Tesla ha rebajado de forma significativa el precio del Model 3 en su versión de acceso con tracción trasera, situándolo en un rango más cercano al de vehículos compactos generalistas que al de berlinas eléctricas premium. Esta bajada ha generado un notable impacto en foros y redes sociales, donde ya se comenta que el modelo “está a precio de Renault”, en alusión a su nueva posición frente a marcas más convencionales del mercado europeo.

La versión afectada por esta oferta es el Model 3 RWD, equipada con una batería LFP y una autonomía homologada de 513 kilómetros WLTP. El precio tras aplicar todas las bonificaciones posibles —incluidas las ayudas públicas disponibles— queda por debajo de los 30.000 euros, una cifra que hasta hace poco se asociaba a vehículos eléctricos de menor tamaño o prestaciones. Con esta estrategia, Tesla busca dar un nuevo impulso a su berlina de entrada, en un contexto de fuerte competencia y dinamismo comercial.

En términos de diseño y tecnología, el Model 3 mantiene su apuesta minimalista con un habitáculo dominado por la gran pantalla central de 15 pulgadas y materiales mejorados tras la reciente actualización. También incorpora de serie el paquete de ayudas a la conducción, climatizador automático, conectividad avanzada y acceso remoto a través de la aplicación oficial. Lo destacable en este caso es que el precio reducido no implica una merma de dotación, sino que conserva todos los elementos que han definido su éxito comercial.

Además del atractivo económico, la propuesta se refuerza con el acceso a la red de carga rápida propia de Tesla, uno de los puntos diferenciales frente a otras marcas que dependen de operadores externos.

Precio de generalista, autonomía de premium

El Model 3 con tracción trasera se sitúa ahora en una posición estratégica frente a competidores eléctricos de menor tamaño. Con una aceleración de 0 a 100 km/h en 6,1 segundos y una velocidad punta de 201 km/h, ofrece unas prestaciones más cercanas al segmento D que al C, donde se ubican modelos con precios similares tras ayudas.

 

La batería LFP permite cargas frecuentes al 100 % sin degradación acelerada, lo que mejora la autonomía disponible en el día a día. Además, admite recarga rápida en corriente continua hasta 170 kW, lo que permite recuperar del 10 al 80 % de energía en poco más de 25 minutos, dependiendo del punto de carga utilizado. En conjunto, esta arquitectura lo convierte en una opción práctica tanto para uso urbano como para trayectos largos.

Por otro lado, la caída de precio plantea un cambio en la percepción de marca. Tesla, hasta ahora ubicada en el imaginario como un fabricante premium o de aspiración tecnológica, entra de lleno en el terreno de las marcas generalistas, donde el factor precio resulta decisivo. Esta decisión también responde a la presión comercial ejercida por fabricantes chinos y europeos, que están acelerando la electrificación con propuestas más accesibles.

Cabe destacar que esta estrategia refuerza la presencia de Tesla en los programas de ayuda estatales, al facilitar que más unidades del Model 3 puedan acogerse a los límites de precio exigidos para recibir subvenciones. Con ello, la marca consolida su volumen de ventas mientras desplaza la competencia hacia una franja de mercado menos saturada.

En definitiva, el Tesla Model 3 en su configuración básica se convierte ahora en una alternativa directa a modelos eléctricos compactos del mercado generalista, con el valor añadido de una red de carga propia y una autonomía difícil de igualar por sus rivales más cercanos en precio.