Salvador Illa y el ministro Albares argumentaban —para lograr la oficialidad del catalán, el euskera y el gallego en la UE— que se trata de una cuestión de reconocimiento de la “identidad española”. A algunos, evidentemente, se nos pusieron las orejas en alerta, ante una apropiación tan grande de nuestra lengua para conformar una identidad supuestamente superior, y que muchos consideramos ajena, pero se entiende que se trata de una determinación clara para hacer que la “identidad española” sea entendida como integradora, plural, diversa, convivencial y amable. Ya lo advirtió Ana Botín, presidenta del Banco Santander, en el año 2018: se trata de “volver a enamorar a todos los catalanes del proyecto español”. Desde entonces, por la vía de la necesidad (de los votos) o quién sabe si por convicción, el PSOE se ha dedicado a ello por tierra, mar y aire. Si en aquellos años lo que tocaba era promover la “Marca España” hacia fuera, para lavar la imagen de un Estado autoritario que pega a los votantes, ahora nos encontramos ante una operación “Identidad española” que busca, descaradamente, seducirnos. La primera medida de seducción, han decidido, será el chantaje: o esto, o el PP y Vox.
“Cataluña”, reza el cartel donde el president Illa ha inaugurado la Semana Catalana en la Exposición Universal de Osaka. Nada que decir sobre la rumba catalana (un vestuario menos sevillano habría sido de agradecer, pero no pasa nada), o sobre los talleres de pan con tomate o la exposición de Miró, pero sí sobre una “ñ” que solo se entiende desde los supuestos ejercicios de “enamoramiento” que se nos quieren hacer… o bien por el hecho de que, antes, han pasado por el pabellón las semanas de Castilla y León, Castilla-La Mancha y Extremadura (y que próximamente se esperan las semanas de Canarias, Andalucía y Galicia). En definitiva, todo muy plurinacional, comprensivo y enamorador. Todo forma parte de la invocada “identidad española”, que se pretende, como decíamos, abierta y orgullosa de su pluralidad. Tan orgullosa que la entidad nacional catalana queda difuminada (o ignorada) por completo.
La primera medida de seducción del PSOE ha sido el chantaje: o esto, o el PP y Vox
Nada nuevo bajo el sol. Como decíamos la semana pasada, Franco al menos tuvo sobre la mesa una propuesta de canción en catalán para Eurovisión. Desde entonces hasta el sombrero cordobés de Melody, la “identidad española” nunca ha contado con nosotros y hay que decir que lo entiendo: si incluyeran una canción en catalán, no solo las protestas serían ensordecedoras sino que la propia población española la boicotearía en las votaciones. Más o menos lo mismo que sucede cuando se trata de sentenciar sobre las obras de Sijena expuestas en el MNAC, que ahora vuelven a dejar claro el ancestral criterio del derecho de conquista o del “qué pone en tu DNI”. Con una nula sensibilidad por la historia, por los criterios técnicos artísticos y por lo que cualquiera puede entender como la excepcionalidad. No, no quieren hacer ninguna excepción con nosotros: si acaso, intentarán llevar la lengua a la oficialidad europea, pero solo a cambio de votos, y solo con un resultado decepcionante (hasta la fecha), y sobre todo solo con la eterna advertencia encima: pensad que la alternativa es el PP y Vox.
No quisiera ser demasiado injusto. De acuerdo: estoy en disposición de admitir que no toda España es facha. Que existe una identidad española que es amable, que intenta encontrar la manera de encajar la diversidad y de mostrarla con orgullo, que considera que somos una nación (sin desarrollar mucho el concepto a nivel legal) o al menos una “nación cultural”, que nos quiere, que nos quiere enamorados y que quiere enamorarnos, que no se sintió cómoda con las hostias (físicas y judiciales) del procés y que tiene un proyecto moderno, lejos de las costras institucionales que la hacen poco amable. Lo admito, hay partidos y personas en España que son de mentalidad abierta y que aprecian nuestra manera de ser. Y que hacen lo posible por, a su manera, respetarla.
Desde aquí, muchas gracias y mi reconocimiento. ¿Ahora ya nos podemos ir?