El discurso anticatalán ha protagonizado muchos momentos álgidos de la campaña del PSOE, del PP y de Cs hasta día de hoy en las principales ciudades andaluzas. Mítines, debates y paseos han estado plagados de mensajes contra Catalunya, en unas elecciones que de vez en cuando hay que recordar que son para acceder a la Junta y no a la Generalitat o al gobierno español. Parece que ir contra el independentismo da votos y nadie está dispuesto a renunciar a ello.

El caso Arrimadas, el espejo de Cs

Ciudadanos es quien más está fiando a este estrategia, ya sea por el contenido de los mensajes electorales o por quien los pronuncia. El líder del partido a nivel español, Albert Rivera, y la presidenta del grupo en el Parlamento, Inés Arrimadas, estando siendo los invitados indispensables de la campaña de Cs. Llevan el peso de la mayoría de mítines junto con Juan Marín, un candidato comunicativamente flojo y de perfil difuso -ha pasado por Alianza Popular, por el Partido Andalucista y por un partido local cofundado por él mismo-.

Encima de un bus con la cara de Puigdemont y Junqueras, Arrimadas es presentada allí donde va como el 'ejemplo de éxito' después de haber sido el partido más votado en las elecciones catalanas del 21-D. Repite que en Catalunya se les decía que era "imposible" ganar las elecciones a los "nacionalistas". "¡Pero lo hicimos, lo hicimos todos nosotros!", grita, mientras asegura que en Andalucía se podrá repetir la hazaña.

Transmitir que un cambio de gobierno no es imposible es muy necesario para un partido relativamente nuevo que se enfrenta a la hegemonía del PSOE, con 36 años de presidentes socialistas al frente de la Junta, y a la aparición de Vox por su derecha.

En la primera semana de campaña, Marín abrió un enfrentamiento directo con la Generalitat cuando acusó al presidente catalán, Quim Torra, de haber dicho que los andaluces "tienen un gen menos que los catalanes" y que son "más flojos y vagos". Estas declaraciones fueron desmentidas por el gobierno catalán que valorará si emprender acciones legales. Marín, lejos de corregir la falsa acusación, respondió con un desafiante e insultante vídeo dirigido a Torra donde le dedicaba adjetivos como "racista", "golpista" o "cobarde".

Nacionalismo y xenofobia: la receta del PP

El PP también intenta derrocar al gigante socialista y ha encontrado en Catalunya el argumento perfecto. Hacen de Susana Díaz, como representante del PSOE, el blanco de las mismas críticas y reproches que utilizan a nivel nacional. Los más recurrentes son: "su partido pactaría con independentistas y terroristas para mantenerse a al Moncloa", "callan sobre lo que pasa en Catalunya" y "se está negociando el futuro de España en las prisiones".

El presidente del partido, Pablo Casado, se ha volcado en la campaña desde que empezó. Ha utilizado las intervenciones para lanzar mensajes contra Catalunya dirigidos directamente al presidente Pedro Sánchez, dejando de lado el fondo de los comicios andaluces. Desde Sevilla, pidió que se supervisaran las cuentas de la Generalitat, y, desde Granada, proponía retirar las competencias en Educación a las autonomías.

Él se encarga de endurecer el discurso nacionalista y xenófobo del partido para evitar que Vox, a quien las encuestas dan hasta 4 escaños, se quede parte de su electorado. De momento, el candidato oficial, Juanma Moreno, no ha subido tanto el tono como Casado, aunque no le han faltado reproches contra "el supremacista Torra" o las desigualdades fiscales con Catalunya. La aplicación del 155 es otra de las banderas habituales en el discurso de los populares.

Un PSOE sin siglas y defendiendo el 155

Susana Díaz intenta rebatir todos los ataques a su partido dejando las siglas en un segundo plano, sustituidas por el lema "+ Andalucía", y desentendiéndose de las decisiones de Sánchez desde la Moncloa. En su caso, no ha recurrido al refuerzo de ningún líder nacional del partido, sino que más bien lo ha evitado. El presidente español ha participado en sólo dos actos en toda la campaña y no se lo espera en ninguno más.

Además, la actual presidenta de la Junta ha tenido que aumentar la dosis de nacionalismo en su discurso para competir contra el del PP y Cs. La hemos visto presumiendo de haber sido "de las primeras" en dar apoyo al duro discurso del Rey contra Catalunya el 3-O y criticando al PP por no haber aplicado el 155 después del pleno del 6 y 7 de septiembre. "Así nos habríamos ahorrado el numerito del 1-O", se burlaba durante el primer debate electoral en Canal Sur.

Adelante Andalucía no quiere entrar

La coalición de Podemos e IU, Adelante Andalucía, ha sido la única que intenta evitar la cuestión catalana en su campaña. Siempre que el tema ha aparecido en debates electorales, la candidata, Teresa Rodríguez, he rechazado hablar acusando a los partidos unionistas de estar "obsesionados".

"Aquello que rompe España no es Catalunya sino la desigualdad", reivindica, recordando a los nacionalistas que "las banderas no se comen". Los podemitas también han dejado de lado los mensajes a nivel estatal y han criticado los intentos de los otros partidos de convertir las elecciones andaluzas en un campo para preparar los próximos comicios generales.