El Mazda 3 es uno de esos coches que obligan a mirar más allá del simple precio. Es cierto: cuesta 27.800 euros en su versión de acceso, lo que supone apenas 1.000 euros más que el Skoda Scala más barato, que arranca en 26.805 euros. Pero la comparación acaba ahí, porque en todo lo demás el japonés está varios escalones por encima. Y no solo frente al Scala, también contra rivales de más prestigio como el Mercedes Clase A, el Audi A3 o el BMW Serie 1.
El diseño es el primer argumento de peso. El Mazda 3 transmite elegancia y deportividad desde cualquier ángulo. Con 4,46 metros de largo, 1,79 de ancho y una altura de solo 1,43 metros, tiene proporciones equilibradas y una presencia en carretera que lo hace parecer de un segmento superior. Frente al Scala, que cumple sin brillar, el japonés juega en otra liga. Aquí la palabra clave es estilo.

Un compacto de carácter premium a precio casi de low cost
El interior confirma lo que promete por fuera. El Mazda 3 cuida los detalles, con materiales de calidad y un diseño minimalista pero tecnológico. La batalla de 2,72 metros asegura un habitáculo amplio, cómodo para todos los ocupantes. Su maletero ofrece 351 litros, que pueden ampliarse hasta 1.026 litros con los asientos abatidos. No es el más grande del mercado, pero ofrece un equilibrio perfecto entre practicidad y diseño. Y sobre todo, no transmite la sensación de coche "low cost" que sí puede aparecer en el Scala.
Donde el Mazda 3 marca la diferencia es en la mecánica. Su motor 2.5 E-Skyactiv-G rinde 140 CV y 238 Nm de par máximo, asociado a un cambio manual de seis relaciones y tracción delantera. Acelera de 0 a 100 km/h en 9,5 segundos, alcanza 206 km/h y consume de media solo 5,9 litros cada 100 km. Además, emite 133 g/km de CO₂, lo que lo convierte en un compacto eficiente y responsable. Aquí es donde se acerca a la fiabilidad de Toyota, con una propuesta que combina prestaciones y bajo consumo.

Uno de los mejores compactos del mercado en todos los aspectos por solo 1.000 euros más que el Skoda Scala
El equipamiento de serie es otro golpe sobre la mesa. Desde la versión más básica, el Mazda 3 incluye llantas de aleación, faros LED, pantalla de 10,25 pulgadas, sistema Mazda Connect, conectividad inalámbrica con Apple CarPlay y Android Auto, control de crucero adaptativo por radar y hasta un asistente de voz Alexa. Todo ello en el acabado Prime-Line, sin necesidad de gastar miles en extras. El Scala, en comparación, obliga a añadir paquetes para alcanzar un nivel similar.
El confort también está muy trabajado. Los retrovisores calefactados y plegables, el sensor de aparcamiento trasero, el sistema de audio con seis altavoces y los reglajes manuales en los asientos garantizan comodidad y usabilidad diaria. Puede que no tenga el logo premium de Audi o BMW, pero en la práctica ofrece un equilibrio excelente entre calidad y tecnología.
Por apenas 1.000 euros más que un Skoda Scala básico, el Mazda 3 ofrece más diseño, más motor, más eficiencia y mucho más equipamiento. Es japonés como Toyota, con la fiabilidad que eso implica, pero con un toque de elegancia deportiva que lo hace único. Un coche que no necesita un logo premium para justificar su precio, porque en todo lo importante es claramente mejor en todo.