El conseller de Política Lingüística, Francesc Xavier Vila (Esplugues de Llobregat, 1966) ha firmado esta semana con partidos y sindicatos el Pacte Nacional per la Llengua. Lo ha hecho, sin embargo, sin el apoyo del principal partido de la oposición, Junts per Catalunya, y sin la firma de la CUP. Vila, conseller del Govern de Salvador Illa que ya formó parte del último ejecutivo de ERC, quita hierro a esta situación y defiende la necesidad de este Pacto, que pone en evidencias las deficiencias de la política lingüística llevada a término los últimos años por el Govern. Vila advierte que durante décadas se han aprobado normas y papeles, pero a la hora de la verdad no se han llevado en la práctica. El pacto repasa todos los ámbitos, desde la necesidad de garantizar que el catalán sea siempre la lengua de uso normal del Govern en la relación con los ciudadanos, hasta propuestas para incorporar el catalán en los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado presentes en Catalunya o la necesidad que los estudiantes del resto del Estado que cursan los grados de salud en universidades catalanas (un 45% de los estudiantes de medicina) estén obligados a superar las competencias en catalán.

¿Cómo puede ser que el catalán esté en una situación tan alarmante?
La situación del catalán es compleja, es delicada, pero, sin embargo, es reversible. Con el Pacte Nacional per la Llengua hemos hecho un análisis de por qué estamos en esta situación. Hay factores políticos y legales. El catalán todavía no es plenamente oficial ni de iure ni de facto y eso pesa. En segundo lugar, hay factores socioeconómicos, con consecuencias demográficas. En nuestro país tenemos una natalidad muy débil y una inmigración muy potente. Hay también factores de tipo tecnológico y factores culturales. La globalización ha cambiado valores, la idea de movilidad, de transitoriedad, tiene un valor importante y perjudica a otros como, por ejemplo, el arraigo, la comunidad, el sentirse parte de un lugar. Eso tiene consecuencias en la valoración de las lenguas locales, como el catalán. Y el último gran factor es que en Catalunya hemos hecho políticas lingüísticas, sería absurdo negarlo, pero es un dato empírico que no han sido suficientes.
Cuando usted llegó a la Secretaría General de Política Lingüística, el año 2022, ya dijo que la situación era compleja pero reversible. No obstante, este mes de febrero los datos de la encuesta de usos lingüísticos son todavía más alarmantes, los hablantes habituales de catalán son un 32,6%. ¿Qué está pasando? ¿Cómo se puede revertir eso?
Estamos hablando de cuestiones estructurales. Ahora mismo estamos en un proceso de cambio demográfico casi sin precedentes a lo largo de la historia, que presiona fuertemente sobre la evolución de la lengua. Pero la encuesta de la EULP demuestra que el catalán, sobre todo en el último quinquenio, ha aumentado de una media de 50.000 conocedores y 25.000 usuarios cada año. Por lo tanto, hemos ganado hablantes. Pero si el número de personas que han llegado es superior al crecimiento de hablantes, porcentualmente se baja. Se tiene que crecer más en hablantes, conocedores y usuarios que en crecimiento global de la población. Eso es lento.
Los países receptores de inmigración están yendo en la dirección de entender que la integración social también implica la integración lingüística
Una de las cosas que han negociado Junts per Catalunya con el Gobierno es la delegación de competencias en inmigración y proponen que se tenga que acreditar el conocimiento de la lengua para obtener un permiso de residencia. ¿Cómo lo valoran?
En parte ya es así. Hay una serie de supuestos en que se tiene que acreditar un número de horas o un nivel A1 de catalán. En casos como el del reagrupamiento familiar no es así. Globalmente, los países receptores de inmigración están yendo en la dirección de entender que el proceso de aprendizaje de la lengua tiene que ser progresivo desde el momento que se llega y que la integración social también implica la integración lingüística.

El Pacto Nacional plantea toda una serie de ámbitos de actuación, el primero hace referencia a las instituciones de administración de la Generalitat, y el objetivo es "garantizar que el catalán es siempre la lengua de uso institucional y corporativo normal del Govern". ¿No lo es ya?
