El pleno de este miércoles en el Congreso ha sido seguramente el más sintomático de los que se han celebrado durante la crisis del coronavirus. Hoy, Pedro Sánchez ha conseguido salvar los muebles y aprobar la cuarta prórroga del estado de alarma. Lo ha hecho in extremis, por los pelos y perdiendo algunos de sus aliados más fieles por el camino, como es el caso de ERC, el último partido independentista que le quedaba. Este vacío lo ha tenido que llenar los diez escaños de Ciudadanos, que ha hecho ganar protagonismo a Arrimadas en su tercer día al frente del partido. El marcador final: 91 votos a favor menos que ahora hace dos semanas. El estado de alarma se alargará al menos hasta el 24 de mayo.

Si hace dos semanas fueron 269 , este miércoles han estado 178 votos a favor, rozando el umbral de la mayoría de la cámara. Han votado a favor el PSOE, Podemos, Ciudadanos, el PNV y otras formaciones minoritarias. En el otro lado, los votos en contra han sido 75, los de Vox y los de los tres partidos independentistas catalanes, ERC, JxCat y la CUP. Las abstenciones han sido 97, entre ellas las 89 del PP, que finalmente no se ha desmarcado del todo, y las de EH Bildu, que no ha querido poner obstáculos.

La cuarta prórroga se ha salvado a minutos de empezar el pleno. Anoche, la Moncloa anunció un acuerdo con Ciudadanos, según el cual mantendrán reuniones semanales y el ejecutivo se compromete a estudiar la manera de alargar las medidas económicas y sociales más allá del estado de alarma, que durará el tiempo "estrictamente necesario". Esta misma mañana, antes del pleno, ha cerrado el sí del PNV, que verá aprobada su enmienda según la cual se refuerzan los mecanismos de "cogobernanza" del Estado con las comunidades de cara a la desescalada.

En este contexto, Pedro Sánchez se ha tenido que enfrentar nuevamente a una jornada de reproches en el parlamento. Los ha recibido de la derecha y la extrema derecha, que le ha amenazado con una moción de censura. Y los ha recibido de sus propios aliados y socios, como los independentistas, que han acabado votando todos en contra. Ha sido sintomático de que el diputado de Compromís, Joan Baldoví, le haya enviado "al rincón de pensar", a pesar de facilitarle la nueva prórroga. La principal fuente de conflicto: la retención del mando único del Estado.

Sánchez en defensa del mando único

Con poco éxito, Sánchez ha intentado apagar las críticas por centralista. Ha empezado su intervención delante de la cámara prometiendo que las comunidades tendrán un "papel protagonista" en la desescalada. Podrán proponer unidades territoriales y medidas adicionales al plan de desescalada "con la debida justificación". Incluso "tendrán capacidad interpretativa" de las medidas teniendo en cuenta la complejidad y la decisión final será "preferentemente consensuada". Pero la última palabra la tendrá el ministerio de Sanidad.

En el turno de réplica, aunque ha negado la recentralización de competencias, se ha visto obligado a defender el mando único tan criticado. Sánchez ha recordado que el president Torra pidió desde el principio la limitación de la movilidad entre provincias. Y lo ha utilizado para defender el estado de alarma: "El Govern de la Generalitat no tiene instrumentos jurídicos para cerrar Barcelona. No los tiene". Según ha defendido, eso sólo lo puede hacer el Gobierno con el estado de alarma. También ha menospreciado el desconfinamiento por zonas sanitarias en Catalunya: "La gente no sabe las fronteras de un área sanitaria. ?Usted las sabe, señor Rufián?".

Ruptura con el independentismo

En esta cuarta prórroga, ni ERC, el último de los independentistas catalanes, se ha abstenido. El enfado se ha notado y mucho en la intervención de Gabriel Rufián, que ha dicho basta. "Si tan progresistas y dialogantes son, que se note", ha lanzado el portavoz republicano, que ha reiterado la advertencia que ya hizo durante el debate de investidura hace cuatro meses: "Sin diálogo no hay legislatura". Rufián ha defendido que "hay alternativa a la recentralización, la militarización y la regresión de derechos civiles".

Junts per Catalunya ya había votado en contra ahora hace dos semanas, y no se ha movido de allí. Laura Borràs ha reprochado al presidente del Gobierno el pacto alcanzado con Ciudadanos para prorrogar el estado de alarma por el coronavirus. "Nos decían que no había plan B y han acabado aprobando un plan C, de Ciudadanos", ha ironizado la portavoz de la formación en el Congreso. "Sus alianzas han mutado antes que el virus. Ha improvisado medidas y apoyos", ha lamentado Borràs.

Por su parte, Mireia Vehí ha denunciado, nuevamente, que el Gobierno quiera utilizar el estado de alarma para "saquear las arcas públicas" y crear un "estado de sitio" para recortar libertades. La diputada de la CUP ha rebatido los argumentos del ejecutivo: "No es cierto que sea la única forma de confinar, hay leyes". En este sentido, ha defendido que "desde la izquierda siempre hay una alternativa".

Casado: "Usted es el error absoluto"

Aunque a estas alturas sus votos ya eran irrelevantes, el PP finalmente ha optado por la abstención a la cuarta prórroga del estado de alarma. Así lo ha anunciado Pablo Casado desde el mismo atril del Congreso de los Diputados, desde donde ha avisado de que será la última vez: "Si no encuentra un plan B en 15 días, no vuelva a pedir lealtad y unidad a la oposición". En un discurso muy duro, el jefe de la oposición ha utilizado expresiones como "bajeza moral" para referirse al Gobierno. Parafraseando a Sánchez, que ha avisado de que levantar el estado de alarma sería un "error absoluto", Casado le ha replicado a Sánchez que él "es el error absoluto".

Abascal amenaza con moción de censura

La extrema derecha amenaza con recurrir a todos los mecanismos a su alcance para luchar contra el gobierno "socialcomunista". Este mismo miércoles, Santiago Abascal ha amenazado a Pedro Sánchez con la presentación de una moción de censura, para que cada uno de los 350 diputados se tengan que pronunciar sobre la continuidad del gobierno de coalición. El reglamento establece que hace falta una décima parte de los diputados para presentarla, que serían 35 escaños. Vox tiene ahora mismo 52, así que los números le saldrían.

 

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