Según un informe del propio Govern de la Generalitat, durante el primer cuatrimestre de este año el ejecutivo que preside Salvador Illa ha generado más actividad legislativa por la vía del decreto ley que mediante el procedimiento legislativo ordinario. Un 60 % de la actividad legislativa que el Govern ha llevado a cabo entre enero y abril ha sido a través del mecanismo del decreto ley. ¿Y eso es malo? Sí. No es la mejor señal para una democracia parlamentaria si quiere ser de calidad. El decreto ley es un instrumento excepcional que permite al Govern (no al Parlamento) aprobar normas con rango de ley de forma inmediata, sin seguir todo el procedimiento ordinario. Por eso, solo se contempla en casos de extrema y urgente necesidad. ¿Qué transmite un gobierno que utiliza con frecuencia el decreto ley en lugar del procedimiento legislativo ordinario? Déficit democrático, debilidad parlamentaria y partidismo. Menospreciar el poder legislativo reduce la calidad democrática de un país.
Es significativo que quienes más critican determinadas formas de gobernar en otros países estén enganchados a gobernar a golpe de decreto, un abuso denunciable en nuestro país. De hecho, el Consell de Garanties Estatutàries les ha llamado la atención. También es significativo qué iniciativas se han impulsado mediante el procedimiento legislativo habitual y cuáles a golpe de decreto. Las medidas tomadas en el marco de la actividad legislativa ordinaria se agrupan en los siguientes ámbitos: sector agrario y ganadero; actividades de juego en centros recreativos; régimen jurídico especial de Barcelona; compatibilidad de actividades de ocio y deporte con la contaminación acústica; promoción y fomento de la paz; acción exterior de Catalunya. La actividad legislativa vía decretos ley se agrupa en: vivienda, consumo y urbanismo; suplementos de crédito a los presupuestos de la Generalitat (prorrogados desde 2023) y función pública; contratación del sector público; medidas tributarias. Ya sabemos que en este país todo es importante y no tengo ninguna intención de menospreciar nada de lo que se ha aprobado. Pero, de los dos bloques, ¿qué medidas consideráis de mayor relevancia política y social? ¿Cuáles pensáis que tienen más densidad normativa?
Si el Govern, para disimular su debilidad parlamentaria, impone a golpe de decreto la voluntad de sus socios minoritarios, no vamos bien
Si el Govern, para disimular su debilidad parlamentaria, impone a golpe de decreto la voluntad de sus socios minoritarios, no vamos bien. Si para disimular que no hay presupuestos desde 2023 impone suplementos de crédito a golpe de decreto, no vamos bien. Si, por suerte, en Catalunya no ha habido ninguna situación de extrema y urgente necesidad desde la COVID-19 y el Govern utiliza —al menos en el primer cuatrimestre de este año— más veces el decreto ley que la tramitación parlamentaria ordinaria, es que no vamos bien.
De entrada, porque la coherencia es uno de los bienes más preciados en política. Por tanto, no se puede ser defensor de la democracia parlamentaria y actuar a golpe de decreto como se hace en sistemas políticos presidencialistas. Con esto no quiero decir que no sean buenos o, seguramente, más eficientes. Lo que quiero decir es que, si crees que lo que criticas en el fondo es mejor y lo imitas haciendo trampas a tu propio sistema, ten el valor de asumirlo y cambiarlo. No de subvertirlo. Son tiempos de cambios que han traído y traerán nuevas realidades políticas. Quienes tengan más interés en proteger el sistema —que tiene muchas virtudes— deben defenderlo con absoluta radicalidad. No solo con palabras, sino con su comportamiento. Legislar en un sistema parlamentario implica debate, enmiendas y esfuerzos para alcanzar acuerdos. Cuanta más debilidad tiene un gobierno, más debate, enmiendas y acuerdos requiere. Parece que el Govern Illa ha elegido el camino opuesto: enganchados al decreto ley.