Nadie dice que no lo es.
¿Garantizar que lo sea quiere decir que no lo es del todo, si no, no habría que subrayarlo, no?
No. Eso es una declaración de principios en que se quiere recordar que en un régimen de tres lenguas oficiales, como el que tenemos en Catalunya, las instituciones tienen que ser modélicas y tractor de los cambios lingüísticos.
La actuación de los miembros del Govern, desde que están en el Govern, es de un apoyo muy incondicional al uso de la lengua
El presidente de Plataforma per la Llengua ha criticado que hay miembros del Govern que, según él, cuando van al Baix Llobregat hablan en castellano. Se apuntó el caso del president de la Generalitat, Salvador Illa, y alguna intervención en el Parlament.
Dijo una frase, creo, de tres palabras en respuesta a una intervención del líder del PP, que lo chinchó. Fuera de eso, la actuación de los miembros del Govern, desde que están en el Govern, que es lo que yo creo que se puede evaluar, es de un apoyo muy incondicional al uso de la lengua y, además, se tendría que valorar en la justa medida que tiene eso. En muchos territorios de Catalunya, donde como consecuencia de los cambios demográficos del siglo XX, el castellano ha pasado a ser la lengua que se oye más por la calle, los mejores embajadores para hacer que el catalán vuelva a arraigar y vuelva a tener una presencia social son precisamente personas venidas de estos lugares; y en el Govern actual de Catalunya hay gente que se expresa con absoluta normalidad y de forma muy habitual en catalán, que proviene de localidades donde la lengua predominante es el castellano. El catalán tiene que ser lengua compartida por todo el mundo.
Por lo tanto, lo que tienen que hacer los miembros del Govern es hablar catalán en todo momento y en todas circunstancias cuando se comunican con la sociedad catalana, según dice el documento.
A principios de legislatura ya comentamos incluso al Parlamento que en los usos lingüísticos se hace una diferencia básica entre lo que es hablar para la propia sociedad o hablar hacia fuera. En el primer caso, la lengua básica siempre es el catalán. En un encuentro con líderes internacionales o un encuentro dirigido en el exterior, normalmente se combina el catalán más por funciones simbólicas, en este caso y después se utilizan otras lenguas.
Sin embargo, cuando se dirige a la sociedad catalana...
La lengua de funcionamiento básica de las instituciones y de los representantes de Catalunya es el catalán. Eso es así.
¿En ruedas de prensa la portavoz del Govern tendría que responder preguntas en castellano como sucede ahora?
Esta práctica que hace mucho tiempo que se produce responde en buena medida a eso. Una cosa es dirigirse a los medios de Catalunya, otra cosa es dirigirse a los medios de fuera. Aquí cada representante del Govern decide en el caso concreto si es pertinente.
Hacen falta acuerdos políticos para que también Policía Nacional y Guardia Civil incorporen la oficialidad del catalán, eso quiere decir también formación y procesos de selección
El Pacte también habla de conseguir que la administración general del Estado asuma la oficialidad plena del catalán en sus relaciones con la ciudadanía de Catalunya y señala un punto en concreto que son los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, es decir, Policía Nacional y Guardia Civil, desplegadas en Catalunya, cuestiones que no dependen tanto de hacer inversión, sino de voluntad política. ¿Qué piensan hacer en este sentido?
Aquí tiene que haber acuerdos políticos con el fin de hacer que también los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado cada vez incorporen más la oficialidad. Y eso quiere decir también formación para el personal que llevan de fuera, procesos de selección... El Estado español se creó sobre la base o el régimen de una única lengua oficial, en la medida en que vaya asumiendo su plurilingüismo, quiere decir que tiene que haber cambios de este tipo.
En el texto hay algunos reproches al Estado. Se le recrimina el poco reconocimiento al catalán o que históricamente no lo haya protegido. ¿Qué se le pide al Gobierno desde la Generalitat en la defensa de la lengua?
