Cuatro décadas después de su muerte en la cama, el dictador ha salido al fin del mausoleo. Era la gran promesa de Pedro Sánchez y más de un año después lo ha conseguido ejecutar. También se había prometido que se haría con la máxima discreción posible, pero eso es otra historia. Para cubrir la exhumación de Francisco Franco del Valle de los Caídos, y su traslado al cementerio de El Pardo-Mingorrubio, se han acreditado unos 500 profesionales de 150 medios, más de un tercio internacionales. La televisión pública ha ofrecido señal gratuita, en directo e ininterrumpida a todo el mundo. España estaba cerrando una de sus muchas heridas, y lo ha hecho con un macroespectáculo con puntos de surrealismo y grotesco. Por momentos ha parecido un funeral de Estado. Ningún tirano ha recibido ese trato en Europa. "Una película de Berlanga", coincidían la mayoría de presentes.

Pocos minutos después de las nueve de la mañana han empezado a llegar las autoridades al Valle de los Caídos, con la ministra Dolores Delgado actuando como notaria mayor del Reino. Los 22 familiares de Franco han llegado en tres minibuses (el nieto Francis Franco ha salido de casa con una bandera franquista). Un coche ha hecho sonar El novio de la muerte a todo volumen. Paralelamente, en Mingorrubio llegaban una docena de coronas de flores, todas con la bandera española, llegadas de todo el Estado. "Valencia conn el generalísimo" o "Barcelona con Franco siempre", se leía. Algunos de los trabajadores que las llevaban iban vestidos con camisetas de la Infantería española. Después ha llegado el sacerdote Tejero, hijo del golpista del 23-F, unas horas antes de cooficiar la misa con el prior Cantera, del Valle de los Caídos.

Los manifestantes franquistas, en torno a medio millar, que se han querido acercar al cementerio se han quedado a unos 300 metros. Allí la Policía Nacional les ha cerrado el paso. Y se han quedado con sus banderas españolas (constitucionales y no constitucionales), sus banderas de Falange y sus "Franco, Franco," "Sánchez traidor" y "Arriba España". Como era de esperar, han entonado el Cara al sol. Cuando ya se reunían muchos, ha aparecido una sorpresa: el golpista Antonio Tejero, que ha acabado de animar a las masas. La policía le ha acabado invitando a marcharse. Su intención era acceder al cementerio.

Ya con el espacio aéreo cerrado, cuatro minutos antes de las once de la mañana, ha empezado oficialmente la exhumación dentro de la basílica del Valle de los Caídos. A las 11:44 se ha levantado la losa de 1.500 kilos "sin incidencias". A las 11:50 el coche fúnebre ya ha salido del cementerio escoltado por seis vehículos policiales y de protocolo. A las 12:10 los operarios han asegurado el ataúd para su extracción de la fosa. El féretro original de 1975 presentaba daños, pero la familia decide que no se toca. A las 12:36, el prior Cantera le ha bendecido por petición de la familia, aceptada por Moncloa. A las 12:48 nietos del dictador se han cargado el muerto a los hombros y han ido del altar mayor hasta la explanada. A las 12:54 han salido por la puerta de la basílica, ofreciendo las primeras imágenes al mundo. Efectivamente el ataúd estaba visiblemente dañado. No se han permitido honores de Estado: ninguna bandera. Sólo una cruz de San Fernando como enseña familiar. Eso sí, una vez en el coche fúnebre, los familiares han gritado un sonoro "Viva Franco" ante la estupefacción de las autoridades presentes.

Justamente con la bandera "preconstitucional" que llevaba el nieto Francis Franco ha habido polémica. No les han permitido entrar con la enseña en la basílica del Valle de los Caídos y la han tenido que dejar a la entrada. "Los agentes de la autoridad lo ha colocado en uno de los coches que trasladaba la familia", explican fuentes de la Moncloa.

El dictador ha salido de su mausoleo en un helicóptero Super Puma del Ejército del Aire a las 13:40. El traslado ha durado unos diez minutos. El lugar donde le han llevado, el cementerio de Mingorrubio, cerca de su Palacio del Pardo, tampoco es un lugar liberado de simbolismo. Allí hay enterradas las grandes familias del franquismo e incluso otro dictador, el dominicano Rafael Leónidas Trujillo. También su esposa Carmen Polo. Para llegar al cementerio el helicóptero ha aterrizado en el próximo campo de tiro de la Guardia Real, donde le ha recogido otro coche fúnebre. Al panteón familiar ha llegado a las 14:40.

Puertas adentro del cementerio, todo era íntimo y familiar. Sin embargo, sí se sabe que el prior del Valle de los Caídos y el hijo del golpista Tejero, que es sacerdote, han sido los elegidos para oficiar una misa en honor al dictador. A diferencia de la basílica, el Gobierno no podía restringir ningún tipo de símbolo en el panteón familiar. El nieto Francis Franco ya salía bien equipado de casa. Y la han acabado mostrando en alto a la salida del cementerio.

De este modo, en unas cinco horas, se ha procedido a la exhumación del dictador Francisco Franco del mausoleo que se hizo construir con presos políticos esclavos. El traslado de los restos contra la voluntad de la familia cierra una de las muchas heridas aún abiertas tras la Transición. Y se ha hecho con un espectáculo televisado y en ciertos momentos grotesco. Se ha conseguido el funeral de Estado que no se le quería dar.

Un camino repleto de obstáculos

Llegar hasta el día D ha sido de todo menos fácil. Sin ir más lejos, el procedimiento se inició hace más de un año, en agosto del año pasado. Y llegó a ponerse fecha: el pasado 10 de junio. Pero la familia Franco, disconforme con la decisión --quería enterrarlo en la Almudena, en pleno centro de Madrid-- intentó detenerlo a través del Tribunal Supremo, que lo paralizó cautelarmente, y también a través de juzgados de Madrid. No fue hasta el pasado 10 de octubre que el alto tribunal dio luz verde definitiva al Gobierno para proceder con su plan de sacar al dictador del mausoleo. Los magistrados enviaron un mensaje claro al prior del Valle, que amenazaba con no acatar la sentencia: el artículo 118 de la Constitución obliga a todo el mundo a cumplir las sentencias firmes.