La tensión se ha disparado en las últimas horas entre Rusia, por un lado, y Finlandia y Lituania por el otro, en lo que algunos observadores describen como una escalada política peligrosa. El jefe de las fuerzas armadas de Finlandia, el general Timo Kivinen, ha señalado que su país está preparado para un hipotético ataque ruso y que opondrá una fuerte resistencia en caso de que se produjera. "Los finlandeses están motivados para luchar y el país ha acumulado un arsenal importante. Seremos un hueso duro de roer", ha indicado Kivinen en una entrevista. Finlandia ha mantenido un alto nivel de preparación militar desde la Segunda Guerra Mundial, después de haber luchado dos guerras durante la década de 1940 contra su vecino del este, con que comparte una frontera de 1.300 kilómetros. Las declaraciones del general coinciden con la tensión fronteriza que ha aparecido en los últimos días en algunos puntos, coincidiendo que la posibilidad de que Finlandia se incorpore próximamente a la OTAN, lo que Moscú ve con gran animadversión.

Mientras tanto ha aparecido otro conflicto entre Lituania y Rusia, por los problemas en que se está encontrando el puerto ruso de Kaliningrado. Está situado en la costa sur del mar Báltico, y está flanqueado por Lituania y Polonia, dos estados miembros de la Unión Europea y de la OTAN. La empresa de ferrocarriles de Lituania, LTG, anunció el viernes que impedirá que transiten por este país en dirección a Kaliningrado los bienes rusos sancionados por la UE, incluyendo materiales de construcción, metales y carbón, siguiendo las penalizaciones europeas por la guerra de Ucrania. Pero eso ha provocado fuerte malestar en Moscú.

Kaliningrad Google Maps
Kaliningrad Google Maps

La portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zaharova, ha advertido a Lituania que la respuesta que dará Moscú a la prohibición del tráfico de mercancías sancionadas por la UE en el enclave ruso de Kaliningrado no será sólo de carácter diplomático. En la sesión informativa semanal, le han preguntado si responderían de forma exclusivamente diplomática. "No, la respuesta no será diplomática, sino práctica", ha indicado a la portavoz.

Mientras tanto, hoy se ha conocido que el fotoperiodista ucraniano Maks Levin y el soldado que lo acompañaba, Oleksi Txernixov, fueron ejecutados "a sangre fría" cerca de Kíiv el 13 de marzo, cuando las tropas invasoras todavía trataban de tomar la capital. Esta es la conclusión a la que ha llegado Periodistas Sin Fronteras (RSF) en un informe publicado este miércoles. Según la investigación hecha de los cuerpos encontrados en mayo y las circunstancias que los rodeaban, RSF asegura que existe un número "abrumador" de pruebas que señalan la autoría de las fuerzas rusas, entre ellas documentos, objetos personales, el coche del soldado ucraniano agujereado por una docena de disparos, e incluso la bala que se habría utilizado para asesinar al fotoperiodista. La reconstrucción de los hechos apunta a que Levin perdió su dron en un bosque cerca de Moixchun, a unos 20 kilómetros de la capital ucraniana, mientras cubría la invasión rusa y, cuando volvió tres días después a recuperarlo para poder salvar las imágenes de la guerra, el ejército ruso ya había tomado el control de la zona. Está aquí donde se abren las posibles hipótesis de los hechos.

En la foto principal, el jefe de las fuerzas armadas de Finlandia, el general Timo Kivinen