneficiadas por el ejecutivo español; como sería el caso de Air Europa, según el sindicato ultra Manos Limpias. La investigación busca dirimir si se han cometido delitos de tráfico de influencias y corrupción.

En la famosa carta publicada en su cuenta de Twitter, Pedro Sánchez denunciaba que su pareja sufre un "ataque sin precedentes". Según el líder socialista, la denuncia se basa en "supuestas informaciones" sin fundamento "de una constelación de cabeceras ultraconservadoras". "Se trata de una operación de acoso por tierra, mar y aire para hacerme desfallecer en las vertientes política y personal", dejó por escrito Pedro Sánchez.

Comparecencia entera de Pedro Sánchez: