El martes por la tarde el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, convocó una reunión de urgencia del comité de asuntos de seguridad nacional y defensa. Dos misiles habían caído a unos cien kilómetros de la frontera polaca con Ucrania, dejando dos civiles fallecidos. Se trataba de dos campesinos que estaban secando grano en Przewodów

Ese mismo día se habían producido decenas de lanzamientos de misiles desde Rusia hacia diferentes lugares de Ucrania: las autoridades de Kyiv afirmaron que este había sido el mayor ataque que su infraestructura había recibido desde el comienzo de la guerra. 

La agencia estadounidense Assocaited Press informó rápidamente sobre los hechos acontecidos en Polonia, citando fuentes de los servicios de inteligencia norteamericanos, que afirmaban que los misiles caídos en Polonia eran rusos. 

Pero inmediatamente después, el portavoz del gobierno polaco, Piotr Muller, instó a que no se publicase información que no estuviera confirmada. En el mismo sentido, instantes después, el portavoz del Departamento de Defensa de EE. UU., Pat Ryder, declaró en rueda de prensa que el Pentágono estaba siguiendo al detalle la información que llegaba desde Polonia y en ese momento señaló que no disponían de ningún tipo de prueba para confirmar o desmentir nada de lo que se estaba planteando públicamente. 

Aparece el Kremlin para desmentir públicamente cualquier tipo de responsabilidad con los misiles caídos en Polonia. 

El secretario de Defensa de EE. UU.Lloyd Austin, informa de que establecerá contacto con su homólogo polaco. Viktor Orban, primer ministro de Hungría, convoca un consejo de Defensa para valorar y evaluar la situación. La OTAN también se ha activado, en coordinación con Polonia, para analizar lo sucedido. 

Alrededor de las nueve de la tarde, unas tres horas después de los hechos, aparece el ministro de Defensa de Letonia, Artis Pabriks en escena para plantear que la OTAN pudiera proporcionar activos de defensa aérea adicionales a Polonia y también a una parte de Ucrania. Su primer ministro, Krisjanis Karins, convoca una reunión gubernamental de emergencia para el miércoles por la mañana, con el objetivo de "tomar medidas adicionales". En el momento en que anunciaba la convocatoria de la reunión, lanzó un contundente mensaje: "Letonia y sus aliados de la OTAN están listos para cualquier situación, para defender a sus ciudadanos y territorios". 

La ministra de Exteriores alemana, Annalena Baerbock, más prudente, a través de Twitter señaló que estaban siguiendo de cerca los informes y que tenían contacto estrecho con los "amigos polacos y aliados de la OTAN". 

También a las nueve, el portavoz adjunto del Departamento de Estados Unidos, Vedant Patel, subrayó la importancia de que Washington determinase si lo sucedido había podido ser un accidente o una acción premeditada. 

En este momento, Emmanuel Macron, presidente de Francia, contactó con el Gobierno polaco y trasladó su intención de abordar estos hechos en la reunión que se estaba celebrando en Bali del G20. 

Polonia anuncia la preparación de unidades militares para zonas específicas de Polonia, mientras el presidente polaco inicia conversaciones con el secretario general de la OTANJens Stoltenberg. Ambos consideran necesario que se esclarezca lo sucedido. 

En este momento, Andrzej Duda, presidente polaco, pone sobre la mesa el artículo 4 de la OTAN que establece que "las partes se consultarán cuando, a juicio de cualquiera de ellas, la integridad territorial, la independencia política o la seguridad de alguna de ellas se vea amenazada". 

La Casa Blanca afirma en este momento a través de la portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de EE. UU., Adrienne Watson, que no puede confirmar los informes provenientes de Polonia, aunque estaba trabajando mano a mano con el gobierno polaco para obtener más información. La información se comunica a través de la agencia Reuters. 

En este momento ya había fuentes que señalaban que los misiles caídos en Polonia provenían de Ucrania, que eran ucranianos. Fuentes como periodistas que, a través de las redes sociales hicieron públicas las imágenes. Estados Unidos apelaba a la prudencia, y no confirmaba lo que, en un primer momento, se había dado a entender por varios medios de comunicación: que los misiles provenían de Rusia. Un frenazo que, viniendo desde la Casa Blanca, llamaba la atención. 

