Los diputados del PSOE y Unidas Podemos han sido, durante toda la jornada de hoy, vigilados muy de cerca por sus jefes de filas en el Congreso de los Diputados. Ninguno de ellos podía fallar en la votación de los nuevos miembros del Tribunal Constitucional, el Tribunal de Cuentas y el Defensor del Pueblo. Muchos de los parlamentarios ya hacía horas que advertían que pensaban votar con la "pinza a la nariz" a los candidatos propuestos por el PP, que no paraban de sumar escándalos. Y algunos han cumplido con la advertencia y han roto la disciplina de voto. Pero esta decena de díscolos no han sido obstáculo para que los nombramientos salgan adelante, como era previsible. Por su parte, el conjunto de fuerzas independentistas catalanas, vascas y gallegas han escenificado el rechazo con un plantón. No había ningún ministro en el banco del gobierno para observar el espectáculo.

La votación ha sido secreta y telemática. Necesitaban 210 votos y el PSOE, el PP y Unidas Podemos suman 243. El nombre del magistrado del TC Enrique Arnaldo ha contado con once votos menos de los previstos (232), mientras el de Concepción Espejel con seis menos (237), que no les han votado. Algunos grupos pequeños han votado en blanco. En cambio, los independentistas y nacionalistas directamente han optado por no participar de la votación, porque no tenían la opción de votar en contra. Han secundado la acción ERC, Junts, el PDeCAT, la CUP, el PNV, EH Bildu y el BNG, que desde dentro y fuera del hemiciclo han denunciado la "farsa". En total 100 diputados no han votado.

Los díscolos han sido unos cuantos, pero insuficientes. Del PSOE, uno conocido, el diputado y exalcalde de Donosti durante veinte años, Odón Elorza, que ha justificado que lo hacía "en defensa del prestigio y la dignidad de las instituciones". Fuentes del grupo socialista aseguran que la dirección "estudiará el caso durante los próximos días y tomará una decisión al respecto". También el exministro José Luís Ábalos ha admitido en Cuatro que se ha abstenido "por error". Por parte de Unidas Podemos, no han votado por Arnaldo las diputadas Gloria Elizo y Meri Pita. El resto de díscolos costará de saber, porque se trata de una votación secreta.

Todos los diputados independentistas han denunciado la "farsa" que supone esta renovación. Algunos lo han hecho desde fuera del hemiciclo, como el republicano Gabriel Rufián, que ha asegurado que lo que hacen es "no avalar una infamia" y ha cargado contra Unidas Podemos para no "plantarse ante esta "vergüenza". También desde el patio, el cupaire Albert Botran ha criticado que esta renovación es "más de lo mismo" de lo que se ha visto siempre con el régimen del 78. Desde dentro, Josep Pagès, de Junts, lo ha calificado de "fraude democrático", tanto con respecto a los nombres escogidos como al método de elección.

Probablemente el papel más complicado lo ha interpretado Unidas Podemos, que ha justificado que había que levantar el bloqueo sobre las instituciones. Durante el pleno, los diputados de la extrema derecha de Vox han hecho mofa de Unidas Podemos por haber participado de este espectáculo. Desde sus escaños, en varias ocasiones, los parlamentarios ultras han gritado "sí se puede".

Perfiles polémicos

El debate y la polémica han girado sobre todo en torno a la figura d Enrique Arnaldo, letrado de las Cortes y ahora magistrado del Tribunal Constitucional. Le persigue la sospecha de falta de parcialidad. Entre otras cosas, se ha pronunciado contra el independentismo en artículos en prensa o ha participado durante años en actos de la FAES, la fundación presidida por José María Aznar. También le persiguen los conflictos de intereses. Incumplió el propio Estatuto del Congreso de los Diputados, cuando cobró como asesor del gobierno balear de Jaume Matas, del PP, al mismo tiempo que ejercía de coordinador jurídico en varias comisiones de la cámara baja. También su despacho de abogados facturó trabajos a administraciones gobernadas por los populares.

Pero también es polémico el otro nombre propuesto por el PP, Concepción Espejel, aunque la atención mediática se la hayan llevado los escándalos revelados sobre Arnaldo. Hasta ahora era presidenta de la sala de lo penal de la Audiencia Nacional y también tiene varias manchas en su historial. En primer lugar, su relación próxima a Maria Dolores de Cospedal, que ella niega pero que hizo que en 2015 se la apartara del juicio de la trama Gürtel. La magistrada desmiente que se la arrinconara por proximidad al PP. Espejel también destaca por su voto particular a la sentencia que absolvió al major Trapero y la cúpula de los Mossos por el 1-O. Les quería condenar.

Los otros nombres

El Tribunal Constitucional se ha renovado parcialmente, un tercio de su pleno, es decir, cuatro magistrados. Además de Arnado y Espejel, también han sido nombrados la magistrada del TSJ de Andalucía, Inmaculada Montalbán, y el magistrado de la Audiencia Nacional, Juan Ramón Sáez Valcárcel. La relación es de dos conservadores y dos progresistas, los mismos que se marchan. Por lo tanto, se mantiene la mayoría conservadora en el alto tribunal. A Montalbán se la sitúa en la órbita del PSOE y a Sáez en la de Podemos (y antes Izquierda Unida). Mientras Espejel formuló un voto particular porque creía que se lo tenía que condenar, Sáez Valcárcel absolvió el mayor Trapero.

El Tribunal de Cuentas se ha renovado casi por completo, con diez nuevos miembros de doce. Sólo repiten las progresistas Dolores Genaro y Enriqueta Chicano. Genaro es justamente quien formuló un voto particular demoledor en la causa contra los dirigentes y exdirigentes de la Generalitat por la acción exterior. La mayoría del órgano fiscalizador pasará a ser más favorable a La Moncloa, que esperan que estos cambios ayuden a diluir justamente el contencioso del independentismo. De hecho, la encargada de juzgar la causa, la exministra del PP Margarita Mariscal de Gante, ha sido relevada, así como el resto de la sección de enjuiciamiento. Tendrá que formarse un nuevo tribunal. En el nuevo Tribunal de Cuentas también habrá dos catalanes: Joan Mauri Majós (profesor de Derecho Administrativo de la Universidad de Barcelona) y Llum Rodríguez (gerente tributaria de la Diputación de Barcelona).

Finalmente, el escogido para el Defensor del Pueblo ha sido Ángel Gabilondo, que justamente aparecía en todas las quinielas. Además de catedrático de Metafísica de la Universidad Autónoma de Madrid, también fue ministro en el gobierno de Zapatero y candidato del PSOE en las dos últimas elecciones madrileñas. ​La número dos de Gabilondo será la diputada del PP Teresa Jiménez Becerril.