Imagen clave en un momento de alto voltaje a la política española. El president de la Generalitat, Salvador Illa, y el president en el exilio, Carles Puigdemont, se han reunido este martes en Bruselas en un despacho de la delegación de la Generalitat ante la UE. Esta era una imagen que Puigdemont ha reclamado desde la llegada del PSC al Govern, consciente de que comporta un reconocimiento de su figura en el exilio y una carga política que no pasa desapercibida en el Estado. No obstante, el político socialista se ha negado repetidamente al encuentro con el argumento que no era el momento. Después de casi 13 meses de gobierno del PSC, sin embargo, Illa y Puigdemont han acabado compartiendo sofás en un despacho de paredes blancas y sin banderas, escoltados por dos grandes plantas, justo en el momento en que la política española mantiene una dinámica de ignición que ni siquiera el paréntesis veraniego ha conseguido relajar.

La cita, que ha despertado una gran expectación mediática, estaba convocada para las 16,15 horas. Illa se ha presentado a las tres y veinte de la tarde a la delegación de la Generalitat. Puigdemont ha llegado cuando pasaban tres minutos de las cuatro. Una mujer que le esperaba en la calle le ha increpado. "Lo que usted ha hecho con los catalanes no tiene nombre", le ha abucheado antes de soltar un insulto. En la puerta ha recibido al president el jefe de protocolo del Govern, Óscar Saldaña, que le ha acompañado a la segunda planta del edificio donde se encuentra la delegación. Allí Puigdemont e Illa han protagonizado un primer apretón de manos ante la prensa, con ademán de sonrisa protocolaria. 

 

 

Acto seguido se han dirigido a un pequeño despacho donde se está celebrando la reunión. Sentados en dos sofás negros idénticos, Illa a la derecha y Puigdemont a su izquierda, y como testigos del encuentro dos grandes macetas con plantas y una mesa de cristal. Hasta el último detalle del encuentro ha sido pactado por los equipos de ambos presidents. En la sede de la Generalitat en Bruselas este martes incluso ha quedado discretamente arrinconada la bandera española que desde la llegada de Illa al Govern preside el acceso a la delegación y que hoy no era visible, como es habitual, en la planta baja de la entrada del edificio, donde la Generalitat dispone de una sala de exposiciones y de actos. Este espacio, que se puede contemplar desde la calle, hoy quedaba tapado por grandes plafones.

La reunión ha terminado a las 17.15 horas y los dos protagonistas se han marchado de la delegación por el parking del edificio, con lo cual han evitado hacer declaraciones ante los periodistas que esperaban en la entrada. El primero en marcharse ha sido Puigdemont que ha salido en el vehículo que lleva como matrícula 1-0-2017. Acto seguido ha salido Illa, que se ha dirigido al Parlamento Europeo para participar en la inauguración de la exposición sobre el Milenario de Montserrat que se abre este martes en la Eurocámara.

Posteriormente, Illa ha publicado un tuit en su cuenta de X celebrando que la reunió había sido un buen ejemplo de que el diálogo "es el motor de la democracia".

El encuentro se celebra después de que a finales de la semana pasada las delegaciones negociadoras de PSOE y Junts se reunieron en Ginebra sin conseguir resultados positivos, como ha avanzado ElNacional.cat. No obstante, el gobierno de Pedro Sánchez, asediado por los casos judiciales que persiguen al círculo más próximo al presidente español y al que hasta hace unos meses era el número dos del PSOE, Santos Cerdán, necesita cohesionar la precaria mayoría que lo sustenta en el Congreso ante la oposición feroz del PP.

Sánchez y el PSOE

En medio de este agitado contexto en el política estatal, la semana pasada Illa planteó a Puigdemont la propuesta de reunirse en Bruselas. Según explicó el propio president en una entrevista este lunes en Catalunya Ràdio, ahora sí "toca" este encuentro, con el cual quiere enviar un mensaje que el diálogo es el "motor primero" de la democracia.

Junts no esconde el convencimiento de que el ofrecimiento del president, que es también primer secretario del PSC y uno de los dirigentes socialistas más próximos al líder del PSOE, surge de la reflexión sobre la complejidad de la situación política en España, que este verano abordaron Sánchez y Illa durante las jornadas que compartieron al principio de agosto en la residencia oficial de La Mareta en Lanzarote, y en las cuales también estaba presente el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, que es el principal interlocutor del PSOE con Puigdemont en Ginebra.

Agravios acumulados

No es casual que fuentes del Gobierno señalaran la cita de hoy en Bruselas como una muestra de las posibilidades con que cuentan los presupuestos del Estado del próximo año de conseguir salir adelante. Al ser interrogado a respeto durante la entrevista que ofreció a TVE el lunes por la noche, Sánchez quiso desvincular este encuentro de la aprobación de las cuentas y la atribuyó al proceso de "normalización de la política y el diálogo" en Catalunya del cual hace bandera al PSC desde su llegada al Govern. "Me parece acertado, porque cuando uno mira adelante como lo hace la sociedad catalana y española, no podemos mirar atrás y no pensar que no hay ninguna lección que no podamos sacar del 2017", aseguró.

No obstante, desde Junts se reprocha que esta "normalización" que pregona Illa no existe en el momento en que el president de la Generalitat tiene que viajar a Bruselas para encontrarse con el jefe de la oposición. Precisamente, el discurso de la "normalización" es uno de los reproches que la formación de Puigdemont hace a Illa, al igual que el hecho de que haya tardado 13 meses en reunirse con el president en el exilio o el rechazo que expresó meses atrás a la aplicación de una amnistía a los líderes del procés. La cita, en opinión de Junts, llega "demasiado tarde" y con muchos agravios acumulados, lo cual hace prever un encuentro no especialmente cordial.

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