El Reino Unido considera que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, tiene una “responsabilidad moral” en la muerte de Dawn Sturgess, una ciudadana británica de 44 años que perdió la vida en 2018 tras entrar en contacto con el agente nervioso Novichok en Amesbury, al sur de Inglaterra. Así lo concluye una investigación independiente publicada este jueves, que atribuye el origen de la sustancia a una operación encubierta contra un exespía ruso, en la que Sturgess acabó siendo una víctima colateral. El veneno estaba en un frasco de perfume abandonado que la mujer utilizó sin saber qué contenía realmente y, según ha explicado el exjuez del Tribunal Supremo y presidente de la investigación, Anthony Hughes, la atención médica que recibió fue “totalmente adecuada”, pero no había ninguna posibilidad de salvarle la vida. A raíz de las conclusiones del caso, el Reino Unido ha impuesto sanciones directas a la agencia de inteligencia militar rusa, el GRU, y ha convocado al embajador de Moscú para pedir explicaciones formales.
La muerte de Sturgess se produjo tras el intento de asesinato del exespía ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia, envenenados con Novichok en marzo de 2018 también en Salisbury. A pesar de la gravedad, ambos consiguieron sobrevivir tras ser hospitalizados. El origen del ataque se situó en el pomos de la puerta del domicilio de Skripal, donde miembros del GRU rociaron el veneno. Según ha concluido el informe oficial, aquel intento de asesinato “debería haber sido autorizado al más alto nivel por el presidente Putin”, y Hughes afirma que los agentes Aleksandr Petrov y Ruslan Boshirov “actuaron siguiendo instrucciones”. “La conducta de Petrov y Boshirov, sus superiores en el GRU y quienes autorizaron la misión, incluyendo, según he comprobado, al presidente Putin, fue sorprendentemente imprudente. Ellos y solo ellos tienen la responsabilidad moral de la muerte de Sturgess”.
Desarrollado en la URSS durante la Guerra Fría
El Novichok es un arma química desarrollada durante la Guerra Fría por la Unión Soviética, concretamente entre las décadas de 1970 y 1980, y se considera uno de los agentes nerviosos más letales jamás elaborados. Algunas de sus variantes podrían llegar a ser hasta ocho veces más potentes que el VX, otro de los venenos más conocidos. De hecho, su uso está prohibido por la Convención sobre Armas Químicas, dada su capacidad de causar daños masivos e indiscriminados. El informe señala que desplegar un agente de este tipo en un entorno urbano como Salisbury fue un acto de una imprudencia extrema y subraya que el riesgo de provocar víctimas colaterales era “totalmente previsible”, ya que el frasco de Novichok estaba camuflado en una botella de perfume. Esta botella, encontrada por Sturgess después del ataque a Skripal, fue el motivo directo de su muerte.
La investigación concluye que hay una conexión directa entre el uso y el posterior abandono del Novichok por parte de Petrov y Boshirov y la muerte de Sturgess. Hughes subraya que esta negligencia demuestra hasta qué punto los responsables de la misión actuaron de manera imprudente y con desprecio por la vida humana. Tras el regreso a Rusia, los dos agentes del GRU participaron en una entrevista en un medio estatal en la que afirmaron que su estancia en el Reino Unido tenía como único objetivo visitar la catedral de Salisbury. Pero para Hughes, el ataque fue mucho más que un intento de venganza personal contra el exespía Skripal. Fue, a su parecer, una demostración pública de fuerza por parte del Kremlin. “Representó una declaración, tanto para el público internacional como el nacional, de que Rusia actuará con determinación en aquello que considera sus propios intereses”, ha concluido.
