A la tercera va la vencida, pero a 24 horas de la moción de censura a Mariano Rajoy, el secretario general del PSOE Pedro Sánchez mantiene la incógnita sobre si tiene los apoyos para salir victorioso del hemiciclo del Congreso, tras dos años sin subar a ese atril. Los contactos se han intensificado las últimas horas y una mayoría de partidos evita posicionar sobre su voto. La posibilidad de echar a Rajoy de la Moncloa parece por momentos real y en otros difícil, a pesar de la estrategia del Partido Popular de limitarle el tiempo de negociación fijando la sesión para esta semana.

Y es que el PNV y Ciudadanos son las piezas clave de este tablero, por las mayorías que de ellos se derivan. En el primero de los casos, los nacionalistas vascos podrían sumar en alianza con Unidos Podemos, confluencias, ERC, PDeCAT y EH Bildu. En el segundo, el acuerdo de PSOE, Podemos y Cs sería suficiente para destronar al presidente, a causa de la sentencia de la trama Gürtel que cuestiona la "credibilidad" del testigo de Rajoy cuando declaró ante la Audiencia Nacional el julio pasado.

El hecho es que las elecciones son la clave de bóveda entre socialistas y Cs, motivo por que Sánchez cedió el martes y se ofreció a "pactar" la fecha. Eso paso porque el PSOE las querría dentro de un tiempo, ya que cae en las encuestas, una vez se haya satisfecho un programa social y recuperado la "normalidad" institucional. Desde Cs, si bien, exigen que sean de forma inmediata, "una moción instrumental", como dijo el vicesecretario general José Manuel Villegas al secretario de organización José Luis Ábalos en la "conversación cordial" mantenida ayer.

Así y todo, Villegas afirma que Albert Rivera y Sánchez no se han llamado para tratar el asunto con más profundidad, pero el objetivo primero en las filas naranjas parece ser que el PSOE toque el mínimo poder, forma con que ampliar su mayoría. Ahí los recelos son clave, pues facultad exclusiva del presidente del Gobierno es la convocatoria de elecciones, y las relaciones de confianza entre ambos líderes hace tiempo que no pasan por su mejor momento.

Así las cosas, desde Cs no renuncian como segundo escenario a convencer antes del jueves a Rajoy para que convoque comicios –pasada la moción, ya que con esta en marcha no es posible hacerlo. Así se lo avisó Villegas al coordinador general del Partido Popular, Fernando Martínez Maíllo, reprochándole que para el ejecutivo "no había pasado nada" con la Gürtel, mientras que en opinión de Cs "la legislatura está liquidada".

Ante ese escenario, la segunda opción que se abre para el PSOE es acercarse a las formaciones nacionalistas e independentistas, con el veto de los barones bien presente sobre no hacer ningún tipo de "concesión" a ERC y PDeCAT, como le prohibieron en el comité federal del lunes. Eso pasa, mientras Junts per Catalunya exige que se acaben los "insultos" al president Quim Torra, reconocer el resultado del 21-D y la situación de los consellers en prisión. Sin embargo, los portavoces Carles Campuzano y Joan Tardà no ponen la misma insistencia en las condiciones al y la posibilidad de echar Rajoy "por higiene democrática" gana peso en sus afirmaciones.

Al respecto, fuentes republicanas explican que el martes por la noche el líder del PSOE mantuvo una "breve" llamada con Tardà y la interlocución se derivó al secretario de organización, José Luis Ábalos. Sánchez también mantuvo una conversación con la dirigente del PDeCAT, Marta Pascal, y según fuentes demócratas, mantendrán el contacto hasta el pleno.

Por el lado de los nacionalistas vascos, el inconveniente principal es la aprobación de los presupuestos generales del Estado, que todavía tiene que pasar por el Senado. Eso deja tranquila a la dirección popular, pero son conscientes de que los jeltzales harán lo más conveniente para sus intereses. Los socialistas contactaron con el dirigente vasco Andoni Ortúzar, y según el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, no han decidido todavía la posición sobre la moción de censura. "De momento, sólo hemos recibido una llamada, anoche, de Sánchez. Todavía hay muchas incógnitas por aclarar" insisten las fuentes.

Quien sí que han confirmado el voto favorable son Podemos y Compromís, según fuentes parlamentarias, que esta vez no esperan nada a cambio, a diferencia de 2016, cuando Pablo Iglesias pidió entrar en el ejecutivo y acceder a varias carteras. Al respecto, Iglesias apuesta por emprender una moción de censura propia, nuevamente, si la de Sánchez acabara por fracasar.