Reconstrucción, nueva normalidad, retorno a lo real. Son los términos, los conceptos de moda que acompañan la desescalada, ese otro “palabro”. Pero, ¿adónde y a qué cosa volvemos?

En 1950, en plena posguerra mundial, la escritora y filósofa alemana de familia judía Hannah Arendt sacaba a la luz en uno de sus escritos, “Las secuelas del régimen nazi”, la actitud de fondo que subyacía sobre el gran acontecimiento del retorno de los alemanes al trabajo. Eso que luego se conoció como “el milagro alemán” no tuvo unos principios tan luminosos como siempre se ha supuesto. Se había producido un “cambio profundo”, dice Arendt: “La antigua virtud consistente en buscar la excelencia del producto final, sin que importaran las condiciones laborales, ha dado paso a una mera necesidad ciega de mantenerse ocupado, a la codicia de tener algo que hacer a cada momento del día”. ¿Por qué? Esa laboriosidad respondía, según la  autora de Los orígenes del totalitarismo a un “mecanismo básico de defensa contra la realidad”, la destrucción de mil años de historia alemana bajo las bombas aliadas y el horror de los campos de la muerte nazis: “Y dan ganas de gritar que eso no es real, que reales son las ruinas, real es el horror reciente, reales son los muertos a quienes ellos han olvidado”.

Busco en Arendt y otras voces y escrituras explicaciones, pistas para iluminar el presente. Una cura contra la indignación, también, que, en el encierro, alterna con los días de calma. Me indigna esa propaganda que, sobre el humo de las buenas noticias que vendrán, oculta y rehúye la realidad de más de 26.000 muertos en España, 11.000 en Catalunya, un cuarto de millón registrados en el mundo por la covid-19. Es de manual: algunos creen que cuanto antes se pase página, cuanto más se extienda el humo del botafumeiro en la gran catedral reabierta de par en par, más pronto serán exonerados de cualquier responsabilidad sobre lo ocurrido y lo que ocurre.

Algunos creen que cuanto antes se pase página, más pronto serán exonerados de cualquier responsabilidad sobre lo ocurrido y lo que ocurre

Trabajar, reconstruir, ingresar en la nueva normalidad, en la realidad, ¿para huir de la verdad, como los laboriosos alemanes de 1950? ¿Acaso estamos ya olvidando la tragedia de los muertos de la covid-19, disfrazándola de estadística, de fríos números, como los alemanes contemporáneos de Arendt miraban hacia otro lado antes de afrontar y asumir la realidad del desastre de la guerra y el genocidio? ¡Qué bien todo con el teletrabajo! ¡Y las series de Netflix! ¡Y ya se puede hacer deporte! ¿Sabía usted que el coronavirus ha vuelto a Corea del Sur?

Ahora que los uniformados ya no comparecen en las ruedas de prensa de la Moncloa, ahora que solo queda en pie el doctor-enterrador, con esas decenas de miles de muertos que lo contemplan, el riesgo no es tanto la cronificación de la distancia social en lo sucesivo -¿de verdad que antes estábamos tan juntos?- sino el silencio sobre lo ocurrido. Asistimos a los primeros compases de la gran operación amnesia que sucede a cada gran tragedia histórica, con la diferencia que es mentira que esto se haya acabado. En la gran operación amnesia están todas esas mentes del gabinete del doctor Caligari que intentan transmutar cada muerto en un voto, por la vía de que no lo reste en las próximas elecciones. Que trabajan para que cada prórroga del estado de alarma se convierta en 15 días más de legislatura, caiga quien caiga, incluido el soldado Rufián. Cuidado. Salvo en la propaganda, no hay evidencia de que nada vuelva a ser como antes. Muchas cosas podrían quedar obsoletas para siempre, o cuanto menos, seriamente averiadas, incluidos algunos políticos y candidatos y sus asesores electorales.

La proganda ministerial y las campañas de vuelta al optimismo piadoso nos bombardearán un dia sí y otro también como si aquí no hubiera pasado nada

El olvido creciente de los que ya no están, de nosotros mismos, está siendo subvencionado con fondos públicos destinados no a comprar mascarillas sino a pagar anuncios en los medios, a contener la sangría de pérdidas y calmar las conciencias editoriales que pudieran inquietarse. A echar tierra sobre lo que realmente ocurre. En eso trabaja la propaganda ministerial y las campañas de vuelta al optimismo piadoso que nos bombardearán un dia sí y otro también, como si aquí no hubiera pasado nada. Es muy fina la línea roja. Dice Arendt: “Las mentiras de la propaganda totalitaria se diferencian de las mentiras habituales de los regímenes no totalitarios en momentos de emergencia por su constante negación de la importancia de los hechos en general: todos los hechos pueden ser cambiados, y todas las mentiras pueden ser convertidas en verdad”.

España se está comportando como un país pinocho en el tratamiento informativo oficial de la crisis sanitaria

A diferencia de lo que afirmó el presidente Pedro Sánchez, no existe ningún ranking de la Universidad Johns Hopkins según el cual España es el quinto país del mundo que más tests realiza para detectar la covid-19. De momento, lo que sabemos es que España está entre los países del mundo -no es el único- que más miente a sus ciudadanos sobre la pandemia. Se acumulan las evidencias de que España se está comportando como un país pinocho en el tratamiento informativo oficial de la crisis sanitaria. 

La desescalada, el desconfinamiento, los encuentros tolerados en no sé qué fase se van a producir sobre un quasi-vacío de seguridad informativa y sanitaria real. Por eso quizás la propaganda presenta a la gente como robots que vuelven a activarse tras un parón del sistema. Robots: esos perfectos seres que ni sienten ni piensan ni enferman y siempre pueden volver a ponerse en marcha, incluso después de muertos. Pero ya se sabe: entre la verdad y la economía, la cuenta de resultados, el ingreso en la “nueva normalidad”. Esa es la prioridad. “El muerto al hoyo y el vivo al bollo” decía ese siniestro, por pragmático, refrán. Lo que no decía el dicho es qué pasa cuándo no hay bollo. Qué sucede cuando la realidad de los vivos es una catástrofe que no tiene un origen biológico, natural, sino humano, demasiado humano, que diría Nietzsche.

EN DIRECTO | La última hora sobre el coronavirus y sus afectaciones en Catalunya, España y el mundo

🦠MAPA | Los contagios de coronavirus en Catalunya por municipios y barrios

MAPAS | El impacto del coronavirus en Catalunya por regiones sanitarias

🔴 Sigue ElNacional en Telegram