La elocuencia en el discurso de Alejandro Fernández continúa igual que en los debates electorales previos al 14 de febrero. Al ahora líder del Partido Popular catalán, le gusta interactuar con su público y se siente cómodo cada vez que le toca hablar.

Más allá del discurso, es decir el contenido, Fernández destaca por las maneras, el cómo. Hoy, en su turno de palabra en el segundo debate de investidura se ha dirigido directamente a dos candidatos: Pere Aragonès y Salvador Illa. Para el republicano es a quien le ha dedicado más minutos y de quien ha lamentado que "tenga miedo de que le digan botilfer".

"Ya le están diciendo botifler"

Tirando de la experiencia que asegura acumular, Fernández le ha dado un consejo a Aragonès: "Ya le están diciendo botilfer, quizás le iría bien una temporada en el PP catalán para digerir las críticas, parece mentira que tenga que venir yo a decirle". Por críticas, el diputado popular se refiere a las que le pueden caer de Waterloo" y le ha pedido que rompa con "el cordón umbilical" que lo liga al president Carles Puigdemont. En la búsqueda para encontrar una confrontación entre Junts y ERC, Fernández asegura que los primeros pretenden "humillar de forma sistemática" Aragonès desde un "ente que no tiene legitimidad para dirigir la política catalana". Aragonès le ha recordado que "no tiene complejos" y se siente muy tranquilo.

 

Fernández se sentía tan pletórico que incluso ha declarado que ha estado "brillante" en su turno de palabra y ha invitado a los diputados, desde sus escaños, a "aplaudir si les apetecía" su intervención. Tirando de pandemia, el Partido Popular pide que los independentistas se centren en el coronavirus y los datos, que en las últimas horas han subido, y se saquen de encima "el problema de Waterloo y el millón de euros que reclaman para seguir regando su estructura". Fernández, se ha inspirado en frases del tertuliano Salvador Sostres para definir la casa de Puigdemont como una 'Maniac Maison' que "tiene un aspecto friki y fantasmagórico".

"Illa mentiroso"

Al socialista Salvador Illa, de quien Fernández ve la rivalidad directa, también le ha dedicado la parte final de su discurso: "Miente como un bellaco, había dicho que nunca negociaría un gobierno con Esquerrra. No tiene derecho a mentir sistemáticamente y engañar a los catalanes de buena fe". Y considera que la estrategia del PSC es una "operación de marketing que no soluciona las cuestiones" de fondo. Por eso, ha concluido: "Ni efecta Illa, ni mesa de diálogo, ni distensión. Tan sólo arrogancia".