Alberto Núñez Feijóo ha vuelto a Barcelona. Y lo ha aprovechado, una vez más, para cargar contra el procés y el movimiento independentista. Ya lo hizo hace unas semanas cuando era todavía candidato a presidir el Partido Popular. Este viernes, lo ha hecho en su primer acto oficial al territorio, pero este hecho no ha cambiado su retórica. Solo empezar, ha querido hacer clara su posición, rechazando la distinción entre el Estado y las comunidades autónomas. "Referirse a las dos de manera contrastada es una manera equívoca de hablar. La comunidad autónoma es el Estado. Sin las comunidades autónomas, el Estado sería una carcasa vacía". En esta línea, también ha querido reivindicar que la política autonómica es también nacional. "La España de las autonomías es un feliz encuentro de ideas y aspiraciones, una fórmula que es plenamente vigente".

Este discurso sobre el carácter positivo y la buena sintonía que desea entre las diferentes entidades territoriales ha sido evidente, y ha contrastado con la retórica que utilizaba hace sólo unos meses su predecesor al frente del Partido Popular. Pablo Casado se hizo notorio por su belicismo con el Gobierno, pero también con el independentismo en sus viajes a Catalunya. Ante esto, las palabras de Feijóo han destacado por su contraste. Ahora bien, no ha podido evitar referirse con dureza contra el movimiento independentista. Muy pronto, ya ha lamentado que en los últimos años ha reinado "el conflicto y la trinchera en España". Por si había dudas que en esta expresión incluía Catalunya, lo ha hecho explícito. Delante de los asistentes a su discurso en el Círculo de Economía en Barcelona, ha recordado los hechos recientes: "Ustedes lo han sufrido durante muchos años".

Y ha seguido en esta deriva crítica. "El procés ha sido un pésimo negocio: ha dejado de gobernar para todos para hacerlo en favor de unos intereses, por un objetivo que los secesionistas saben que es imposible", ha avisado. "Eso solo puede generar parálisis y frustración". Incluso ha comprado el relato que relaciona al independentismo con el entorno del Kremlin ruso, lamentando que el procés ha pasado de ser "un instrumento liberador en una pieza para subyugar las potencias democráticas a una fuerza autocrática". Ante esto, Feijóo ha apostado por reaccionar y convertir el territorio en una pieza clave de España. "Catalunya no puede quedarse atrás. Es importante hablar menos de política y más de economía, hace falta desconectar menos y reconectar más". Así, ha reivindicado la capacidad emprendedora de la sociedad catalana, en un evidente intento para ganarse lo estima de los oyentes. "Es la Catalunya en que creo. Es lo que ofrezco y por lo que trabajaré".

Duro con el Gobierno

No ha habido nombres mencionados. No se ha referido al presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, para los independentistas: Feijóo no ha querido lanzar ataques personales. Tampoco lo ha hecho para referirse al ejecutivo central. Sin embargo, a pesar de no mencionar el nombre del mandatario español, ha quedado claro su rechazo al gobierno de Pedro Sánchez. Por una parte, ha querido criticar las "tensiones partidistas" que se están viviendo actualmente entre el PSOE y Unidas Podemos en el marco del gobierno de coalición, cosa que ha considerado "muy preocupante". "Es lamentable la división interna", ha dicho, y ha acusado al ejecutivo de poner en marcha una "política ilusoria" que niega las dificultades en liderar el país. "La realidad económica de España no tiene que ver con la irrealidad con que el gobierno quiere que vemos las cosas", ha avisado.

No solo eso, sino que también ha cargado contra los datos económicos actuales, con una "inflación desbocada, a pesar de los avisos que ahora todo está bajo control"; también el encarecimiento de los precios; la reducción de las expectativas de crecimiento; y el incremento de la deuda pública. Para contrastar con eso, el nuevo presidente del PP ha querido compartir su plan de futuro para España, que se alza alrededor de cuatro cuestiones centrales: racionalizar el gasto del Estado, reducir los impuestos, rediseñar la ejecución de los Fondos Next Generation, y poner en marcha reformas estructurales para reactivar la economía. Sin embargo, a pesar de las críticas, ha abierto la puerta a negociar cuestiones claves con el PSOE. "La mayoría de ciudadanos no entienden por qué los grandes partidos no hablamos las cosas. No ha sido posible ponernos de acuerdo, pero lo seguiremos intentando".

Ofrecimiento a los votantes de Vox

Antes de acabar su intervención, Feijóo también se ha referido a la relación de su Partido Popular con Vox, después de que las dos formaciones hayan llegado a un gobierno de coalición en Castilla y León, una apuesta que podría repetirse pronto en otras comunidades autónomas. A pesar de esta condición, ha querido destacar la necesidad de atraer a los votantes de la ultraderecha a su partido, recordando que Vox nació como una escisión de los populares que ahora se ha distanciado en algunos puntos como el europeísmo o la España de las autonomías. "Hay muchos partidos que hacen oposición en el Congreso de los Diputados. Sobra oposición y falta una alternativa, y nosotros somos una alternativa contrastada", ha explicado. "Intentaremos recuperar a aquellos votantes", ha avisado.