El Gobierno ha dado pasos y dará más en el sentido de reconocer la pluralidad lingüística constitutiva del Estado. Hay gestiones que antes eran territorializadas y se podían hacer en catalán aquí y que ahora se tienen que hacer a distancia. La manera de resolver eso es que las páginas estén en las diferentes lenguas oficiales, de manera que tú, desde tu casa, donde el catalán es oficial, entres a la página web que está ubicada en Madrid o en La Coruña, y puedas funcionar en el régimen de oficialidad del lugar donde vives. Tenemos que ir en esta dirección: catalán de iure y de facto en todos lados.
¿En el capítulo sobre mercado y consumo, se propone que se cumpla la obligación del etiquetado, rotulación, manuales atención al cliente, e incluso aplicar las sanciones del Código de Consumo?
En política lingüística y probablemente en cualquier aspecto tiene que haber una regulación, que implica tomar decisiones que tienen que llegar hasta el final y, si conviene que haya sanciones, tiene que haber. Pero también se tienen que tener muy en cuenta la interlocución con el sector. Porque si lo haces es bastante más fácil que entiendas cuáles son las dificultades que hay y avanzar. Las varitas mágicas no existen. Y la prueba es que hace décadas, décadas, que hemos ido aprobando papeles, pero después nos olvidamos de llevarlos a la práctica. Ahora hablamos con el sector y miramos como se puede avanzar. Porque a menudo lo que necesitamos es establecer procesos a fin de que aquello que de entrada no se hacía se vaya haciendo. Si no regulas, interlocutas y facilitas terminas atascado en las primeras fases y diría que es lo que nos ha pasado en muchos casos durante años.
En 2024 hubo el número más alto de inspecciones que se han hecho nunca en la historia y también de sanciones
¿Y las sanciones?
En 2024 hubo el número máximo de inspecciones que se han hecho nunca a la historia y también de sanciones. La Agència Catalana de Consum sigue trabajando, incorpora la supervisión también de la legislación lingüística, pero claro está, no se hace todo de un día para otro.
Lo pregunto porque en Barcelona es muy habitual entrar en una tienda y que sea imposible que recibir atención en catalán o, directamente digan que no te entienden. Por no hablar de la rotulación...
El paisaje lingüístico de nuestras ciudades ha cambiado a lo largo de la última década por varios factores. Hemos constatado a lo largo de los tres últimos años el enorme desconocimiento que había sobre esta normativa por parte de empresas tanto locales como multinacionales. Estamos preparando una campaña informativa para que todo el mundo sepa cuáles son los derechos y deberes en el mundo comercial, pero también campañas informativas y formativas, comercio a comercio, que nos permitirán hacer una evaluación de la situación. Normalmente, una vez que la gente está informada, corrige los errores.

En el ámbito de la salud, las cifras son sorprendentes. Solo el 29% de los médicos colegiados en Barcelona en 2022 eran nacidos en Catalunya, el 54% eran nacidos en el extranjero. Y en la universidad, solo el 50% de los alumnos que estudian Medicina son nacidos aquí, un 45% son del resto del Estado. ¿Si la universidad cumpliera el criterio de que el catalán fuera la lengua habitual, facilitaría que los médicos que salen sean capaces de atender en catalán a los pacientes, no?
Este análisis es fruto del pacto. Cuando nadie hablaba de la lengua en la salud, desde Política Lingüística y el Consorci per a la Normalització elaboramos materiales específicos de formación para los médicos. Vamos a factores estructurales, no solo a solucionar lo más urgente, que es dotar de competencias lingüísticas al personal sanitario, sino también a analizar por qué no tenemos médicos que hablen catalán. Pues porque no todo el mundo que estudia en las facultades acaba sabiendo catalán. Por eso hemos introducido los grados lingüísticamente estratégicos, entre los cuales hay los de Salud, que son aquellos que sabemos como país que necesitamos que todos sus estudiantes acaben dominando la lengua. Por ejemplo, en los de Salud tendrían que acabar teniendo un nivel C-1. Eso pide que el Govern, las universidades, que tienen autonomía universitaria, cambien toda una serie de cosas, pero la dirección la hemos marcado.
