El Rimac Nevera R ha pulverizado todos los registros conocidos en el mundo del automóvil, convirtiéndose en el coche más rápido del planeta en términos de aceleración. Con cifras que parecen sacadas de la ciencia ficción, esta versión extrema del hiperdeportivo eléctrico croata establece nuevos récords de forma aplastante, dejando atrás incluso a referentes como el Bugatti Chiron o el Koenigsegg Jesko Absolut.
Desde parado, el Nevera R es capaz de acelerar hasta los 400 km/h y volver a detenerse completamente en apenas 25,79 segundos, una hazaña que lo sitúa 2,04 segundos por delante del Jesko Absolut, que hasta ahora dominaba este tipo de pruebas. Esta capacidad de pasar del reposo al límite y regresar a cero en tan poco tiempo refleja el nivel de desarrollo alcanzado en tracción, aerodinámica activa y gestión energética.
En cuanto a aceleración pura, el Nevera R firma un tiempo de 0 a 100 km/h en tan solo 1,72 segundos, mejorando incluso al Nevera estándar. Pero lo verdaderamente impresionante llega a velocidades más elevadas: alcanza los 200 km/h en 3,95 segundos y llega a 300 km/h en apenas 7,89 segundos. Para contextualizar, esto supone superar al modelo base por más de 1,3 segundos en esta última marca. Además, el intervalo entre 200 y 300 km/h lo cubre en menos de 4 segundos, cifras que consolidan su estatus como el automóvil de producción con mayor capacidad de aceleración jamás fabricado.
Nueva referencia entre los hiperdeportivos eléctricos
El hito más espectacular lo marca al completar el 0 a 400 km/h en solo 29,93 segundos, alcanzando una velocidad punta de 431,45 km/h. Esta marca lo convierte en el coche eléctrico de producción más rápido del mundo, un título que confirma la eficacia del sistema de propulsión eléctrica desarrollado por Rimac. Aunque su velocidad máxima todavía se sitúa por debajo de los 490,48 km/h registrados por el Bugatti Chiron Super Sport 300+, el croata se impone con claridad en lo que a rendimiento dinámico se refiere.
Lo destacable en este caso es que todas estas cifras se obtienen de manera controlada y repetible, algo poco habitual en vehículos de estas prestaciones. La estabilidad, la tracción total gestionada electrónicamente y la distribución de par permiten al Nevera R mantener la compostura incluso en aceleraciones que superan los límites habituales de adherencia.
Con estos registros, el Rimac Nevera R no solo establece un nuevo paradigma técnico en la industria del automóvil eléctrico, sino que redefine lo que se considera posible en un coche de producción. A partir de ahora, cualquier comparación de rendimiento extremo tendrá que pasar por el listón impuesto por este modelo, que deja atrás a la mayoría de sus rivales sin necesidad de recurrir a la combustión.