Estados Unidos afronta una semana decisiva, marcada por una grave parálisis institucional y un clima político cada vez más tenso. El gobierno federal acumula ya 34 días de cierre administrativo —el más largo de la historia del país—, con millones de funcionarios sin sueldo y programas esenciales de alimentación y salud en riesgo. La situación está poniendo a prueba tanto el segundo mandato de Donald Trump como la capacidad de respuesta del Partido Demócrata después de su derrota electoral de 2024.
El bloqueo se originó por la negativa de los demócratas en el Senado a aprobar la ley de presupuestos sin una extensión de las subvenciones del Obamacare, la ley sanitaria que permite abaratar el acceso a la atención médica. Los republicanos, con el apoyo de Trump, se han opuesto frontalmente, insistiendo en que el país debe “reabrirse” antes de negociar. Mientras tanto, los efectos económicos y sociales se intensifican: miles de familias se ven obligadas a recurrir a bancos de alimentos, las ayudas para la compra de comida podrían suspenderse para más de 40 millones de personas y los aeropuertos sufren retrasos por falta de personal.
Trump califica a los demócratas de "locos"
Lejos de mostrar signos de conciliación, Trump ha optado por reforzar su postura. En una entrevista en la cadena CBS, calificó a los demócratas de “locos” y reclamó a sus correligionarios del Senado que eliminen la regla del filibustero, un mecanismo que obliga a obtener 60 votos para aprobar la mayoría de las leyes. Esta maniobra le permitiría imponer los presupuestos con una simple mayoría republicana, pero ha generado división dentro de su propio partido, que teme que un futuro gobierno demócrata pueda utilizar el precedente en su contra.
El descontento ciudadano crece. Según encuestas recientes, un 45% de los estadounidenses culpa a Trump y al Partido Republicano del cierre, mientras que solo un 33% responsabiliza a los demócratas. Sin embargo, la popularidad de estos tampoco mejora, y más del 60% de los encuestados considera que ninguno de los dos partidos representa ya sus preocupaciones reales.
Elecciones clave este martes
Este contexto sirve de escenario para varias elecciones clave que se celebran este martes en varios estados, como Virginia y Nueva Jersey. Además, Nueva York podría elegir por primera vez a un alcalde de orientación socialista, Zohran Mamdani, lo que evidenciaría el giro ideológico de una parte del Partido Demócrata. En California, los votantes decidirán si redibujan el mapa electoral para favorecer a los demócratas, una respuesta a movimientos similares impulsados por Trump en otros estados.
Las consecuencias de estas elecciones podrían redefinir la estrategia republicana y, en última instancia, determinar el alcance y la duración de la crisis actual. Mientras tanto, Estados Unidos se encuentra inmerso en un debate sobre los límites del poder presidencial, el futuro del sistema sanitario y la solidez misma de sus instituciones democráticas.