Quién venga a estudiar Medicina a Catalunya tiene que tener competencias en catalán
¿Por lo tanto los estudiantes que vengan a Catalunya a estudiar este tipo de grados tendrán que aprender catalán?
Este es un proceso que queremos que se vaya asumiendo al conjunto de las universidades, pero sí. Que quien venga a estudiar en Catalunya un grado largo, como es Medicina, sepa que entre las competencias que tiene que tener está el catalán, yo creo que es bastante lógico. Si no, nos encontramos con esta paradoja. Si hay una gran cantidad de gente que viene y después se va, tienes que volver a empezar de cero la formación lingüística.
La década pasada la política lingüística tuvo una presencia limitada. La única manera de superar las dinámicas negativas es mirar la realidad en la cara
Ahora usted decía, se aprueban leyes, códigos, normativas, pero no se aplican. ¿Qué pasa? ¿Se han aprobado de cara a la galería, y no se han atrevido después a aplicarlas? ¿Cuál es el problema?
Hay varios factores. Por una parte, la capacidad coercitiva. Después hay factores históricos. La década pasada la política lingüística tuvo una presencia limitada. Y no me gusta mucho mirar atrás, prefiero mirar adelante, pero es un hecho evidente que hace cinco años no se hablaba de política lingüística. Y fue desde el momento en que con el Govern anterior se propone hacer el Pacte Nacional per la Llengua, que afloró. Y este es un aspecto beneficioso del acuerdo, porque hemos estado trabajando con partidos, con entidades, y con el proceso participativo más importante de la historia. Yo recuerdo que hasta el 2021 la escuela funcionaba perfectamente. Todo el mundo decía que la escuela era el mejor modelo, que en la escuela todo funcionaba en catalán. En el 2021 salimos y dijimos que las cifras eran diferentes de este relato. Y eso fue un acto consciente, la única manera de superar las dinámicas negativas que tenemos es justamente mirar la realidad en la cara. Es diversa, compleja y delicada, y, sin embargo, reversible, si trabajamos.
La formación del profesorado desde los 2000 en gestión de situaciones multilingües y la formación estrictamente de catalán es limitada, por decirlo de alguna manera
De hecho, hace tiempo que se explica que, en realidad, la inmersión ya no se aplica. ¿Qué ha pasado?Más que mirar atrás, me gusta mirar adelante, pero en todo caso la explicación es bastante sencilla. Hacia los años 90 se decidió que ya habíamos normalizado la escuela, que, en todo caso, lo que había que hacer, a principios de los 2000, era recibir; y fue cuando se crearon las aulas de acogida, los planes de entorno, etcétera, porque solo había que recibir a los niños que venían de fuera porque todo estaba resuelto. Eso tuvo muchas consecuencias. Por ejemplo, que en las facultades la formación en gestión de situaciones multilingües en el aula decayó. Incluso la formación estrictamente de lengua catalana decayó. Como mínimo, desde los años 2000, la formación en estos temas en las facultades o en el máster de secundaria es limitada, por decirlo de alguna manera. Eso quiere decir que los profesionales que hemos ido formando a lo largo de mucho tiempo tienen unos conocimientos limitados de qué significa actuar de esta manera en una escuela como la nuestra. Y eso ha repercutido en un cuerpo de docentes menos preparados desde este punto de vista, porque, repito, como todo ya funcionaba, no había que preocuparse. Ahora tenemos unos centros educativos donde, por una parte, ha habido menos preparación. Además, y eso también es muy importante, la escuela de los años 80 y la escuela actual han cambiado, por muchos motivos, demográficamente, eso es evidente; la exposición a la lengua de todo el mundo es diferente y eso está teniendo un impacto. Tenemos nuevos retos y nos tenemos que poner a trabajar.
