La política catalana parece haber vuelto a un callejón sin salida tres años después de que los hechos del otoño del 2017 hicieran saltar por los aires el normal funcionamiento autonómico. Y ahora, igual que en octubre del 17, es el Estado español quien vuelve a forzar el fin de la legislatura.

Después de que el TSJC condenara al president de la Generalitat, Quim Torra, a un año y medio de inhabilitación por no retirar a tiempo una pancarta que pedía la libertad de los presos políticos, es muy probable que el Tribunal Supremo ratifique la condena y haga efectiva, pues, la inhabilitación del jefe del Ejecutivo. ¿Pero qué pasará con el Govern y las elecciones una vez Torra ya no sea president?

Un Govern sin president

Si finalmente se hiciera efectiva la inhabilitación del president Torra, el Govern pasará automáticamente a estar en funciones y el actual vicepresident, Pere Aragonès, asumirá el cargo de la presidencia por "sustitución", tal y como queda estipulado a la ley de Presidència.

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El president Torra y el vicepresident Aragonès hablando en una sesión de control en el Parlament | Sergi Alcàzar

Sin embargo, este Govern sólo podrá gestionar el día a día, no pudiendo ejerciendo las funciones básicas y más importantes de un Ejecutivo. De hecho, la ley remarca que "tiene que limitar su actuación al despacho ordinario de los asuntos públicos, incluido el ejercicio de la potestad reglamentaria, y se tiene que abstener, a menos que lo justifiquen razones de urgencia o de interés general debidamente acreditadas, de adoptar cualquiera otra medida".

Es decir, el Govern no podrá aprobar los presupuestos después de meses de negociaciones y modificaciones a raíz de la pandemia de la Covid-19. Tampoco podrá presentar proyectos de ley al Parlament ni dictar decretos legislativos. Sí que podrá, sin embargo, dictar decretos ley "de conformidad con el procedimiento y en los supuestos que determinan el Estatuto y las leyes".

Un vicepresident con funciones de president

El otro gran quebradero de cabeza para los dos socios de Govern es las funciones de president que ejercerá el vicepresident Aragonès. Tanto JxCat como ERC han confirmado que llevan semanas de negociaciones para delimitar qué funciones asumirá el coordinador nacional de ERC y cuáles no.

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El vicepresident Aragonès asumirá algunas funciones de la presidencia | Ruben Moreno

La ley deja bien claro que "ni la suplencia ni la sustitución del president de la Generalitat permiten ejercer las atribuciones de una cuestión de confianza, la designación y el cese de los consellers o a la disolución anticipada de la legislatura". Es decir, Aragonès no podría convocar elecciones, una de las cuestiones fundamentales de este final abrupto de legislatura.

Un calendario electoral incierto

El otro grande incógnita de la posible inhabilitación de Torra es el calendario electoral. Si finalmente el presidente no convoca las elecciones antes de ser inhabilitado por el Alto Tribunal español, tal como ya ha reiterado en varias ocasiones, se entrará en un escenario insólito y absolutamente desconocido, dado que no existe ningún antecedente en la historia política de Catalunya.

Sin embargo, hay un procedimiento que guiará los próximos pasos que seguirá la política catalana. El Parlament de Catalunya tendrá constancia formal de la hipotética inhabilitación de Torra una vez esta sea publicada en el Diario Oficial de la Generalitat de Catalunya (DOGC). Así pues, y según han indicado desde la cámara catalana, ni la publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE) ni una posible comunicación directa del Supremo no servirían para que la cámara catalana tuviera constancia oficial del cese de Torra.

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Después de un primer plazo de 10 días, los grupos tendrán dos meses más para encontrar a un candidato | Sergi Alcàzar

Una vez esta inhabilitación esté publicada en el DOGC, se activará automáticamente un plazo de 10 días en qué el presidente del Parlament, Roger Torrent, iniciará una ronda de consultas con los líderes de todos los grupos parlamentarios para ver si hay un candidato que reúna las suficientes mayorías para ser investido. No está estipulado en ningún sitio si este 10 días tienen que ser hábiles o naturales.

Dado que los tres partidos independentistas ya han rechazado presentar a un nuevo candidato y es el único bloque que tiene la capacidad de conseguir una mayoría, se iniciará después el plazo de dos meses que están pensados para desencallar la situación y encontrar a un nuevo candidato.

Las potestades de Torrent

En una entrevista en Catalunya Ràdio, el mismo Torrent comentó que a pesar de no tener "en las manos el reloj de la investidura", sí que disponía de un pequeño margen para hacer que las elecciones acabaran celebrándose en domingo convocando un acto parlamentario 'simbólico' equivalente a una investidura fallida después de los primeros diez días. Sin embargo, eso no es ninguna obligación, sino que es una potestad del presidente de la cámara.

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El presidente del Parlament, Roger Torrent, tiene la potestad para convocar un pleno o no si el candidato no reúne los apoyos necesarios | Sergi Alcàzar

En caso de que la oposición presentara un candidato para hacer correr el reloj, como parece que podría hacer Ciudadanos con su presidente en Catalunya, Carlos Carrizosa, Torrent no tiene tampoco la obligación de convocar un pleno de investidura si el candidato no demuestra tener los apoyos necesarios.

Si la situación no ha cambiado una vez finalicen los dos meses que siguen el primer plazo de 10 días, el Parlament se disolverá automáticamente y se convocarán las elecciones al cabo de 54 días.

Nuevo choque entre JxCat y ERC

Esta situación ha vuelto a provocar fuertes discrepancias entre ERC y JxCat, ya que mientras los republicanos apuestan porque Torra convoque las elecciones mientras todavía sea president (y así ahorrarse los dos meses de plazo), los de Carles Puigdemont no quieren "hacerle el trabajo fácil" al Estado y optan para que sea el reglamento el que active automáticamente el procedimiento (situando la fecha electoral dentro de unos cuatro meses).

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Los presidentes de los grupos parlamentarios de JxCat y ERC, Albert Batet y Sergi Sabrià | Sergi Alcàzar

Por su parte, la CUP también opta porque el independentismo pacte la fecha electoral, pero no dan tanta prioridad a la inmediatez de los 54 días. De hecho, el mismo diputado Vidal Aragonès afirmaba en rueda de prensa que les importaba más el "qué" que el "cuándo".

La oposición, también dividida

A pesar de la división evidente y cada vez más enquistada del independentismo, la oposición tampoco muestra ningún síntoma de unidad, sino más bien lo contrario. Y es que si desde Cs se opta por presentar a un candidato para hacer correr el reloj y, de paso, promocionarse en un momento en que las encuestas les aseguran una pérdida de entre 15 y 20 diputados, tanto el PSC como los comuns prefieren la convocatoria automática de elecciones.

La misma líder de Catalunya En Comú Podem, Jéssica Albiach, recordaba la semana pasada que no hacía falta presentar a ningún candidato para hacer adelantar el reloj electoral. De hecho, acusó a Cs de querer utilizar el pleno de investidura fallido para hacer campaña.

El partido naranja también ha recibido hasta ahora las calabazas del PP a la hora de negociar una posible candidatura conjunta para las elecciones, a pesar de tener actualmente 32 diputados menos que el partido de Inés Arrimadas.