Adrià Carrasco volvió a Catalunya este lunes después de casi 3 años en el exilio y después de que un juzgado de Granollers archivara su causa por falta de pruebas. El caso iniciado en la Audiencia Nacional por un delito de terrorismo desencadenó una operación de la Guardia Civil contra los CDR que acabó con la detención de Tamara Carrasco, también.

Adrià Carrasco huyó con los policías, prácticamente, ya dentro de su casa. Tamara y Adrià acabaron siendo dos cabezas de turco con los que la justicia española finalmente ha tenido que claudicar por falta de pruebas. Ahora, tres años después, la lucha de Adrià Carrasco continúa, siempre a pie de calle.

¿Cómo has vivido estos casi 3 años en el exilio?
He pasado por momentos de todo. Me vi obligado a dejar mi vida de un día para otro. Llegas a un lugar donde no conoces la lengua, no conoces nada, no sabes ni por qué estás allí casi... Poco a poco te vas reponiendo y vas intentando construir una vida e intentar no hundirte.

¿Te planteaste no volver?
Tampoco tengo una decisión tomada de qué haré. Lo importante es que ahora puedo escoger con libertad y no dependo de las decisiones arbitrarias de la justicia española, bueno, en este caso sí. Pero una cosa que tenía que caer por su propio peso y no es una cosa positiva que venga de ellos, no es un favor que nos hacen. Es algo que tarde o temprano tenía que pasar, porque no se sostenía de ninguna manera.

Que la Guardia Civil entregue las armas

¿Y ahora se puede recurrir el archivo? ¿Piensas hacer alguna acción legal contra el caso?
Que la resolución del sobreseimiento temporal se puede recurrir no es del todo cierto. Sólo se podría volver a abrir otra evidencia de otra causa, pero no de esta. El tema de pedir daños y perjuicios me parece extraño, artificial. Cuando hemos hecho de esto una lucha política, pedir una compensación económica es absurdo. Como ya he dicho varias veces, para mí la compensación adecuada y justa es que la Guardia Civil entregue las armas. Que el grupo armado más mortífero de España y que actúa con más impunidad y que su cúpula en la Audiencia Nacional se disuelva de una vez por todas, porque es un tribunal que nunca tendría que haber existido.

Lo que ellos quieren es desmovilizar los CDR, desmovilizar al pueblo que se mueve y lucha por sus intereses legítimos y si esto tuviera un impacto cero, no lo harían, eso está estudiadísimo. La represión funciona como elemento escarmentador. Ahora bien, hay un momento que ves que hay tantos casos represivos, que tanto si hago alguna cosa como si no, pueden venir a por mí. Es tan aleatorio, tan arbitrario y tan cruel que es casi irrisorio los actos que puedas llevar a cabo. El caso del archivo no es una cosa que empiece con nosotros ni acabe con nosotros. Con la operación Judas consiguieron lo que intentaron con nosotros y en el País Vasco hay decenas y decenas de ejemplos de montajes policiales como este. Acusaciones desorbitadas y totalmente aberrantes dentro de su derecho, que después acaban en cero. Creo que el contraste es enorme y habla por sí solo de la veracidad de estas acusaciones.

Represión hay en todas partes y desde diferentes cuerpos policiales...
Sí, aquí, en Esplugues, no salimos de una y entramos en otra... Hay dos compañeros imputados por atentado a la autoridad por unos hechos que sucedieron por la fiesta mayor. La policía local llegó de muy malas maneras con mucha violencia y dos policías resultaron presuntamente heridos. Es otro de los montajes que a veces parece que sólo los haga la Audiencia, pero tanto Generalitat y policías locales, los hacen. En este sentido, hay una concentración el lunes a las 12 h en los juzgados de Esplugues para apoyar la declaración de los dos compañeros acusados.

¿Cómo se ve la situación de Catalunya desde fuera, desde Bélgica, desde el exilio?
Se ve menos. Se mira menos. Al menos yo, llegó un momento que consideré que no tenía mucho sentido vivir en una realidad en la que yo no vivía y decidí desconectar de la realidad catalana e implicarme más en la realidad belga. Una vez asumí que tendría aquí para rato, para mí lo más natural, lógico y legítimo es luchar aquí, impregnarme con la realidad de aquí. Y así lo hice.

¿Y cómo se ve la situación ahora que has vuelto?
Ahora bastante igual. Es muy gratificante que todo lo que he visto en la distancia es real, es físico y lo puedo tocar. La realidad es global, soy bastante reacio a hacer análisis políticos generales, porque cada día pasan cosas diferentes, es un poco un circo mediático, nos tienen un poco locos con cifras, candidatos, partidos, alianzas... La política real está en la calle y es mi lugar y el de mis compañeros y es uno de los ámbitos donde tiene más impacto, más allá de la política parlamentaria.

