El expresidente de la Generalitat Jordi Pujol se mantiene estable y bajo los efectos de la medicación sedante, a la espera de que a lo largo de este miércoles se le haga una prueba de imagen cerebral para evaluar las secuelas que le ha dejado el ictus que sufrió el lunes. El expresidente continúa ingresado a la Unidad de ictus del Hospital de Sant Pau en observación y su estado clínico no ha variado significativamente con respecto al del martes. Se prevé que siga ingresado toda esta semana por observación y para valorar la evolución de su estado neurológico. Pujol ingresó el lunes en las 17:00 horas en Urgencias de Sant Pau procedente del Hospital de Barcelona por un ictus isquémico. Los síntomas empezaron a las 11:00 horas del mismo día con un trastorno del lenguaje. Después de hacerle un TC craneal, se le hizo un tratamiento endovascular, con un cateterismo vía femoral para aspirar la obstrucción. Se observó un buen flujo de la arteria obstruida.

Los riesgos de la intervención

El expresidente Pujol ingresó el lunes en las urgencias del centro en torno a las cinco de la tarde por evaluación y tratamiento de un ictus. A su llegada - de acuerdo con al protocolo hospitalario -, se hizo un TC craneal que detectó la presencia de una obstrucción de un segmento intracraneal de la arteria cerebral. Después de valorar el caso de forma multidisciplinar, y dado que los síntomas persistían y estábamos dentro de las primeras ocho horas, de acuerdo con la familia se decidió hacer un tratamiento endovascular. Se realizó una trombectomia mecánica mediante cateterismo vía femoral. El procedimiento confirmó una obstrucción aguda de la arteria cerebral y se procedió a la extracción del trombo mediante aspiración. El procedimiento consiguió la recanalización del vaso con un buen flujo de la arteria obstruida.

El doctor Martí-Fàbrega tildó el procedimiento de "exitoso", remarcando que creen que Pujol podrá recuperar "todo o parte del déficit de lenguaje". Sin embargo también admitió que el procedimiento por el cual se optó tenía un cierto "riesgo", sobre todo por las posibles complicaciones en pacientes "frágiles". "El riesgo es la edad, pero cada vez hay más personas de 80 y 90 años con un buen estado funcional y cognitivo", recordó. De hecho, en un primero momentos estos tratamientos se limitaban, pero ahora se basan en una estimación "biológica". En el caso del expresidente se determinó – de acuerdo con la familia – que se encontraba en un buen estado. "Muchos enfermos de su edad no serían candidatos a hacerlo", concluyó.

¿Qué es un ictus isquémico?

Hay que diferenciar entre un ictus isquémico —que bloquea una arteria— y un ictus hemorrágico —que deriva de la ruptura de un vaso sanguíneo en el cerebro y provoca una hemorragia. Así pues, los síntomas principales de un ictus isquémico son la dificultad para hablar y articular las palabras; confusión; parálisis de la cara, brazo o pierna o entumecimiento de estas partes; problemas de visión; dificultades para caminar y mantenerse derecho o un dolor de cabeza agudo que también puede generar mareos que pueden derivar en la pérdida de equilibrio o de coordinación. El ictus isquémico es el accidente vascular cerebral más frecuente. Los vasos sanguíneos quedan bloqueados o bien se estrechan y hay una reducción considerable del flujo sanguíneo. Los motivos de este bloqueo de los vasos sanguíneos acostumbran a ser la acumulación de grasa u otros coágulos sanguíneos que se desplazan por la sangre hasta llegar a los vasos sanguíneos del cerebro, dando pie a la isquemia.