Hoy se reúne el Consejo de Ministros para valorar la situación actual, sobre todo después de la investidura de Quim Torra como president de Catalunya. Seguramente muchos de los dirigentes políticos españoles no esperaban llegar a este punto y ahora se hallan ante una realidad que no saben abordar.

Tras haber dado a entender de manera continua que la ganadora de las elecciones fue Inés Arrimadas y que estaba siendo imposible formar gobierno por el caos generado en Catalunya por parte de los “golpistas”, ahora llega el momento de explicar que hay un president del bloque republicano e independentista hasta la médula. Difícil de explicar cuando se han contado tantas mentiras.

Por eso, entre otras cosas —como el casi enfermizo rechazo a lo independentista y republicano— se ha generado semejante escándalo, tratando de desacreditar y descalificar ad nauseam a Torra. En menos de una semana ya han creado el perfil: “xenófobo, racista, psicópata y putita de Puigdemont”. Y por si todo esto no fuera ya suficiente, se han orquestado campañas en redes sociales donde el centro de la diana era una de las hijas de Torra, que para más brutalidad ha sido acosada utilizando su enfermedad. Esta es la semanita que está aguantando quien aún no ha dado un solo paso para formar gobierno.

Una semana de exageraciones absurdas, de descontextualizaciones, de maldad que dejan en evidencia el nivel de democracia que nos gastamos en España. Porque después de haber hecho lo posible y lo imposible para obstaculizar todas las investiduras (Puigdemont, Sánchez, Turull), ahora, cuando no hay excusa contra Torra, lo único que les queda es desprestigiarle hasta el infinito.

Las redes se han llenado de referencias a los artículos de Torra. Sin embargo, acceder a sus artículos originales se ha convertido en tarea bastante más complicada. Y le aseguro que no tiene nada que ver leer los extractos que se han sacado, y las traducciones forzadas que se han realizado, con los originales. Pero hacer eso requiere, en primer lugar, voluntad de saber la verdad; en segundo lugar, aproximarse a los hechos desde la falta de prejuicios, y por último, reconocer lo que hay y no lo que se quiere que haya.

Esto va, en definitiva, de sacar lo que sea con tal de deshumanizar al “enemigo”; ridiculizarlo, lincharlo, y hacerle ante los ojos del mundo un perfil inhumano

Esto va, en definitiva, de sacar lo que sea con tal de deshumanizar al “enemigo”; ridiculizarlo, lincharlo, y hacerle ante los ojos del mundo un perfil inhumano. Esto ya ha pasado más allá de una mera oposición política a otro nivel: el de la persecución y destrucción de una persona. No piensen que se debe únicamente al asunto catalán, no. Esto es el modus operandi de esta generación de políticos, de los trepas profesionales que, fuera de sus enredos de partido, no serían nada extraordinario, y posiblemente —seguro— no encontrarían la manera de ganar tantísima pasta en un trabajo ordinario.

A la vista está lo que ha sucedido con Cristina Cifuentes: era una de los suyos y le han destrozado sin límites. Una vuelta de tuerca más, y otra, y otra hasta que ha caído fulminada. Así se las gastan. Los que hablan de legalidad y de orden mientras forman parte de un partido que se comporta, según los jueces, como una organización criminal. Ya lo estamos viendo: propaganda, amenazas, bulos y mentiras para quitarle las ganas a cualquiera de plantarles cara.

Pero no piense usted que queda ahí el asunto, pues el PSOE siempre puede darnos sorpresas (a peor). La última es la propuesta del señor Sánchez: como ahora no queda claro que pueda aplicarse el artículo que regula el delito de rebelión, plantea cambiar el código penal para que así los hechos encajen mejor. Concretamente, Ábalos ha sido más explícito: solicita la revisión del delito de rebelión para incluir los desafíos pacíficos. Sí. Como usted lo acaba de leer. Además, se han aplicado estos días haciendo uso de las organizaciones afines al PSC, como una conocida ONG contra el racismo que, rauda y veloz, ha publicado un comunicado contra Torra, y ha sido difundido principalmente por los dirigentes socialistas, llevándoles incluso a enviar cartas a los compañeros europeos. Así funciona el PSOE: en lugar de dialogar y hacer política, prefieren participar en una campaña de acoso y derribo. 

Si la noticia no fuera escalofriante y realmente preocupante, tendría su gracia: reconocen que no se ha cometido delito de rebelión. Y por ende, que los que han tenido que marcharse a solicitar justicia de otros países, y quienes están en prisión, son exiliados y presos políticos. Porque no han cometido delito alguno. Ver para creer.

Desde el PSOE reconocen que no se ha cometido delito de rebelión. Y por ende, que los que han tenido que marcharse a solicitar justicia de otros países, y quienes están en prisión, son exiliados y presos políticos

Esto, que debería haber sido la noticia del día, quedó curiosamente oculto por los demás titulares en los medios españoles: la ceremonia de investidura de Quim Torra. Un episodio absolutamente protocolario que ha generado todo tipo de rumores e interpretaciones. El gobierno de España fue invitado, sí. En la figura del secretario de Estado de Administraciones Territoriales, el señor Bermúdez de Castro. Así fue acordado por la vía protocolaria hasta que Soraya quiso imponer su presencia. Las múltiples declaraciones públicas de Soraya, como las que ha hecho al respecto de la “liquidación” del proceso, han servido para que no haya sembrado simpatías y no sea la figura más idónea para comenzar un proceso de diálogo. Se plantearon, en lugar del suyo, otros nombres, incluso más relevantes a nivel de responsabilidad política, que bien podrían ser invitados sin problema. Pero Soraya tenía especial interés en ser ella y no otro. Podría pensarse que se trata de una casualidad, pero al conocer el hecho de que M. Rajoy ha sido el único mandatario que ha declinado asistir a una reunión de la UE con Kosovo, queda clara su actitud: la democracia es suya, y si no aceptamos pulpo como animal de compañía, se la llevan. 

Lo cierto es que este tipo de ceremonias no están reguladas y no hay ninguna manera de determinar quién debería estar o no presente, por lo que depende de la voluntad de quienes organizan el evento. En este caso, fue clara: una investidura de perfil bajo, atendiendo a las circunstancias y, para ello, según fuentes expertas en protocolo, lo adecuado habría sido, como estaba establecido, la presencia del secretario de Estado, sin más.

Como ve, mucho ruido para tratar de tapar lo que ha sucedido estos días: la rueda de prensa dada por Puigdemont y Torra en Berlín, el revés de la justicia en Bélgica, la visita a los presos políticos pospuesta para el lunes, y el reconocimiento extraño por parte del PSOE de que no se ha cometido delito de rebelión.

Y tras estas cortinas de humo, tras este actuar de la cosa nostra, noticias como esta son desconocidas.