Las marcas chinas han logrado irrumpir con fuerza en el mercado europeo. Su estrategia ha sido clara: ofrecer precios bajos, diseños atractivos y un equipamiento que compite de tú a tú con las firmas tradicionales. El resultado ha sido un crecimiento muy rápido, pero con un lado negativo que empieza a preocupar a los compradores.
Uno de los mayores problemas está en la depreciación. Mientras un modelo europeo conserva parte de su valor durante los primeros años, un coche chino puede perder miles de euros en muy poco tiempo. El caso del MG5 es uno de los más llamativos: en solo doce meses ha visto reducido su precio en más de un 20%.
Los coches chinos se devalúan demasiado rápido
La explicación está en varios factores. En primer lugar, la falta de servicios oficiales y de una red sólida de talleres hace que el coste de los seguros se dispare. A eso se suma la desconfianza de los compradores ante la durabilidad a largo plazo, lo que reduce la demanda en el mercado de ocasión.

Los portales especializados en vehículos usados ya lo confirman: modelos de MG, BYD y otras firmas asiáticas se revenden con mucha dificultad. El cliente potencial prefiere apostar por marcas conocidas que garantizan mayor fiabilidad y mejor valor de reventa. Comprar barato de inicio puede convertirse en una pérdida económica en pocos años.
Modelos como el MG5 pueden ser una compra interesante, pero una inversión nefasta
Si se compara con rivales europeos, el golpe es todavía más evidente. Un Dacia Duster de la generación anterior, por ejemplo, se devalúa menos que un MG actual, y eso demuestra el gran desafío que enfrentan las marcas chinas. El ahorro inicial no compensa cuando llega el momento de vender.
Los informes de consultoras alemanas señalan que esta situación no es pasajera. La pérdida de valor continuará mientras persistan las dudas sobre la calidad de materiales, la disponibilidad de repuestos y la solidez de las redes de posventa. En definitiva, los precios bajos esconden un coste oculto que muchos compradores están empezando a descubrir.

El MG5 es hoy el ejemplo más claro: quien lo compra nuevo debe asumir que en un año perderá más de 6.000 euros. Una cifra difícil de ignorar para cualquiera que valore su dinero y que plantea la gran pregunta: ¿merece la pena apostar por un coche chino a este precio? ¿O es cierto el dicho de que lo barato sale caro?