El barco del Partido Conservador se hunde, pero la primera ministra británica, Liz Truss sigue instalada en el 'no' a un segundo referéndum de autodeterminación para Escocia. Como ya lo hicieron sus predecesores tories, Boris Johnson y Theresa May, la actual líder del Ejecutivo del Reino Unido ha rechazado ni siquiera hablar sobre independencia con su homóloga escocesa, Nicola Sturgeon. La enésima negativa de Londres llega después de que la líder nacionalista presentara este lunes un documento donde esboza la realidad político-financiera de una Escocia independiente, con una economía "más fuerte, más justa y más sostenible" que pretende impulsar, en contraste con la gestión desastrosa de los conservadores para intentar paliar el alto coste de la vida.

"Ahora no es la hora de hablar"

El mensaje que llega a Edimburgo desde Downing Street es bien claro: ahora no es el momento de un segundo referéndum. Mientras Sturgeon busca una ventana de oportunidad en los tribunales británicos para llegar a la fecha fijada en otoño del 2023 para hacer la segunda consulta, los conservadores británicos siguen enrocados en el mismo mensaje que repiten desde el Brexit: "La gente de Escocia quiere que sus gobiernos se enfoquen en los problemas que les importan, cosas como la seguridad energética, el coste de la vida y, obviamente, apoyar a Ucrania en su guerra contra Rusia. Así que la primera ministra sigue opinando que no es la hora de hablar de otro referéndum de independencia", dijo la portavoz de Truss este lunes. Un mantra, sin embargo, que no parece que dé resultados ni disuada la determinación de Sturgeon de seguir adelante con la consulta. Lo cierto es que el interés por una Escocia independiente del Reino Unido nunca ha sido tan alto, en parte, precisamente, por las derrotas de los conservadores en Londres en la gestión del Brexit, al cual los escoceses se opusieron mayoritariamente, y la crisis económica que asola el país. De hecho, este efecto también se ha percibido en Gales e Irlanda del Norte, dos países donde también ha crecido el sentimiento nacionalista en los últimos años.

¿Cómo sería una Escocia independiente?

La primera ministra escocesa ha presentado este lunes un esbozo político financiero sobre una Escocia independiente. Se trata del tercer documento Building a New Scotland ("Construyendo una Nueva Escocia", en inglés), que en esta ocasión lleva el título de A stronger economy with independence ("Una economía más fuerte con la independencia") y revela cómo serán la frontera, la moneda y la economía si el país rompe con el Reino Unido. Recordemos que el gobierno escocés pretende celebrar un nuevo referéndum de autodeterminación el 19 de octubre del 2023. El extenso documento, de 110 páginas, asegura que en una Escocia libre se crearán nuevas instituciones para asegurarse de que habrá unas finanzas públicas sostenibles. "Las decisiones sobre impuestos, gastos y préstamos estarán informadas por las mejores prácticas internacionales", apunta. Así pues, contará con un banco central desde el primer día y tendrá su propia moneda "tan pronto como sea posible": la libra escocesa, de la cual todavía no se ha difundido el diseño. También hay que destacar que el gobierno escocés propone una inversión de hasta 20.000 millones de libras en nuevas infraestructuras durante los primeros diez años de la independencia para "dar un impulso a la economía en los primeros años de una nueva Escocia".