Biden llama a Andrzej Duda, y mantienen una conversación sobre los datos recabados. Al mismo tiempo, Borrell hacía una ronda de llamadas a las cancillerías de la Unión para recopilar información. Zelenski intentaba que Biden le cogiera el teléfono, pero el mandatario norteamericano no quiso contestarle. Biden se pone en contacto entonces con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. 

Es entonces cuando Duda contacta con el presidente ucraniano, que decide detener el tráfico a través de la frontera con PoloniaDuda, por su parte, convoca al embajador de Rusia en Polonia. 

Se convoca una reunión de urgencia de los embajadores de la OTAN, según informa Reuters. 

El Kremlin, a través del portavoz, da un mensaje en la cadena CNN para asegurar que no tiene información nueva sobre los hechos. 

A continuación, el presidente polaco Duda informa de que no tienen ninguna evidencia clara en ese momento sobre quién lanzó el misil. 

Inmediatamente después se anuncia que los líderes del G7 llevarán a cabo una reunión de emergencia el miércoles para abordar los hechos. 

Las imágenes sobre la caída de los misiles empiezan a aparecer en redes sociales. 

Es casi la una de la madrugada del miércoles cuando las autoridades polacas deciden intensificar la vigilancia del espacio aéreo nacional, en cooperación con los aliados, según informó el primer ministro Morawieck. Se activan también las fuerzas y cuerpos de seguridad como la Policía, la Guardia Fronteriza, los Bomberos, entre otros. 

Al mismo tiempo, Biden convoca una reunión de emergencia con los líderes mundiales, según comunica la Casa Blanca. Lo hace en el marco del G20, que se está desarrollando en Bali. Se reúnen en ese momento los líderes de Reino Unido, Italia, Canadá, EE. UU., Francia, Alemania, Japón y representantes de la UE. Tras la reunión, Biden afirma que es poco probable que los misiles caídos en territorio polaco hayan sido disparados por Rusia. "Hay información preliminar que refuta esta hipótesis", señaló el mandatario norteamericano. "No quiero decirlo hasta que no lo investiguemos completamente, pero es improbable, por la trayectoria, que haya sido disparado desde Rusia", señaló. 

Alrededor de las cuatro de la madrugada un avión de la OTAN realizaba las labores de vigilancia sobre el espacio aéreo polaco, según informaba la CNN. La información de inteligencia obtenida por la aeronave se entregó, tanto a Varsovia como a los miembros de la OTAN. 

Una hora después, Antonio Guterres, Secretario General de Naciones Unidas, afirmó estar "muy preocupado" por los informes que estaba recibiendo. El portavoz adjunto añadió, además, que era absolutamente esencial evitar una escalada de la guerra en Ucrania. 

A las cinco de la madrugada, tres funcionarios estadounidenses filtraron, bajo condición de anonimato a AP, que el misil caído en Polonia provenía de Ucrania y que había sido lanzado por fuerzas ucranianas para derribar un misil ruso. Los funcionarios advirtieron que no estaban autorizados para hablar públicamente. 

Minutos después, el presidente de Polonia, Duda, señaló que no había ningún indicio para suponer que se fueran a producir más eventos de este tipo. 

Francia, por su parte, instaba a la máxima precaución a la hora de hacer cualquier evaluación sobre el origen del misil. Y apuntó que identificar el misil no significa necesariamente quién lo había lanzado. Un funcionario de la presidencia francesa filtraba de manera anónima a la AFP la advertencia sobre los riesgos que supondría una escalada en el conflicto en Ucrania. 

Será entonces cuando aparezca en escena Erdogan, presidente turco, para dar un mensaje contundente en el marco del G20: los datos disponibles demostraban que Rusia no había tenido nada que ver con la caída de los misiles en Polonia. Además, coincidía con sus socios de la OTAN en que era necesario realizar una investigación más profunda de lo sucedido, pues todo apuntaba a que podía haberse producido un "fallo técnico". En estos momentos, desde el Ministerio de Defensa ruso se había confirmado que no habían atacado objetivos cerca de la frontera con Polonia, desmintiendo así que los misiles lanzados por Ucrania pudieran tener como objetivo derribar misiles rusos. 

El ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania escribe en sus redes sociales sobre los misiles rusos, sobre el peligro que supone comprarle el relato a Rusia. Ucrania mantiene que los misiles lanzados contra Polonia provienen de Rusia. Kuleba pide una respuesta dura y de principios al secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken. 

Polonia solicita una reunión de los miembros de la OTAN para discutir el artículo 4 de la Alianza. 

Lituania, por su parte, plantea la instalación de medios de defensa aérea a lo largo de la frontera polaco-ucraniana y en todo el flanco oriental de la OTAN. Así lo señala su presidente, Gitanas Nauseda. 

China aparece en escena, a través de la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Mao Ning, para hacer un llamamiento a todas las partes, pidiéndoles que mantengan la calma y ejerzan la moderación. 

A las nueve y media de la mañana del miércoles, The Washington post ya publicaba un artículo donde se informaba de que los misiles que habían matado a dos personas eran del sistema de defensa aérea ucraniano. Citaba en su noticia a dos altos funcionarios occidentales. 

El Ministerio de Defensa ruso confirma que, del análisis de las imágenes publicadas por medios polacos, se puede asegurar ya que el misil guiado antiaéreo es un S-300, perteneciente a las Fuerzas Armadas de Ucrania. 

Biden informa a los socios de la OTAN y del G7 de que la explosión ha sido causada por un misil ucraniano. Reuters se hace eco de la noticia. Y desde el Kremlin apuntan a las reacciones de varios países occidentales como "histéricas y ferozmente rusófobas". Se refería a los que señalaron a Rusia en todo momento sin tener ninguna prueba de ello. 

A las once de la mañana del miércoles, el presidente polaco confirma públicamente que el misil no era ruso. Mientras tanto, el ministro de Defensa ucraniano, Alexéi Réznikov solicitaba a la OTAN que estableciera una zona de exclusión aérea sobre Ucrania. Alemania y sus socios de la OTAN rechazan esta petición. 

Inmediatamente después, Polonia aparece para señalar que ya no considera necesario aplicar el artículo 4 de la OTAN. No cerraban la puerta del todo, pero ya no era una cuestión urgente. El presidente Duda considera entonces que la caída del misil había sido un accidente. Será entonces cuando la portavoz del ministerio de asuntos exteriores ruso, María Zajárova, recrimine las acusaciones hechas por distintos políticos polacos, invitándoles a disculparse. El Kremlin, a través del ministerio de Asuntos exteriores, convoca al embajador polaco. 

A las doce de la tarde, el secretario general de la OTAN afirma que la investigación preliminar sugiere que el misil era ucraniano. 

Todos unificaban postura, basándose en la información de las investigaciones que se estaban llevando a cabo. Todos menos Ucrania, que instaba a medio día a Occidente a que realizase de manera conjunta una investigación más detallada, estando dispuestos a presentar sus propias pruebas con las que podrían demostrar el rastro ruso de los misiles. Será en ese momento cuando Kyiv exija que se le presenten las pruebas para poder afirmar que el misil era ucraniano y solicitan que se les deje formar parte del equipo investigador. 

Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia se afirma que se trata de una acción deliberada que forma parte de la campaña sistemática antirrusa en torno a Ucrania, llevada a cabo desde Occidente. El delegado de la Federación Rusa ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas interviene también para denunciar los hechos, apuntando a que tanto Ucrania como Polonia pretendían desestabilizar la situación, involucrando a la OTAN en un conflicto abierto contra Rusia. 

Ya por la tarde, Estados Unidos culpa a Rusia de la caída del misil en Polonia, "sean cuales sean las conclusiones de la investigación". Lo hace a través de la portavoz del Consejo de Seguridad Nacional. Mientras, Zelenski daba una rueda de prensa para afirmar que no tenía ninguna duda de que el misil no era ucraniano. 

