El juzgado de vigilancia penitenciaria ha avalado el régimen de semilibertad que la Generalitat concedió el pasado mes de julio a la expresidenta del Parlament Carme Forcadell y a la exconsellera de Treball Dolors Bassa.

En los dos autos, el titular del juzgado de vigilancia número 1 de Barcelona ha acordado desestimar los recursos de la Fiscalía contra el tercer grado concedido a ambas condenadas por el procés, que, a diferencia de los hombres presos en Lledoners, han seguido disfrutando del régimen abierto porque la justicia descartó suspenderlo.

Pero la decisión todavía se puede recurrir ante el mismo juzgado de vigilancia o, directamente, ante el Tribunal Supremo, que tiene todavía sobre la mesa los recursos de la Fiscalía contra el tercer grado que la Generalitat concedió a los nueve líderes independentistas presos en Lledoners.

Carme Forcadell

El juez dice en su resolución que Carme Forcadell tiene "una actitud favorable de autocrítica, de adecuada resolución de problemas y presencia de recursos cognitivos ante los conflictos, siguiendo el tratamiento con óptima implicación y análisis e identificación de los riesgos y del comportamiento pasado, reconociendo los elementos precipitadores de la conducta analizada, y con estrategias cognitivas alternativas".

Asimismo, destaca "niveles bajos en los factores de riesgo, buena empatía y óptima estabilidad" y su actual ocupación alejado de la política en una "actividad de gestión en entidad de actividad comunitaria por entorno social vulnerable, además del normal acercamiento al entorno familiar, sin proyecto de efectividad en la vía política".

El juez dice que, examinado todo el conjunto de condiciones, "no se deducen factores obstaculizantes al cumplimiento vital de Carme Forcadell Lluís en el contexto de semilibertad, ante el buen desarrollo de las tareas de tratamiento acordes el plan de trabajo propio de sus condiciones, y del fin buscado en el cumplimiento penitenciario".

Acto en el Parlament de Catalunya - Sergi Alcàzar

Dolors Bassa

El juez mantiene el tercer grado de Dolors Bassa porque, dice en su escrito, ha asumido "las consecuencias de los propios actos, así como, sin renunciar a la ideología, materia no punible obviamente, exhibe recursos adecuados para abordar alternativas diferentes a los hechos de sentencia".

Asegura que tiene "niveles bajos de riesgo en todos los apartados, exhibiendo un efecto intimidatorio de la pena, influyente en el factor de prevención especial, e igualmente hay observancia de una modificación positiva de los factores relacionados con la actividad punible que se manifiesta en la conducta global".

Añade que Dolors Bassa no "manifiesta ninguna intención de retornar a la esfera política, con planes de futuro en el rango laboral, hasta el objetivo pensionista de jubilación, no lejano, cuidado materno y vida familiar".