En virtud de la ley de memoria histórica se ha cambiado el nombre de calles y hasta de centros públicos ―como hospitales― que homenajeaban a militares golpistas. Uno de estos casos es el de capitán del Aire Carlos Haya, que fue piloto personal de Francisco Franco durante la Guerra Civil. En Madrid, por ejemplo, la calle que tenía dedicada se llama ahora, por obra del gobierno Carmena, calle del Poeta Maragall.

Con todo, y según adelanta El Confidencial Digital, este militar golpista ha estado recientemente honrado por el Colegio de Guardias Jóvenes de Valdemoro (Madrid), que ha aceptado como obsequio un cuadro que representa una acción protagonizada por Haya en la que se vieron implicados también agentes de este cuerpo militarizado que apoyaron a la insurrección fascista.

En este colegio estudian hijos de guardias civiles que también quieren acceder al cuerpo, y con ocasión de un acto festivo se hizo entrega del cuadro, que representa el suministro por vía aérea de comida ―pavos, en este caso― a un grupo de sublevados atrincherados en el Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza, en Andújar (Jaén) al inicio de la Guerra Civil.

Esta academia, pues, acepta cuadros en honor de un militar golpista aunque ha sido depurado por la ley de memoria histórica.