El Departamento de Estado norteamericano responde a las declaraciones de Zelenski, asegurando que confía totalmente en las conclusiones de Varsovia sobre la procedencia ucraniana del misil. Será después cuando el propio presidente Biden conteste al presidente de Ucrania, para decir que las evidencias demuestran todo lo contrario de lo que afirma el líder de Kyiv. 

Zelenski suavizó sus palabras más tarde, cuando reconoció que no podía estar seguro al cien por cien del origen del misil y que era necesario continuar con la investigación. En ese momento, ya era evidente que el presidente ucraniano se había quedado sólo, aunque desde Polonia y la OTAN se señalase a Rusia como último responsable por lo sucedido, ya que los hechos no se habrían producido "si Rusia no hubiera invadido Ucrania". 

Los medios de comunicación occidentales comenzaron a señalar al presidente ucraniano: le acusaban de mentir y de manipular la opinión pública (valiéndose de la censura, al eliminar medios de comunicación y partidos políticos de la oposición) para forzar una escalada del conflicto. La CNN filtró la conversación que el asesor de seguridad mantuvo con el líder ucraniano, cuando éste quería que Biden le respondiera al teléfono sin éxito: desde la Casa Blanca le advirtieron a Zelenski que rebajase el tono de sus declaraciones públicas. 

La BBC ha citado a diplomáticos occidentales que reconocerían el agotamiento de la paciencia que estaba generando el ucraniano. El jefe de gabinete del presidente de Hungría dijo abiertamente que Zelenski estaba siendo un mal ejemplo por su comportamiento. 

No cabe duda, tal y como lo hemos venido explicando aquí, en ElNacional.cat, durante las últimas semanas, de que se ha producido un giro en Occidente respecto al conflicto en Ucrania. El cambio de discurso, obviamente, lo lidera Estados Unidos, que inmediatamente antes de celebrarse las elecciones de Mid Term el pasado 8 de noviembre, ya sabía que la mayoría de su población no respaldaba la estrategia de la Administración Biden respecto a Rusia. Incluso treinta senadores firmaron un documento donde pedían a su presidente que se apostase por la negociación con Rusia para abordar la paz. En los mismos términos se había pronunciado también Emmanuel Macron. Y hemos podido ver el giro de una manera evidente. 

En una misma semana, se produce un atentado en Turquía, donde su ministro de Exteriores apunta a Estados Unidos como responsable del entrenamiento de la mujer que fue detenida como principal responsable de la terrible explosión. La tensión va en aumento en un momento en el que los republicanos, sin tener una victoria ruidosa, se han hecho con la Cámara de Representantes y han dejado el Senado en manos de los demócratas por muy poca diferencia. Biden ya no tiene margen para seguir campando a sus anchas. Además, los republicanos han anunciado también esta semana el inicio de una investigación contra el presidente y su familia por los presuntos crímenes cometidos. 

A la vista está que depende de quién nos ataque, nuestras vidas valdrán más o menos, siempre atendiendo a los intereses políticos y no a los humanos

Mientras tanto, la Unión Europea se ha puesto de perfil. No hemos oído ningún tipo de comentario que condene con contundencia el ataque producido contra uno de nuestros socios. No hemos escuchado el más mínimo comentario hacia Ucrania, que ha asesinado a dos ciudadanos europeos. Nada. Escurrir el bulto, mirar hacia otro lado y hacer como si no hubiera pasado nada. Una "bajada de pantalones" como se suele decir, absolutamente indecente. 

¿Qué habría pasado si el misil hubiera sido ruso? Es evidente que la actitud habría sido muy diferente. Y aquí cabe preguntarse de qué manera la Unión Europea está defendiendo nuestros intereses, los de la ciudadanía europea. A la vista está que depende de quién nos ataque, nuestras vidas valdrán más o menos, siempre atendiendo a los intereses políticos y no a los humanos. 

Es evidente la sumisión de Europa a los giros de guion que marca Estados Unidos. Con la falta absoluta de comentarios, de condena y de acción tras lo sucedido esta semana, queda evidente.