Cuando el TC se pronuncie sobre el 25% de castellano, el Govern reunirá los partidos y entidades para tomar una decisión, como dice el Pacto
hora, además, en este caso, hay un elemento externo, que es que estamos esperando la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la imposición del 25% de castellano a las aulas. ¿Qué hará el Govern en caso de que el Tribunal Constitucional avale esta imposición?
Siempre hemos dicho que el Govern no especula con sentencias. El Tribunal Constitucional, entre otras cosas, no solo tomará decisiones pensando en Catalunya, tiene que hacerlo pensando en el conjunto del Estado, donde hay modelos lingüísticos muy diferentes. El Govern trabaja para responder a las situaciones. El punto 9.1 de las medidas es que el catalán es la lengua vehicular de uso normal al sistema educativo y de acogida del alumnado recién llegado. Y el punto 9.4 dice que cualquier modificación eventual de este modelo se tiene que tomar de forma consensuada con las entidades y los partidos. Por lo tanto, pase lo que pase el Govern que está trabajando evidentemente por mejorar el sistema, no nos podemos quedar solo pendientes de eso. Si hay que tomar decisiones sobre esta cuestión, evidentemente que reunirá a los actores diferentes, los partidos, las entidades para tomar una decisión, como dice el pacto que se ha firmado de forma consensuada.

¿Por lo tanto, el Govern tiene escenarios previstos en caso de que haya una decisión del Constitucional que avale la imposición del 25% de la castellana?
Intentamos trabajar con previsión de cómo evolucionaremos y hay varias variables que tenemos presentes. Sí, evidentemente que trabajamos, solo faltaría...
¿Hay una posibilidad de respuesta a esta decisión o es acatar la sentencia?
El Govern lo que ha hecho es trabajar. Pero vuelvo a decirlo: yo ni especulo ni pienso entrar a decir qué haría si pasara una cosa que no tengo la bola de cristal actualizada y por lo tanto no puedo saber qué pasará.
El papel que tienen los partidos al Pacte Nacional per la Llengua es importante, pero no son el único actor
Destaca que el proceso para elaborar el pacto ha sido muy participativo, pero solo hay tres partidos de ocho del Parlament que lo han firmado. ¿Eso le quita autoridad? ¿Cree que el no de Junts y la CUP está justificado?Cuanto más seamos, más fuerza tendrá. Eso es de sentido común. El papel que tienen los partidos es importante, pero no son el único actor. Una de las modificaciones importantes que introduce el pacto es poner mucho énfasis en el mundo laboral y en el mundo de la empresa. Tiene el apoyo de sindicatos, patronal, tercer sector... y estamos recibiendo más peticiones de firmar, que evidentemente se atenderán. Con respecto a la posición de los dos partidos, hemos trabajado con ellos hasta hace poco. Con la CUP lo habíamos consensuado todo hasta hace un mes, que nos anunciaron que ellos entendían que el pacto tenía que reflejar más el conflicto entre Catalunya y España y que, si no lo hacía, aprobaban todas las medidas, pero no lo podían firmar. Y por lo que respeta a Junts, no han dicho que no al pacto. Habían trabajado con nosotros el redactado, las medidas, sus enmiendas han sido aceptadas... Lo que nos dicen es: "Querríamos esperar más, a que la sentencia del Tribunal Constitucional, y que el catalán sea oficial en la UE y entonces quizás podremos firmar o renegociar alguna cosa". Yo pienso que dejar la decisión sobre el pacto en manos de lo que digan los gobiernos de Italia, Rumania, Bulgaria, Alemania, Estonia... no es prudente. La lengua va a contrarreloj y debíamos empezar a trabajar.
¿Cree que la respuesta que el Govern dará a la sentencia del Tribunal Constitucional facilitará que Junts entre en este consenso?
Nos encontraremos quizás en situación incluso un poco cómica, en qué nos reuniremos los que hemos firmado el pacto para preparar la respuesta y les diremos "venid, venid, que también lo tenemos que consensuar". Pero vaya, yo creo que sí.
¿Cree que la respuesta que preparan facilitará que se sumen?
Yo quiero pensar que sí. Ya lo veremos.