"Esquizofrenia de París", así es como ha definido a los alcaldes de Elna y de Tarerac, Nicolau Garcia y Joan Lluís Salies, la lucha del Estado francés contra el uso del catalán a los plenos municipales de la Catalunya Nord. Concretamente, es el caso de cinco ayuntamientos del norte de Catalunya, que, empujados por el Ayuntamiento de Elna, Els Banys, Sant Andreu de Sureda, Portvendres y Tarerac, han iniciado una lucha contra el Estado francés para proteger el uso de la lengua catalana a los plenos.
Tal como ha explicado Pere Manzanares, teniente de alcalde de Elna y presidente del SIOCCAT, todo empieza por una denuncia de la extrema derecha francesa al prefecto para utilizar catalán al pleno del Ayuntamiento de Elna. Esta figura estatal envió un correo formal al gobierno municipal, gobernado por un alcalde del Partido Comunista, como es Nicolau Garcia. "No lo contestamos. Entonces, reformamos el reglamento de cada Ayuntamiento a fin de que los concejales se pudieran expresar oralmente y por escrito en catalán", explica Manzanares. Entonces, el prefecto lo denunció a un tribunal administrativo y está aquí donde empezó la batalla jurídica, hasta el punto que el Estado francés puso como argumento un tratado de hace quinientos años cuando la Catalunya Nord ni siquiera formaba parte de Francia. "Ante esto, incitamos a los miembros de la mancomunidad de seguir el ejemplo de Elna. Hay que animar a los alcaldes que lo luchen", reivindica Manzanares.
La lucha continúa
Aunque inicialmente solo había quince ayuntamientos de habla catalana, la lucha la continúan los cinco ya citados. "Lo hacemos para que no se pierda la lengua. Todo ello va ligado con el funcionamiento de las instituciones francesas, porque no te puedes enfadar con el prefecto, ya que no te puedes enfadar con el prefecto porque quizás no te da la subvención", denuncia al alcalde de Elna, poniendo de manifiesto el funcionamiento jacobino del Estado francés. Un ejemplo que ha puesto al alcalde es que el consistorio otorgó 400 euros de subvención a Òmnium Cultural y les cayó una denuncia. "Gracias a Òmnium, que nos trae recursos, continuamos esta lucha", reivindica. Por su parte, el alcalde de Tarerac- un pueblo de 60 habitantes-, Joan Lluís Salies, narra cómo, cuando nació, todos los abuelos y los consejos hablaban en catalán. "Yo todavía lo hablo e incluso me afeito con la lengua catalana", dice sarcásticamente Salies, que explica que con el resto de los ayuntamientos y secretarios todavía hablan con la lengua catalana delante de lo que llama "de esquizofrenia" de París a la persecución contra el catalán.
Mateu Pons, abogado, explica como en el sur no hay una figura del prefecto, una figura que ejemplariza perfectamente el centralismo jacobino francés. "Cada acto que el alcalde firma tiene que tener el visto bueno del prefecto", explica Pons, que asegura que, jurídicamente, en Francia no existen los derechos lingüísticos y, por eso, no ha firmado la carta de las lenguas regionales. "El primer argumento del prefecto es que hablar catalán niega el derecho a la información de un consistorio a la gente que no entiende catalán; el segundo, ponen de argumento un texto real de cuando no éramos ni franceses; la ley de 1994 del ministro de la Cultura dice que los servicios públicos se tiene que expresar en francés; el cuarto argumento es que el artículo 2 de la Constitución dice que la lengua es la francesa", explica.
La libertad de expresión como argumento
Posteriormente, un tribunal de Tolosa concluyó que la administración francesa no podía coger como argumento un texto real, mientras que los ayuntamientos de defensa del catalán ponen de argumento el artículo 75.2 de la Constitución francesa que subraya que se tienen que proteger las lenguas regionales que son parte de su patrimonio. Lamentablemente, según el abogado, el tribunal les respondió que este artículo "no crea ningún derecho". ¿"Qué mete dentro de la Constitución, entonces?", se pregunta lamentándose. Ahora, el uso del catalán en los ayuntamientos sigue en los tribunales, con el derecho a la libertad de expresión como principal argumento.