Estados Unidos afronta este martes unas elecciones que, pese a ser de ámbito estatal, pueden marcar el rumbo político del país al inicio del segundo mandato de Donald Trump. Los comicios en Nueva Jersey y Virginia, junto con la carrera por la alcaldía de Nueva York y una iniciativa de redistribución en California, servirán como primer termómetro del apoyo al presidente republicano tras un año especialmente convulso en la Casa Blanca.
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Trump llega a esta cita inmerso en una crisis institucional marcada por el bloqueo presupuestario que mantiene cerrada parte de la administración federal. Lejos de buscar consensos, el presidente ha asegurado en una entrevista en el programa 60 Minutes que el cierre solo acabará “cuando los demócratas cedan”. Mientras tanto, su imagen continúa rodeada de polémica por decisiones autoritarias, como el uso de tropas en ciudades estadounidenses y operaciones militares extrajudiciales contra narcos en alta mar.
El desgaste del trumpismo
Los comicios de este martes, sin embargo, podrían ofrecer la primera señal de desgaste del trumpismo. En Nueva Jersey, la demócrata Mikie Sherrill, expiloto de la Marina y madre de cuatro hijos, compite con el republicano Jack Ciattarelli, a quien acusa de actuar “como un clon de Trump”. Ciattarelli, por su parte, defiende haber dado al presidente una nota “excelente” por políticas como la seguridad fronteriza o la reducción de impuestos locales, pero intenta a la vez atraer a votantes moderados descontentos con el gobernador demócrata saliente, Phil Murphy.
Los analistas apuntan a que Nueva Jersey puede ser el verdadero campo de pruebas. Según Kristoffer Shields, de la Universidad Rutgers, el resultado permitirá ver si el estado, tradicionalmente progresista, continúa desplazándose hacia la derecha o si la reacción contra Trump refuerza el voto demócrata. Shields, según la CNN, también ve en estos comicios un test para el Partido Demócrata, que debe demostrar si puede movilizar a su electorado más progresista a la vez que mantiene a candidatos moderados competitivos en territorios centristas.
¿Cae la aprobación de Trump?
La cita electoral llega en un momento en que Trump, pese a mantener una base fiel, registra solo un 37% de aprobación, según un sondeo de la misma cadena norteamericana. Además, la mayoría de estadounidenses considera que la situación económica es mala y que el país va “por el camino equivocado”.
Ante este escenario, los demócratas intentan articular un relato de resistencia. En un mitin a favor de Sherrill, el expresidente Barack Obama acusó a los republicanos de “castigar a sus enemigos y enriquecer a sus amigos” mientras “no hacen nada por bajar el precio de la vida o mejorar los servicios públicos”.
Los republicanos, en cambio, intentarán relativizar cualquier derrota recordando que tanto Virginia como Nueva Jersey ya votaron por la candidata demócrata Kamala Harris en 2024. Sea como sea, los resultados de estas elecciones serán leídos como un preludio de lo que podría pasar en las legislativas de 2026.
Para Trump, acostumbrado a vivir en una burbuja de elogios dentro y fuera de la Casa Blanca, el veredicto de este martes puede ser la primera señal de que incluso su control del Partido Republicano empieza a resquebrajarse. Y, como siempre en la política estadounidense, será el electorado quien tenga la última palabra.