Es de sobras conocido que desde la unión europea están intentando llevar a cabo diferentes medidas para que la industria de automóvil se acabe transformando y deje de ser una de las industrias que más contamina en el viejo continente.

En este sentido, no es que sea precisamente ningún secreto que, tal y como está planteado ahora, será a partir de 2035 cuando ya no se podrán vender en Europa coches que no cuenten con motores 100 × 100 eléctricos. Eso no significa que a partir de entonces los modelos con motores de combustión o híbridos no puedan seguir circulando.

Sin embargo, una de las normativas que está dando más de qué hablar en la industria es de hace ya un tiempo es la nueva normativa Euro 7 la que sustituirá a la actual Euro 6 y que ya está provocando que muchas grandes marcas estén mostrándose en contra.

Y es que esta nueva normativa tiene como objetivo precisamente reducir el impacto medioambiental de los motores de combustión, por lo que los grandes fabricantes ya están dejando muy claro que, para poder hacer encajar algunos de sus modelos en esta nueva normativa, para tener que aumentar tanto los precios que van a provocar que incluso algunos de estos modelos se queden fuera de mercado, especialmente los utilitarios.

Los ‘costes’ de la nueva normativa Euro 7

Para dar a un mayor credibilidad a sus argumentos, no ha sido otra que la patronal de las marcas de coches en Europa, ACEA, la que ha encargado recientemente un informe a Frontier Economics en el que se hace evidente el impacto económico que tendrá tanto para las propias marcas como para el consumidor la implantación de esta nueva normativa.

Y es que, entre muchos otros datos interesantes, este informe apunta que el hecho de que las marcas tengan que rediseñar buena parte de sus motores para que cumplan esta normativa va acabar derivando en un aumento de euros 1800 € será el precio de los modelos con motor de gasolina y de más de 2500 en los precios de los modelos con motores diésel.

 

Por otro lado, y seguramente en contra de lo esperable en este sentido, este estudio también argumenta que estos cambios en los motores acabarán derivando en un aumento del consumo de un 3,5 %, lo que acabará derivando en un gasto extra de más de 600 € a lo largo de la vida útil de un motor de combustión.

De momento, y a no ser que se lleve a cabo una profunda revisión, esta normativa euro siete entra en juego dentro de dos años, en el mes de julio de 2025, por lo que no sería de extrañar que, hasta entonces, este tipo de asociaciones así como los grandes marcas seguirá luchando en contra de una normativa que, a su juicio, no les beneficia.