Hace poco más de un mes, el Gobierno declaró la sede de la Jefatura superior de policía de Barcelona, situada en Via Laietana, como Lugar de Memoria Democrática, sin embargo, decidió no trasladar a los policías de la comisaría, hecho que está levantando mucha polvareda. Las entidades memorialistas miembros de ‘Via Laietana 43: Fem Justícia, fem Memòria’ han pedido al conseller de Justicia de la Generalitat, Ramon Espadaler, que se reúna con el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, para pedirle el traslado de esta Jefatura Superior de Policía Nacional. Las entidades se consideran “insatisfechas” con el hecho de que el edificio haya sido declarado Lugar de Memoria Democrática mientras se mantiene la actividad policial como si nada.

No lo consideremos suficiente, sino una cosa simbólica”, dicen las entidades que han participado en el encuentro con el Departamento en declaraciones a Europa Press. Los portavoces de los sindicatos aseguran haber pedido a Espadaler que la Generalitat intervenga y presione para que se efectúe el traslado de la Jefatura, que depende del Ministerio del Interior, la cartera de Marlaska. Aseguran que la ley de memoria democrática establece verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición, y que no puede haber reparación para las víctimas si “simplemente se coloca una placa” pero se mantiene la actividad policial.

Declarada Espacio de Memoria Democrática

El Gobierno, el mes de julio pasado, declaró la sede de la Jefatura superior de policía de Barcelona como Lugar de Memoria Democrática por haber estado un espacio donde se han cometido “crímenes de lesa humanidad o contrarios a los derechos humanos” y por ser “nodo principal de la espesa red de espacios y cuerpos represivos de la dictadura” de Francisco Franco en Catalunya, que se ha convertido en un “símbolo de la represión sistemática durante la dictadura franquista”.

Los fundamentos jurídicos apuntan que la comisaría de la Via Laietana, a partir de 1941 y hasta la llegada de la democracia, se convirtió en el centro de la represión política franquista en Barcelona. Además, también recuerda que “por sus insalubres y saturadas celdas” pasaron “centenares de antifranquistas” que sufrieron “todo tipo de torturas en los interrogatorios”.