Y una vez más, la política catalana vivirá una jornada de máxima expectación por aquello que las asambleas de la CUP decidan, esta vez, sobre los presupuestos. Si una estrategia ha sabido mantener durante estos años la organización anticapitalista ha sido conseguir ser decisiva en las cuestiones que afectan al independentismo y su gestión, independientemente de los escaños conseguidos. Y hacerlo de una manera diferente a la convencional: abriendo las decisiones importantes a la militancia, como ya pasó cuando consiguieron apartar al expresident de la Generalitat Artur Mas o con la aprobación de los presupuestos de épocas anteriores.

Este fin de semana los militantes de la CUP y de las formaciones que dan apoyo se han reunido en un total de 15 asambleas para reflexionar y debatir qué posición fijar sobre los presupuestos y, por lo tanto, también para marcar qué papel tendrá la organización en función de esta decisión en una legislatura que no hace ni un año que ha arrancado. Será a las 12 del mediodía de este martes cuando los diputados de la formación hagan públicos los resultados de una votación que se ha llevado a cabo durante todo el lunes en formato telemático.

Las cuestiones a votar han planteado dos escenarios abiertos, materializados en tres preguntas. La primera, presentar una enmienda a la totalidad o bien abstenerse para posibilitar la tramitación. La segunda votación era, en caso de que salga la enmienda, si seguir negociando o bien dar por cerrada la negociación de los presupuestos. Por último, la tercera cuestión consistía, en caso de una abstención, si el acuerdo es suficiente o insuficiente para la votación definitiva.

Los escenarios

El escenario más complicado al que podría hacer frente el Govern es que la CUP decidiera presentar enmienda y dejar de negociar. Ya no habría nada más que hablar y entonces el Ejecutivo de Pere Aragonès tendría que mover ficha rápidamente —el 22 de noviembre es el día del debate a la totalidad— para encontrar nuevos aliados para poder tramitar las cuentas: comunes y PSC, que estos días han ido reiterando que si el Governcontacta, están dispuestos a ayudarlos.

Ahora bien, este escenario hasta ahora no lo ha querido valorar al Ejecutivo, que si una cosa ha repetido durante estas últimas semanas es que el único escenario posible es negociar con la CUP estas cuentas, ya que es el partido con el cual se hizo posible el acuerdo de investidura. Ayer lo reiteraron tanto la portavoz de ERC, Marta Vilalta, como la de Junts, Elsa Artadi, que se comprometieron a negociar hasta el último momento con los anticapitalistas.

También podría haber un escenario plácido para el Govern, como sería que las filas anticapitalistas decidan abstenerse en este primer trámite. O bien, un escenario también complejo pero no insalvable, como la presentación de una enmienda pero seguir con la negociación. Eso supondría que la CUP pueda seguir apretando al Govern hasta conseguir más avances y que, en el último momento, pueda retirar la enmienda para facilitar el trámite.

Los avances y los escollos

¿Y qué tipo de avances? El Govern aprobó la semana pasada el proyecto de presupuestos en el que se incluyen algunas demandas de la CUP acordadas en el pacto de investidura, pero no todas, y es por eso que los anticapitalistas han ido exigiendo que se materializaran, acompañadas siempre de un giro a la izquierda y una hoja de ruta independentista plasmada en las cuentas.

En los últimos días, el Govern ha ido incorporando nuevas medidas para seducir a la CUP, como que la Generalitat no destinará "ni un euro público" al proyecto del Hard Rock y a la candidatura de los Juegos Olímpicos de Invierno —hasta que se haya hecho la consulta—, iniciativas a las cuales los cuperos se han opuesto frontalmente desde el inicio.

Otro de los escollos que parece haberse salvado en las conversaciones es sobre la internalización del servicio del teléfono de emergencias 061, a la cual se ha comprometido el Govern, y la revisión del modelo de gestión del 112, incluyendo también una eventual internalización; aunque Govern y CUP difieren en la cantidad de dinero para Atención Primaria y a qué destinar el incremento de esta partida.

Las políticas de orden público han sido otro caballo de batalla: la CUP exigía retirar las acusaciones particulares de la Generalitat a manifestantes y aunque el Ejecutivo ha hecho algunos gestos, la CUP no los ve suficientes. También lamentan que no se haya suspendido la utilización de balas de foam por parte de los Mossos, como figuraba en el acuerdo de investidura.

Con respecto a la inversión en vivienda, los anticapitalistas exigían 1.000 millones de euros a los cuales se comprometió ERC en el acuerdo de investidura, pero la propuesta del Govern no llega a esta cifra y las cuentas prevén 750 millones para este ámbito; el Ejecutivo catalán tampoco ha aceptado sus propuestas sobre fiscalidad y redistribución de la riqueza.

Los cuperos sí que parecen estar satisfechos con las negociaciones en materia de educación, en las cuales se ha "avanzado bastante", y también celebran que se contemple un plan piloto para la Renta Básica Universal dotado con 4 millones de euros, y que haya un compromiso para desarrollar una energética pública.

En la imagen destacada, Pere Aragonès y Dolors Sabater / Europa Press