Nueva infiltración de la policía española en movimientos sociales, en este caso en Valencia. Una investigación periodística de La Directa ha revelado que los dos policías infiltrados en grupos sociales en Barcelona no eran casos aislados. Ahora, el diario ha confirmado que en marzo de 2020, un joven bajo la falsa identidad de Ramón Martínez Hernández se introducía en el movimiento popular de Valencia. Después de una investigación revelan que su identidad real corresponde a las iniciales R.M.F., y es agente de la policía española y originario de un municipio costero de la comarca catalana del Baix Llobregat, aunque se presentaba como persona criada en Hospitalet de Llobregat, donde vivió hasta incorporarse a la escuela de policía de Ávila.

A través de un informe fisonómico elaborado por un perito especializado en criminalística, donde se han comparado imágenes de las identidades reales y la ficticia del infiltrado, se ha determinado que es la misma persona. Para llevar a cabo esta comprobación, se han comparado fotografías de su juventud y de su etapa como activista en este grupo en Valencia, y concluyen que "sin ningún género de dudas, las fotografías corresponden a una única y misma persona".

Operación coordinada en los Països Catalans

Una investigación de La Directa ya destapó que en junio de 2020 dos agentes se infiltraron en movimientos sociales de Barcelona. El nuevo caso en Valencia y las relaciones entre los tres agentes evidencian para el citado diario que se podría tratar de una operación coordinada para espiar el activismo de izquierdas y anticapitalista de los Països Catalans. Una operación dirigida por el comisario general de información, Eugenio Pereiro Blanco. Además, también apuntan directamente al ministro del interior español, Fernando Grande-Marlaska, a quien ya se le ha exigido hacer una comparecencia pública para dar explicaciones sobre estos casos. La última dirigente política que se sumó fue la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que envió una carta al ministro para pedirle explicaciones y la depuración de responsabilidades.

Infiltración en el activismo valenciano

El hombre, que ahora se ha descubierto que era un agente encubierto de la policía española, Ramón Martínez Hernández, juró el cargo de funcionario a la Policía el 13 de junio de 2019, dos años después de ingresar en la Escuela Nacional de Policía de Ávila. Fue, pues, en marzo de 2020, ya con una identidad falsa y 28 años, que se le veía por primera vez en 'Cuidem Beniclamet', que se trata de una asamblea vecinal abierta que aglutina a familias, personas mayores y jóvenes para detener la ejecución de un proyecto urbanístico en este barrio de Valencia. Según apunta la investigación, la asamblea se paró con la pandemia del covid, pero a través de un grupo de Telegram, el topo contiuó al día de los debates y las acciones que se trataron durante el confinamiento.

Precisamente, la pandemia le permitió adentrarse en el tejido asociativo de un barrio valenciano. Con el relajamiento de las medidas contra la pandemia, y gracias a entrar en un grupo de combate muay thai y en Grama, la red de reciclaje y reparto de alimentos de Benimaclet, también consiguió adentrarse al activismo del Centre Social Okupat Anarquista (CSOA) L'Horta. En concreto, su incorporación a Grama le permite adentrarse en el grupo de apoyo a la comunidad migrada que vive en La Garrofera, un edificio actualmente abandonado que había sido una central lechera. Este grupo le permite entrar al movimiento antifascista valenciano y convertirse en militante activo en movilizaciones y acciones directas. Esto le permite participar en varios acontecimientos celebrados el pasado 11 de abril de 2021, en el acto político y la manifestación en homenaje a Guillem Agulló, el joven antifascista asesinado por la extrema derecha.

Una vida inventada

Ramón Martínez se presentó como un joven de clase trabajadora que se había criado en Bellvitge y que desde joven había trabajado como albañil con su padre. Según lo que explica, en el año 2019 había llegado a Valencia con su pareja, con la que vivía, pero poco después lo dejaron. Desde el inicio de su incorporación nunca explicó más detalles de su vida, y el resto de miembros de los grupos entendieron que era una persona tímida. En otoño de 2020 empezó Trabajo Social en la Universidad de València (UV). En paralelo, utiliza una presunta actividad política en l'Esquerra de l'Eixample, en Barcelona, durante el proceso independentista, para entrar en el grupo. Poco a poco, se va introduciendo en varios grupos relacionados con el activismo y el movimiento social. Según relatan varios testimonios a La Directa, Ramón Martínez mostraba mucho interés por la actividad política de Benimaclet y siempre estaba dispuesto a colaborar en la organización de cualquier movilización, actividad o acción. La proactividad, el compromiso y la implicación marcaron su estrategia para infiltrarse.

La noticia de la infiltración de Marc Hernández Pons en junio provocó las primeras sospechas sobre Ramón Martínez en su entorno más próximo. Según lo que se había publicado, los métodos eran muy similares a los del presunto activista de Valencia: poca información del pasado, una militancia acérrima en pocos meses, y en el caso de Martínez, una desaparición repentina que ponía en duda su historia. Según revela el diario, lo más sorprendente es que el falso activista pudo hacer varios trámites legales y administrativos con su identidad inventada. En septiembre de 2021, anunció que volvería a Barcelona. Para despedirse, celebró una cena en el Centro Social-bar Terra y se marchó de Valencia el 20 de septiembre de 2021. Además, avisó que no quería mantener ningún vínculo con nadie porque no le gustaban "las relaciones a distancia" y que abandonaría la actividad política. Finalmente, este lunes 13 de febrero, ha sido expulsado de todos los canales de comunicación colectivos.

El presidente de Òmnium Cultural, Xavier Antich, ha sido el primero en reaccionar a esta investigación a través de Twitter, y ha denunciado que "para el Estado es más peligroso el antifascismo que el fascismo". En su tweet ha mostrado todo el apoyo a las organizaciones en las que se infiltró el agente.