El BMW X3 y el Mercedes GLC son, junto al Audi Q5, dos de las auténticas referencias en el segmento de los D-SUV en Europa, es decir, modelos pensados para aquellas familias que necesitan un extra de habitabilidad y de capacidad de carga y que, como no podía ser de otra forma teniendo en cuenta que no son precisamente modelos baratos, llegan extremadamente bien dotados en todos los sentidos.
Eso sí, como suele ser habitual en las comparativas de modelos de BMW y Mercedes, por mucho que los dos formen parte de la misma categoría, que vayan dirigidos a un tipo de cliente que tiene un presupuesto muy alto y que sean modelos premium de un estatus muy alto en el mercado, son opciones parecidas en muchos aspectos pero también muy distintas en otros, y ahí es donde está la clave para muchos conductores.
El BMW X3 es más moderno y atractivo, pero el GLC es más polivalente
De las principales diferencias entre estos dos modelos es, lógicamente, su diseño, siendo mucho más deportivo y agresivo el del BMW como suele ser habitual en la marca de Múnich, mientras que el modelo de Mercedes se presenta como una opción más neutra, algo que suele encajar mejor con el tipo de perfil del conductor que tiene la marca de la estrella.
Más allá del diseño, que siempre es algo subjetivo, lo que sí que es objetivo es que el Mercedes se presenta como una opción más polivalente, quizás enfocada masa familias que necesitan un extra de habitabilidad y de capacidad de carga, siendo una prueba evidente de ello que cuenta con 50 l más de capacidad de carga en su maletero, en su caso de 620 l, más que suficiente para la inmensa mayoría de familias.
A nivel de mecánicas de acceso y de precio de acceso son dos modelos que se sitúan en un nivel muy similar, con mecánicas micro híbridas de unos 200 caballos de potencia asociadas a transmisiones automáticas y a precios de partida que rondan los 60.000 euros. Es por eso que, sin ser modelos deportivos y sin ser modelos compactos sino más bien modelos pensados para familias, ese extra que tiene el Mercedes en cuanto polivalencia lo sitúa, que sea que no sea tan moderno y atractivo a nivel visual, un escalón por encima de su rival directo alemán.