"Siempre dije que los Mossos cumplirían la ley". Albert Batlle, el director general de la Policía que se marchó porque se sentía incómodo ante el 1-O, hoy ha declarado como testigo en el Tribunal Supremo a petición de Vox.

La acusación popular quería hacerle decir que se marchó para no verse obligado a hacer que los Mossos se saltaran la ley. Pero Batlle no ha dado pie en ningún momento a esta tesis. Y ha reiterado que los Mossos tenían que cumplir la ley con él o sin él: "Cuando dimití, hice un comunicado manifestando mi convencimiento de que los Mossos seguirían al servicio de la ciudadanía".

Batlle ha defendido a los Mossos d'Esquadra y a su major, Josep Lluís Trapero, presentándolo como su hombre de confianza: "Yo propuse el nombramiento de Josep Lluís Trapero como major de los Mossos". Y ha reiterado que nunca se hubiera saltado la ley siguiendo la línea de la misma declaración que hizo el major: "Trapero no habría aceptado, de ninguna manera, cualquier intromisión política en el ejercicio de su cargo".

Y ha insistido en que "como director general de la Policía, siempre pretendía que se diera cumplimiento a las instrucciones de la fiscalía".

Lo que sí que ha admitido Albert Batlle es que lo dejó ante el cambio de conseller y porque no se sentía "cómodo". Batlle ha hablado de la "incomodidad personal de cómo podían evolucionar las cosas" y ha hablado de las posibles presiones que podría haber tenido él, poniéndose como pantalla delante de los Mossos, de los que ha dicho que siempre respetó sus decisiones operativas: "No tenía ninguna duda del comportamiento de los Mossos, otra cosa son las presiones que pudiera tener yo".

Batlle ha aprovechado para dejar claro, a preguntas de Xavier Melero, que "las pelotas de goma estaban retiradas" en el tiempo que él era director y que "las manifestaciones que organizaban ANC y Òmnium nunca tenían complicaciones con respecto al orden público".