Destapan más negocios oscuros a la monarquía. Luis Alfonso de Borbón y su mujer, Margarita Vargas, abrieron una cuenta en el banco Credit Suisse en el 2007 donde llegaron a depositar más de 1,2 millones de euros, a nombre de la sociedad Layla Assets Corp. que se había constituido nueve días antes en Panamá. Así lo ha revelado el diario infoLibre en una macroinvestigación conjunta con medios de todo el mundo bajo el nombre 'Suisse Secrets'. Luis Alfonso, bisnieto del dictador Francisco Franco y presidente honorífico de su fundación. En reacción a este descubrimiento, un portavoz de Luis Alfonso ha respondido al medio citado que si bien estaba autorizado por el banco a acceder a los fondos, "nunca" utilizó la cuenta ni hizo "ningún movimiento", porque eran dinero de su mujer. Por otra parte, ha explicado que la sociedad era propiedad de su mujer y la creó su suegro, mano derecha del expresidente venezolano Hugo Chávez, con un sistema de testaferros. La cuenta se cerró en el 2017, ha asegurado al portavoz.

Cuenta en Suiza

La investigación "Suisse Secrets", similar a los Pandora Papers o en los Papeles de Panamá, ha filtrado los datos de unas 18.000 cuentas del banco Credit Suisse y ha destapado casos de clientes con vínculos en el mundo criminal. En el Estado, se ha destapado el caso de este aristócrata español. Según publica el medio citado, el portavoz del matrimonio ha asegurado que cerraron la cuenta siguiendo la recomendación del mismo banco porque la cantidad de dinero ingresado en aquel momento, en el 2017, "era muy pequeña". Según la versión de infoLibre, sin embargo, el fondo todavía tenía unos 1,1 millones de euros el verano del 2016. Con respecto a la sociedad, quedó disuelta en abril de 2021, tres años después de que fuera a la quiebra el banco del cual Luis Alfonso era directivo.

Secretos

La investigación, fruto de una colaboración entre 48 medios de todo el mundo, revela cómo el banco suizo aceptó hacer negocios con un grano número de 'clientes de alto riesgo' de todo el mundo, entre los cuales hay traficantes de personas, estafadores, dictadores y otros criminales que por alguna razón pasaron los controles del Credit Suisse. Los datos están vinculados además de 30.000 clientes de la entidad y han sido filtradas por un informador que consideraba "inmoral" el perfil de algunos de sus clientes. Por su parte, la entidad suiza ha negado rotundamente las alegaciones hechas a raíz de la investigación: "Los asuntos presentados son predominantemente históricos, en algunos casos que se remontan a la década de 1960, incluso en un momento en que las leyes, las prácticas y las expectativas de las instituciones financieras eran muy diferentes de donde se encuentran ahora", han defendido.