Días muy convulsos en el Reino Unido, especialmente en Downing Street. Después de días sin pronunciarse, algo que desde la oposición se ha entendido como una manera de eludir sus responsabilidades como gobernante y que desde los conservadores han negado asegurando que la primera ministra no estaba escondida bajo una mesa, Liz Truss ha reaparecido en la televisión británica para reconocer sus errores, de récord en solo mes y medio de mandato después de sustituir Boris Johnson, pero negándose a dimitir. Así, la política conservadora se ha cogido fuerte a la silla mientras ya se empiezan a oír las primeras voces de los diputados conservadores que piden que dé un paso al lado, como sus tres últimos predecesores, después de un inicio de mandato catastrófico que no solamente envía a los tories a la oposición sino que según las encuestas, se sitúan por detrás del SNP en unas posibles elecciones.

Yendo más allá, en una entrevista en la BBC marcada por la expectación de oír a hablar a la primera ministra después de que todo el Reino Unido dé por hecho que quien manda es el nuevo responsable de Economía, Jeremy Hunt, que ya ha deshecho el camino marcado por Truss y su fatídica rebaja de impuestos, la misma Truss ha asegurado que será ella quien encabezará el partido en unas posibles elecciones británicas a pesar de las nefastas perspectivas electorales que ofrecen las encuestas y el rechazo de la mayoría de los tories. Hay que tener en cuenta que las últimas elecciones, con una derrota estrepitosa del partido Laborista que ahora resurgiría como nunca de sus cenizas, tuvieron lugar en diciembre de 2019. Así, Truss ha asegurado que quiere "aceptar la responsabilidad y pedir perdón por los errores que he cometido".

Truss consideraría un error dimitir

A pesar del evidente fracaso, de hecho la propuesta ya ha sido eliminada y el ministro que la propuso ha durado menos de un mes al cargo, Truss ha intentado defender como ha podido la masiva bajada de impuestos (también a las rentas más altas, al contrario de lo que se ha hecho al conjunto de Europa) se dirigía a ayudar en la población británica, para que pudieran pagar sus facturas eléctricas, que se han subido como resultado de la guerra en Ucrania. En este sentido, ha reconocido que intentó ir "demasiado lejos y demasiado rápido", motivo por el cual ahora ha pedido a Hunt, nuevo ministro de Economía y el preferido de muchos conservadores para relevar ya a Truss.

Primero fue Crispin Blunt, uno de los diputados conservadores con más reputación por su larga experiencia en la cámara de los comunes, en nombre de decenas de compañeros. Ahora ya se le han sumado hasta cuatro diputados más que reclaman a Truss que dimita, pero ella se niega y no tiene ninguna intención de engalanarse de Downing Street, a pesar de la presión del propio partido: "Lo más importante es que he sido escogida para conseguir resultados para este país. Nos enfrentamos a momentos muy duros. No nos podemos permitir perder el tiempo hablando del Partido Conservador. Este es mi mensaje a mis compañeros", ha sentenciado, con la intención de resolver un conflicto que justo acaba de empezar. Por eso, ha reiterado que estará al frente del gobierno británico hasta el final de la legislatura y que será ella misma quien liderará el partido en las próximas elecciones. ​