"Estaba la pájara pinta, a la sombra del verde limón, con el pico picaba la rama, con las alas recoge la flor"
Cancionero vasco
Cuentan en los mentideros con memoria de Madrid que, en pleno asalto al Banco Central de Barcelona, esa psicosis distópica que tuvo lugar tras un golpe de Estado, en los jardines de Moncloa paseaban miembros del Gobierno de la época dándole vueltas a la difícil situación en la que se hallaban. En aquella zozobra, dos ministros, uno que se lanzaba en seguida a los charcos y otro que menos, pero que se venía arriba si le empujaban, plantearon a su presidente la posibilidad de disolver la Guardia Civil. No digo yo que nadie en el actual Gobierno se haya planteado tal cosa, aunque no voy a negar que hay a quien la UCO y Anticorrupción se les están haciendo más y más correosos. Gentes que tal vez sí se alegrarían de que a alguien, paseando por Moncloa, se le ocurriera algo parecido.
Es que es muy tierno el afán que los cauces oficiales están poniendo en pretender que los mensajes entre el One y el Two han sido extraídos de una causa judicial mediante una filtración ilegítima que merece una investigación "como la del fiscal general". La realidad es que el origen de la filtración no está claro, puede ser diverso y, por supuesto, no se les puede preguntar a los periodistas ni por supuesto se les puede acusar de nada por su publicación. Los mensajes publicados no obran en autos, ergo la filtración no es judicial. Que los periodistas hayan reiterado que este material "está en manos de la UCO" no quiere decir para nada que proceda de allí, entre otras cosas porque, pregunto, si ustedes le hubieran dado a su socio de perrerías una copia encriptada de sus chats, ¿no se hubieran quedado con el original? ¿Y acaso el móvil de Sánchez no fue espiado extrayéndose de él material del que ni sabemos ni vamos a saber? No, pretender invalidar la realidad arguyendo un presunto origen ilícito no sirve. Imagino a Bernstein y Woodward en esa diatriba —"oye, macho, que son conversaciones privadas del presidente, no nos vayamos a inmiscuir en tal intimidad de su despacho oval". De haber una ilicitud en la adquisición del material, el periodista no peca; el periodista peca exclusivamente si él utiliza medios ilícitos o si lo que presenta no es veraz.
Corre por algunos manantiales la especie de que los inagotables mensajes del ministro y secretario de Organización del PSOE con Sánchez (y con Santos Cerdán y con otros ministros) son "un festival informativo". No puedo decirles ni que sí ni que no con certeza, solo darle carta de verosimilitud. Cuentan que el asunto catalán —una persona en concreto— estará pronto en el menú. Dicen que las portadas catalanas van a arder cuando esa parte vea la luz. No sé, solo saben los periodistas que manejan la exclusiva, aunque no pierdan de vista la serie por si acaso. Además, rima con el procedimiento que se está siguiendo, que es concéntrico y estudiado: primero enemistemos a Sánchez con los disidentes de dentro; luego, con sus propios ministros; con Podemos, que es su ex socio, pero que aún le sustenta, y, por lógica, luego toca al resto de los que le respaldan, por lo que lo de la cuestión catalana no puede quedar fuera. Ya hemos visto una muestra y sí, es cierto, Ábalos exploró la intercesión de Tremosa con Alay, como se lee en el chat.
Hay también quien quiere quitarle hierro a la cosa asegurando que de los mensajes filtrados no se conoce nada nuevo y que, por tanto, no tienen interés informativo. Poco olfato periodístico hay que tener para no verles el interés. A mí, además, me recuerdan mucho el episodio de las llamadas "cintas de la SER", que emitieron en 1991 conversaciones entre el entonces secretario de organización del PSOE Txiqui Benegas —coincidencia de cargo— con diversas personas en las que se refería al presidente del Gobierno, Felipe González, como "Dios" o el "One" y no se privaba de decir que "toda la culpa de lo que sucede es del One". Aquellas cintas, que provocaron una reforma del Código Penal para penalizar la difusión de interceptación de conversaciones, aunque no se hubiera participado en ella, mostraron al mundo las divisiones y la descomposición interna del PSOE, que pocos años después perdió el poder.
La secuencia de mensajes es un festín no solo para el periodista sino también para el psicoanalista
En nuestro caso actual es el One o Dios quien charla con el terrenal y carnal edecán Ábalos. Sí, ya sabíamos que había roces con los barones tradicionales —en realidad aquí el verdadero disidente es Sánchez— y con su socio de Gobierno y con sus propios ministros, pero ahora lo vemos y lo analizamos. La secuencia de mensajes es un festín no solo para el periodista sino también para el psicoanalista. Cierto es que, venga de donde venga la filtración, curiosamente, Ábalos queda casi como un académico en comparación con su jefe. ¡Hasta cita a Quevedo! Eso también es una pista, bien del origen, bien de que siempre pensó que el chat podía ver la luz.
Vayamos con lo que los mensajes nos dicen. Esos mensajes de un Ábalos obsequioso y sumiso que siempre habla al jefe de "tu liderazgo", "que bien has estado", como lo has hecho, qué listo eres, tú sí que sabes. Es la fórmula que utiliza para volvérselo a ganar después de haber sido baneado sin explicación. Él hubiera querido saber por cuál de todas las innumerables razones se lo había cargado y no hubo forma, lo cual da muestras de cómo se las gasta un césar. Aquí solo hay un interlocutor que ningunea, desprecia o humilla a aquellos a los que se refiere: el estulto, la pájara, el toca cojones, los hipócritas, los petardos y los impresentables, todos juntos, son la gente que trabaja para él o con él. Menudo seleccionador de personal. Para ciertas estructuras de personalidad, nadie llega nunca a su listón, así que lo lógico es que todos anden por abajo, recogiendo la multiplicidad de adjetivos que el castellano tiene para lo residual.
A la par nos topamos con el hecho de que la ruptura con Ábalos no fue tan sólida, radical y virtuosa como nos han vendido los socialistas. No, no fue así. Se enfurruñó el One, cierto, pero luego echaba de menos a su amigo y consejero, al que daba ánimos contra esos infundios que sabemos que no eran tales. Los bulos son los otros, que diría el nuevo Sartre. No solo. Tenemos además a Ábalos como hacedor de estrategias, de argumentos, de posicionamientos del partido que gobierna nuestros destinos. No quiero ni comentarlo. Entre polvo y paja, pechuga. Tenemos al presidente que considera "acoso" todo lo que no sea decirle amén. Los pájaros son de aúpa y material de psicoanálisis dan, en unas entregas habrá más, difícil errar el diagnóstico.
Y ahora... marcho a cenar*.
* Uno de los más comentados y sesudos tuits de Sánchez en sus principios en la red