Los planes para una cumbre entre Donald Trump y Vladímir Putin en Budapest han quedado suspendidos, después de que Ucrania y sus aliados europeos intensificaran la presión para lograr un alto el fuego que no implique ninguna cesión territorial por parte de Kyiv. Según la Casa Blanca, “no hay planes” para una reunión inminente entre el presidente de los Estados Unidos y su homólogo ruso. La decisión llega después de una ronda diplomática fallida el fin de semana pasado, que no logró ningún avance significativo para poner fin a la guerra iniciada por Rusia en 2022.
El lunes, el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, mantuvo una llamada con el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov. Este reiteró que Moscú no ha modificado su posición respecto a los acuerdos de la cumbre de Alaska y que cualquier negociación futura deberá tener en cuenta estos términos. En una declaración posterior, Trump afirmó que no quería una “reunión malgastada” con Putin: “No quiero perder el tiempo, así que veremos qué pasa”.
Una propuesta rechazada
Según fuentes diplomáticas, durante una llamada entre Trump y Putin la semana anterior, el líder ruso habría ofrecido ceder algunas partes de las provincias ocupadas de Jersón y Zaporiyia, a cambio del control total de Donetsk, una región estratégicamente clave para Rusia. Inicialmente, Trump pareció abierto a estudiar la propuesta, pero finalmente la rechazó el domingo pasado. “Lo que dije es que se corte en la línea de frente actual. Que se vayan a casa. Que dejen de luchar y de matar gente”, declaró el presidente estadounidense a bordo del Air Force One.
Tensión con Zelenski y presión armamentística
Trump se reunió el viernes con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en Washington, en un encuentro tenso donde se planteó, desde la Casa Blanca, la posibilidad de que Ucrania aceptara concesiones territoriales. Kyiv se negó rotundamente, al tiempo que insistía en su petición de misiles de crucero Tomahawk para atacar infraestructura militar rusa.
Esta solicitud se encuentra estancada, y el Kremlin ya ha advertido que el uso de este tipo de armamento dentro del territorio ruso sería considerado una escalada grave del conflicto.
Unidad europea por un alto el fuego controlado
El martes, Zelenski y los líderes de ocho países europeos –entre ellos el Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Polonia– hicieron pública una declaración conjunta apoyando la idea de un alto el fuego basado en las líneas actuales del frente. Aunque Ucrania rechaza reconocer formalmente la anexión de territorios por parte de Rusia, ha expresado su disposición a pactar una pausa en los combates que implicaría, de facto, la ocupación rusa de un 20% del país.
Se estaría trabajando en una propuesta de paz de 12 puntos, inspirada en el plan de 20 puntos diseñado para poner fin a la guerra en Gaza. La iniciativa sería supervisada por una “junta de paz” presidida por Trump, según Bloomberg.
Ayuda militar, presión económica y fondos rusos
Los países del G7 y la Unión Europea han acordado continuar aumentando la presión sobre la economía rusa. Además, se está elaborando un plan para que Ucrania pueda acceder a 140.000 millones de euros en activos congelados del banco central ruso, principalmente depositados en Bélgica. Esta ayuda se estructuraría como un préstamo, con garantías vinculadas a futuras reparaciones de guerra.
Esta ofensiva diplomática y económica evidencia la voluntad de Occidente de no ceder ante las demandas de Moscú, y de sostener a Ucrania tanto en el terreno militar como en las negociaciones de paz. Pero también refleja una realidad incómoda: sin avances claros en el frente, la guerra puede acabar cronificándose bajo una tregua armada.