Paso atrás de Donald Trump en su papel como mediador en las conversaciones de paz en Ucrania. Según ha adelantado el diario The Guardian, funcionarios de la administración republicana han asegurado que el presidente ya no buscaría intervenir directamente en la reunión trilateral con Vladímir Putin y Volodímir Zelenski. Tal y como había anunciado el norteamericano, después de un encuentro bilateral entre los mandatarios de Rusia y Ucrania se produciría una reunión trilateral que incluiría el mismo Trump. De momento, no está claro si se llegará a producir, ya que el Kremlin no parece dispuesto a aceptar la invitación. Pero en caso de que finalmente salga adelante, el mismo Trump no participaría y, en su lugar, enviaría a alguien de su administración. El republicano, así y todo, sigue dispuesto a mantener la reunión a tres bandas, pero solo una vez se hayan visto las caras Putin y Zelenski. Y para que eso pase, tendrán que ser los mismos funcionarios de Kiev y Moscú los que dejen de lado los recelos y se pongan de acuerdo para sentarse a dialogar, ya que Trump tampoco parece tener intención de seguir presionando a Putin y Zelenski.
"Esperar y ver", la estrategia de Trump
Este paso atrás de Trump no llega por sorpresa. El republicano ya declaró este martes a la emisora WABC que sería mejor que los dos mandatarios se reunieran sin él en primera instancia. "Solo quiero ver qué pasa a la reunión. Así que están en proceso de organizarla y veremos qué pasa", explicó. The Guardian también explica, citando las mismas fuentes, que la situación forma parte de una "estrategia de esperar y ver" por parte de Donald Trump, quien, a pesar de la falta de progreso y diálogo entre Kiev y Moscú en los últimos días, parece convencido de que ambos bandos acabarán por formalizar una reunión. De momento, la Casa Blanca no ha movido ficha con respecto al encuentro trilateral que se tendría que producir posteriormente, lo que parece indicar que esperará primero a ver algún signo de aproximación entre Rusia y Ucrania. Este posicionamiento contrastaría con el comunicado que publicó recientemente la administración norteamericana, en la que se leía el siguiente: "Trump y su equipo de seguridad nacional siguen colaborando con funcionarios rusos y ucranianos para una reunión bilateral para parar la matanza y poner fin a la guerra".
La intención de Trump de distanciarse de las conversaciones de paz llega poco después de reconocer que poner fin a la guerra en Ucrania "ha sido más difícil de lo que había previsto", declaración que contrasta con su planteamiento al inicio del mandato de acabar con la guerra en 24 horas. En las últimas semanas, el republicano ha buscado un acuerdo de paz rápido después de que el plazo para que Rusia pusiera fin a la guerra expirara. Las intensas jornadas diplomáticas de los últimos días, que han incluido encuentros con Zelenski, Putin y los líderes europeos, parecían haber facilitado el terreno para la tan esperada reunión bilateral entre los mandatarios de Rusia y Ucrania, idea que el representante del Kremlin ha esquivado desde el inicio de la invasión a gran escala en el 2022. El último contacto directo entre Trump y Putin fue una llamada de 40 minutos que se produjo este lunes, mientras Zelenski y los líderes europeos visitaban la Casa Blanca. Al día siguiente, el republicano rechazó la idea de desplegar tropas norteamericanas como aparte de las garantías de seguridad exigidas por Ucrania, aunque aseguró, de manera marcadamente imprecisa, que EE.UU. contribuiría "de alguna manera" a garantizar estas condiciones.
Rusia lanza la mayor oleada de ataques contra Ucrania en semanas
La noticia del cambio de opinión de Trump llega justo cuando Moscú ha vuelto a atacar Ucrania con una oleada de bombardeos que las autoridades describen como una de las más intensas de las últimas semanas. Según fuentes ucranianas, Rusia ha lanzado 614 artefactos aéreos —entre drones y misiles— durante la noche de miércoles, de los cuales 577 habrían sido interceptados. Sin embargo, el ataque ha causado al menos una víctima mortal en Lviv y 15 heridos en la región de Transcarpacia, además de graves daños a infraestructuras civiles e industriales, incluyendo una empresa de electrónica norteamericana. Se trata del mayor ataque desde el mes de julio y destaca por el hecho de haber impactado también en zonas occidentales del país, lejos de la línea del frente.