Greenpeace Holanda ha publicado hoy unos documentos clasificados sobre las negociaciones del Tratado Transatlántico de Libre Comercio e Inversión (TTIP) entre la UE y EE.UU. Esta filtración de 248 páginas, ya conocida como TTIP leaks, revela por primera vez la posición de Washington e "intentos deliberados de cambiar el proceso legislativo y democrático de la Unión Europea", según Greenpeace.

Las informaciones han puesto contra las cuerdas a Europa, ya que confirman "importantes riesgos para el clima, el medio ambiente y la protección del consumidor" que se podrían hacer realidad si esta accediera a las demandas de los norteamericanos, denuncian los ecologistas.

El principal objetivo de las filtraciones, según sus autores, es proporcionar la "transparencia necesaria" sobre este polémico tratado para incentivar "un debate informado". De hecho, Greenpeace ha pedido detener las conversaciones hasta que no haya un "debate público" sobre una base de "hechos, y no especulaciones".

El beneficio por delante de la vida

En estos documentos, no figuran protecciones medioambientales europeas de larga tradición como la regulación del comercio "para proteger la vida o la salud de seres humanos, animales y plantas" o "para la conservación de los recursos naturales". Para la organización, la omisión de esta regla "sugiere que las dos partes ponen el beneficio por delante de la vida y la salud".

El responsable de Greenpeace en Europa, Jorgo Riss, ha asegurado que la organización no rechaza "otros posibles acuerdos" entre la UE y los EE.UU., pero considera que "este proyecto de unirlo todo en una gran negociación y situar en ella asuntos sensibles como la sanidad pública y la protección medioambiental, es la base de un fracaso".

La UE se defiende

La comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, ha respondido públicamente a la filtración con un comunicado donde garantiza que el acuerdo TTIP "no rebajará nunca" la regulación europea sobre protección de consumidores o medio ambiente. "Cualquier acuerdo comercial de la UE sólo puede cambiar la regulación haciéndola más fuerte", dice.

La comisaria ha insistido en que tiene un "claro mandato para las negociaciones otorgado por los 28 gobiernos de la UE" con "líneas rojas que no son negociables". Los documentos filtrados reflejan la postura de ambas partes pero no un acuerdo entre ellas, de manera que "no tendría que ser una sorpresa que haya áreas en que tengan puntos de vista diferentes", ha subrayado Malmström.

"Es normal que dos partes en una negociación quieran conseguir cuantos más objetivos mejor. Eso no quiere decir que la otra parte ceda a estas demandas ni que llegarán a un acuerdo intermedio. En áreas en que estemos demasiado alejados en una negociación, simplemente no llegaremos a un acuerdo", aclara la comisaria.