El concejal de Esquerra Republicana en el Ayuntamiento de Barcelona y miembro de la flotilla humanitaria a Gaza Jordi Coronas ha relatado cómo su nave fue asaltada por el ejército israelí y cómo fueron los días posteriores, en los que pasó por una prisión en Israel en medio del desierto donde asegura que recibió maltratos. Una historia de película que empieza después de la travesía de 30 días desde Barcelona hasta la zona de exclusión marcada por el ejército israelí alrededor de las aguas de la Franja de Gaza. Él era capitán de su nave, con 23 tripulantes, y llevaba una veintena de cajas de comida para bebés y medicina para la población de Gaza. A unas 60 millas de la costa, de madrugada, los barcos israelíes, sin luz, empezaron a aparecer y cruzarse con los de la flotilla. "Se iban colocando por el medio y los íbamos esquivando como podíamos", al haber perdido la señal de radio, ha explicado este lunes Coronas en declaraciones a RAC1.
Entonces, se encendieron unas luces "muy potentes", que eran las lanchas que debían abordarles, y que llegaron acompañadas de un cañón de agua con el que se disparó sobre la nave de la flotilla. "Vimos que no había posibilidad de salir de allí y esperamos el abordaje en la posición que habíamos ensayado", sentados y con las manos arriba, relata Coronas. El concejal barcelonés ha explicado que los militares entraron apuntándoles con sus armas y que, de noche, era un "festival de luces rojas" sobre sus cuerpos. Acto seguido les pidieron los pasaportes y registraron el barco y sus pertenencias. Después, amontonaron a los tripulantes en los camarotes y allí les dejaron, con la puerta abierta y vigilados en todo momento por un soldado armado. De acuerdo con el político republicano, estuvieron allí veinte horas mientras les llevaban hacia el puerto de Ashdod. "No nos traen comida, en las cabinas teníamos snacks y echamos mano de eso", ha apuntado Coronas.
Al desembarcar perdió la pista a sus pertenencias y a las cajas con comida y medicinas que llevaban hacia Gaza. En Ashdod los llevan a una nave industrial y los tiran al suelo, con las manos atadas a la espalda con bridas. Así estuvieron unas seis horas, relata Coronas, que explica que si alguien se apoyaba de alguna manera en algún sitio venía un guardia a corregirlo de una patada: "Te acaba doliendo la mitad del cuerpo". En todas estas horas no les dejaron llamar a sus familias. No les dieron nada de comer y tenían que pedir permiso para ir al lavabo, de dos en dos.
"Con los árabes se atrevieron a cruzar una línea roja que con los europeos no"
Ahí es cuando se produjo la escena con el ministro Itamar Ben-Gvir, el líder del partido ultra Poder Judío, quien se burló de los miembros de la flotilla. Estos, según Coronas, empezaron a gritar "Palestina libre", y él mismo le dijo que era un criminal de guerra. "Vino a hacer un acto de propaganda (…) Te sale un poco la rabia", ha admitido el político de ERC. A Greta Thunberg, ha explicado, la colocaron en un carro con una bandera de Israel para que el ministro se hiciera una foto. Y a un par de activistas de la flotilla que eran tunecinos o turcos se los llevaron y los apalearon. "Con los árabes se atrevieron a cruzar esta línea roja que con los europeos no", ha apuntado Coronas.
Entonces los llevaron a un centro de detención y allí, en unas mesas, los pusieron delante para firmar unos formularios en hebreo y acompañados de unos abogados que se los explicaban en inglés o castellano. "Pedían nuestra asunción de responsabilidades asegurando que habíamos violado el espacio marítimo de Israel, que no lo firmamos, otros de custodia, tampoco, y el de deportación en 72 horas, que sí lo firmamos", explica Coronas, que añade que ya llevaban hablado quién firmaba y quién no.
De allí fueron a parar a una prisión en medio del desierto, en unos camiones que eran "neveras" por el frío. Él estaba con otras doce personas en una celda pensada para ocho. Un compañero de la flotilla, irlandés, es diabético y llevaba tres días sin ponerse insulina. Por eso empezaron a hacer ruido y golpes y pintaron con un pimiento rojo la pared. Entraron un montón de policías armados con dos perros y los arrinconaron contra la pared, con los cuales acordaron que si le traían un médico ellos cooperarían. Un sanitario lo vio, pero no trajo insulina.
En prisión: "Los médicos son para las personas"
En la prisión relata "maltrato psicológico", porque no les dejaban dormir y no tenían información sobre qué pasaba. Habrá dormido, dice, como máximo unas cuatro o cinco horas, porque les despertaban continuamente "por una cosa u otra". "A cada poco de ruido, nos quedábamos sin comer, cenar o desayunar", relata Coronas. El concejal también ha denunciado la respuesta que habrían tenido de las autoridades israelíes al pedir medicinas o un médico para quienes lo requerían: "Nos dijeron que los médicos son para las personas y que nosotros éramos animales". Al acabar los trámites e ir hacia el aeropuerto para ser deportados, Coronas explica que tampoco allí les dejaron contactar por teléfono con sus familias, alegando con malevolencia que su móvil "estaba en el fondo del mar" —las imágenes de las detenciones muestran cómo antes de ser capturados todos los tripulantes tiraban sus móviles al mar—.
"Todavía lo estoy procesando, tengo que terminar de ordenar", ha afirmado Jordi Coronas. El concejal, que admite que nunca ha sido proisraelí, ha aseverado que su paso por la prisión —que "sirven para medir el nivel de calidad de una democracia"— de allí le ha confirmado que "el gobierno de Israel es mentiroso y fascista". Asimismo, ha reiterado que los disparos y bombas contra población civil "organizados por parte del propio Estado" muestran que lo que ocurre en Gaza "es un genocidio".
Ahora, que ya ha pasado una noche en su casa con su mujer y ha hecho una cena familiar, el concejal barcelonés valora que pese a la parte negativa, lo volvería a hacer. El viaje, dice, han sido 30 días de "valores, compromiso, coraje y solidaridad" en la travesía hacia Gaza, y 5 días "de lo contrario, el motivo por el que la movilización en la calle es necesaria". Coronas sostiene que ha valido la pena porque todo el mundo ha hablado de Palestina y del "gobierno fascista" de Israel. Y ha pedido movilización en las calles para que los gobiernos se sientan presionados y detengan a Israel.
Colau denuncia "brutalidad policial y abusos" durante cuatro días
A su vez, la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau ha afirmado este lunes en declaraciones a Catalunya Ràdio que han recibido "malos tratos" y que lo han pasado "muy mal". Más allá de los ataques con drones por la noche contra los barcos de la flotilla, Colau ha aseverado que lo "más duro" ha llegado tras la captura a unas 40 millas de la costa de Gaza. La exalcaldesa ha denunciado que Israel "no tiene potestad" para interceptarlos en aguas internacionales y ha tildado al Estado hebreo de "criminal" por cometer "ilegalidades sistémicas". Entonces, en la cárcel recibieron "brutalidad policial y abusos" en cuatro días de "tensión, de incomunicación absoluta, sin abogados ni servicios consulares" y sujetos a "arbitrariedades". Colau ha hablado de 15 mujeres en una celda pequeña, de 30 horas sin darles agua y que no las dejaban dormir. "No había ninguna norma ni respeto a ninguna ley internacional", ha dicho Colau, para añadir que todavía hay tripulantes de la flotilla allí. "Ahora reuniremos todas las pruebas y hablaremos con abogados, a ver cuál es la mejor manera de denunciar", ha avanzado la exalcaldesa.