Alabanzas a la UCO de la Guardia Civil, cánticos a favor de la Fiscalía, gritos contra el ministro Félix Bolaños y reprimendas cuando alguno de los concentrados insultaba a Pedro Sánchez. Son los ingredientes que han protagonizado una nueva protesta de los jueces y fiscales contra las reformas legislativas que ha impulsado el Gobierno y que se están tramitando en el Congreso de los Diputados. Después del paro de diez minutos que convocaron hace dos semanas y tres días antes de empezar una huelga inédita, las cinco asociaciones judiciales y fiscales que están en pie de guerra contra la Moncloa han hecho una nueva exhibición de fuerza. Y han vuelto a dejar una imagen para la posteridad: decenas de jueces (algunos con toga) y fiscales, delante de la solemne puerta del Tribunal Supremo con una pancarta que proclamaba que “Sin Estado de derecho no hay democracia”. En la primera fila en todo momento, incluso sujetando la lona en algún momento, había Consuelo Madrigal, que fue fiscal al juicio del procés, se negó a pedir la amnistía a la malversación, puso en duda abiertamente el papel del Constitucional y recalcó que Carles Puigdemont no puede volver “sin ser detenido”. Las asociaciones convocantes cifran la asistencia en unas 5.000 personas y la delegación del Gobierno, en 3.000 personas.
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La estampa delante de la fachada del Supremo ha sido la culminación de una concentración que ha tenido lugar en la Plaza de la Villa de París bajo un sol (nunca mejor dicho) de justicia y a más de treinta grados de temperatura. Estaba convocada para las doce y media del mediodía, pero desde una hora antes la gente se iba aglomerando con pancartas y banderas de España. “Save the rule of law in Spain, please, TJUE” (Salva el Estado de derecho en España, por favor, TJUE”), proclamaba una pancarta que enseñaba a un juez con toga. “Pedro Sánchez is a dictator”, decía otra. También había alguna dirigida al aval del Constitucional a la amnistía: “Tribunal Pumpido Prostitucional”, en alusión a Cándido Conde-Pumpido, el presidente del TC. Y una de bien grande, con una bandera española de fondo, enviaba otro mensaje: “Spain is no longer a democracy, is beginning to be a dictatorship (“España ya no es una democracia, empieza a ser una dictadura”). Entre los concentrados, un señor levantaba con convicción el nuevo libro de Manuel Marchena, La justicia amenazada.
Durante la protesta, ha habido una variedad de gritos para defender la “independencia judicial” y mostrar un rechazo frontal a las reformas legislativas promovidas por Félix Bolaños: “No es una reforma, es impunidad”, “El mérito no se vende, la toga se defiende, “Bolaños, tramposo, tú eres un destrozo”, “Fiscalía imparcial”, “Jueces colocados, procesos trucados” y “La toga no se vende”. Muchos de los concentrados eran jueces y fiscales, pero también había gente de calle que ha querido sumarse y que ha expresado su solidaridad y apoyo. Además, en un segundo plano, estaban las acusaciones populares de las principales causas del asedio a Pedro Sánchez: Luis María Pardo de Iustitia Europa, Javier María Pérez-Roldán de Hazte Oír y Jorge Buxadé y Marta Castro de Vox.
“Un poder con minúscula, más débil en su función de servir de contrapeso, más maleable y sensible a las presiones del poder político”
“La independencia judicial está bajo amenaza por las recientes iniciativas legislativas”, ha denunciado el manifiesto que se ha leído. Aludía al proyecto de ley para modificar el acceso a las carreras judicial y fiscal, que se está tramitando en el Congreso, y al anteproyecto de reforma del estatuto orgánico del Ministerio Fiscal, que todavía no ha salido del Consejo de Ministros. “Van encaminadas a convertir al poder judicial en un poder con minúscula, más débil en su función de servir de contrapeso, más maleable y sensible a las presiones mediáticas y del poder político”, ha lamentado. Por cierto, ha habido dos momentos que la lectura del manifiesto ha levantado las risas de los asistentes: “Todos estamos sometidos a las leyes”, proclamaba el texto. “La acumulación de todos los poderes en unas mismas manos da lugar a la tiranía”, añadía más adelante. Y los concentrados se lo han tomado con ironía.
Volviendo al manifiesto, las cinco asociaciones consideran que la primera norma que han puesto en la diana crea “diferentes vías de acceso” para ser juez o fiscal: “Una, ardua y difícil, de mucho estudio, para quienes no tienen contactos, y otra más sencilla para que la transiten aquellos a quienes le interese en cada momento al poder político”. En relación con la segunda, advierten de que “incrementará el riesgo de injerencias políticas en las causas de corrupción”. Asimismo, reprueban el “ambiente de continuo ataque al poder judicial y de descrédito de la Fiscalía” con declaraciones políticas que “deslegitiman las resoluciones judiciales que molestan”, que “tratan al Ministerio Fiscal como un apéndice del Gobierno” y que, por lo tanto, “minan la confianza de los ciudadanos en su Justicia”.
“Este acto no es contra el poder ejecutivo o contra el poder legislativo, es un acto a favor del poder judicial”
Una de las primeras ideas que ha querido dejar claro el manifiesto que se ha leído es que la protesta no era “contra el poder ejecutivo o contra el poder legislativo”, sino que era un “acto a favor del poder judicial”. De hecho, en repetidas ocasiones en los últimos días, las asociaciones que la han impulsado han verbalizado su “firme propósito” de desmarcarse de “cualquier intento de politización o uso partidista” de la protesta. Sin embargo, esto no ha impedido que haya habido pancartas y cánticos contra el presidente español. “Pedro Sánchez, hijo de puta”, ha empezado a gritar un señor con un sombrero con la bandera de España mientras se leía el manifiesto. Los jueces que sujetaban la pancarta lo han hecho callar y Sergi Oliva, portavoz de la Asociación Judicial Francisco de Vitoria, que estaba leyendo en ese momento, le ha replicado: “Quien insulta se define a sí mismo. Los insultos nos perjudican, no es necesario insultar a nadie. Los insultos que se escuchen no son de jueces y fiscales”.