Ajeno a las fiestas y las fechas señaladas, el coronavirus no da tregua, de momento.

La Generalitat tiene previsto un plan de apertura que, a diferencia que en la desescalada, no prioriza el tiempo, sino los datos de la pandemia. Por eso, aunque está prevista una revisión de la situación para cambiar de fase cada 15 días, si los datos de contagio, positivos y rebrote no son buenos, se mantendrán las fases.

Justo en el umbral de la valoración de datos está el puente de la Purísima. Aquel fin de semana, uno de los festivos comerciales por excelencia durante la pre Navidad, es clave para la evolución tanto de la apertura como de los niveles sanitarios, y también lo es económicamente para los establecimientos comerciales de todo tipo.

Es por eso que las miradas están centradas en el 6 y 8 de diciembre. Hoy la subdirectora operativa de Protecció Civil, Imma Soler, ha dicho que todo irá en función de los datos sanitarios. "El plan de apertura está delimitado", dice Soler, que añade que "Salut analiza la situación de riesgo". Y es en función de estos datos que se decidirá si se abre los festivos de la Purísima.

"Buscamos que la movilidad sea limitada y que las interacciones sean limitadas", dice Imma Soler de Protecció Civil.

Centros comerciales vacíos, calles llenas

El plan de apertura mantiene cerrados los centros comerciales, que contrastan con la imagen de calles comerciales llenas de gente, en el arranque del primer tramo de la nueva desescalada. Esta desigualdad en el sector del comercio indigna a las grandes superficies, obligadas a permanecer cerradas, a excepción de las tiendas de primera necesidad, farmacias, ópticas, alimentación... Consideran que las medidas anti-Covid las penalizan en exceso cuando invierten en protocolos de higiene y seguridad.

Según el Gremi de Restauració de Barcelona, este lunes han vuelto a abrir al público el 70% de los negocios y la entidad reclama que estudie el alargamiento del toque de queda.

Según el DOGC, la duración de estas medidas es de 14 días y, con ellas, se pretende llevar a cabo "un proceso de apertura progresiva de las actividades", aunque el plan de desescalada queda condicionado al hecho de que la velocidad de reproducción de la Covid (Rt) se mantenga por debajo de 0,9, así como al hecho de que no aumente la presión asistencial en los hospitales. El Govern puntualiza, en este sentido, que puede haber un proceso de reapertura asimétrico, en función de los datos sanitarios de las regiones sanitarias de Catalunya o las demarcaciones territoriales que se fijen.