¿Te has planteado entrar en política?
Yo ya hago política. Hago política de calle. Hago política con mis compañeros, con las causas que creemos que son dignas de defensa y a veces eso es hacer más política que hablar en un atril delante de un hemiciclo. Por otra parte, veo que hay algunos represaliados que han entrado en listas de la CUP, no lo critico en absoluto. Creo que el hecho de que sean represaliados, entrar en las listas, tiene un valor simbólico importante. A mí no se me ha propuesto, ahora mismo no me interesa, pero lo respeto totalmente.

 

¿Has tenido tu grupo de apoyo, pero al margen de eso, has recibido apoyo, también, de partidos políticos?
Yo nunca me he esperado mucho nada de los partidos de la política parlamentaria, no es una cosa que me inquiete en exceso, por lo tanto, los apoyos que he tenido los he recibido de buen grado y los que no, ellos se lo pierden. Sobre todo he recibido mucho apoyo de la sociedad civil, organizaciones locales, de gente que lucha cada día en las plazas del pueblo que para mí son los grandes luchadores de esta historia.

Mi presencia en Bélgica obliga a la Audiencia Nacional a dejar de investigarme por terrorismo

¿Te habías planteado alguna vez qué harías si algún día entraba la Guardia Civil en tu casa, si te marcharías al exilio como hiciste?
Durante estos casi 3 años me ha pasado de todo por la cabeza, pero en ningún momento me he arrepentido y creo que siempre he creído que ha sido la mejor opción. El hecho de marcharse al exilio le da una dimensión ultraestatal, deja de ser un asunto español, nacional o estatal, y eso obliga, en el momento en que hago pública mi presencia en Bélgica, obliga a la Audiencia Nacional a dejar de investigarme por terrorismo. Aparte de preservar mi libertad y como acción para llevar al límite la desobediencia, creo que también tuvo un papel importante que la Audiencia no podía defender en Europa un delito de terrorismo con las pruebas que tenía.

¿Fue premeditado, improvisado?
Fue un instinto. Había sido premeditado pero no de manera real. ¿Tú qué harías si pasara? Era una posibilidad tan remota que no te esperabas nunca que pasara. Sin embargo, sabías que eso pasaba, pero nunca te imaginas que pueda llegar a ti. Fue una desición más bien instintiva que de algún modo venía preparada por la reflexión previa de desobedecer. Ante un estado que gasta tantos recursos en reprimir y lo hace de esta manera tan cruel, el máximo exponente para mí de la desobediencia en aquel momento era evitar que me pillaran, y así lo creí y así lo hice.

¿Han servido de alguna cosa estos casi 3 años de lucha contra el sistema judicial, tanto para ti como para Tamara?
Somos gente de calle que nos gusta trabajar rodeados de los nuestros sin demasiadas historias. Y el tema mediático lo hemos encajado como hemos podido cada uno. Por el tema de mi grupo de apoyo y por el exilio he tenido un tanto más de eco y lo he querido aprovechar de una manera constructiva, poniendo sobre la mesa un discurso que a menudo no se ve. La única razón que encuentro en utilizar todo eso para hablar de la anti-represión es intentar introducir valores políticos más amplios.

Conseguimos más eco con una semana con este tipo de lucha que con 10 años de procés de manifestaciones con 2 millones de personas

¿Cómo ves la situación ahora en Catalunya y la lucha independentista después del 1-O?
No hay ninguna lucha inútil. Aunque no se consigan los objetivos inmediatos, sirve para formar gente, para crecer, para aprender, para conocer otras realidades y para crear un ambiente de politización y de reflexión comunes y creo que eso es impagable. Veo que cada cosa que pasa es un imput nuevo. Veo que hace años que la gente espera que eso lo solucionen los políticos y que una parte muy importante del independentismo está esperando el día para hacer alguna cosa, que le digan ve allí, y ha dejado de pensar qué puede hacer él en su pueblo, su CDR o su asamblea local para cambiar las cosas.

 

Hay un elemento que es muy importante que es el tipo de protesta. Si nos queremos hacer oír internacionalmente, tenemos que hacer una reflexión que para un sector del independentismo es muy incómoda, pero totalmente necesaria. Por las protestas de la sentencia del procés, que hubieron tantos disturbios, caras tapadas y contenedores quemados, se criminalizó una vez más este tipo de lucha. En cambio, creo que hubo mucha más eco internacional con una semana de protestas en la calle contundentes, que forman parte de la lucha de la clase trabajadora de toda la vida, sin la cual no tendríamos los derechos que tenemos ahora. Conseguimos más repercusión con una semana con este tipo de lucha que con 10 años de procés de manifestaciones con 2 millones de personas. Y creo que es una reflexión que se tiene que hacer en algunos sectores del independentismo, que muchas veces han puesto palos en las ruedas a los sectores más combativos y más anticapitalistas del independentismo.