Vytas Grudzinskas, un lituano de 59 años, tiene como vecino Rusia. "Puedo ver mejor a los soldados de noche", dice, señalando una zona verde detrás del jardín de su vecino. “Tienen un campo de tiro que utilizan justo ahí detrás. Por la tarde, puedes escuchar las armas”, ha dicho y recoge la cadena estadounidense CNN. Grudzinskas tiene su propia arma, una metralleta, que guarda con llave en un armario, al alcance de la mano. La pequeña ciudad de Kybartai en la que vive Grudzinska es territorio OTAN y también de la Unión Europea, lo que significa que es también una de las fronteras más calientes del mundo: el corredor de Suwalki. Esta extensión de tierra, de 60 millas de ancho, está encajonada entre el refugio báltico fuertemente fortificado y con armas nucleares de Rusia de Kaliningrado y su aliado, Bielorrusia. El paso, visto por muchos analistas como un punto débil dentro de la OTAN, está atrapado en una tenaza entre las tropas del Kremlin, destaca la propia cadena. El temor es que si Ucrania cayera, Rusia avanzaría a través de ella a continuación, posiblemente aislando los estados bálticos en días

Tal y como recoge el propio portal, las cicatrices de la ocupación soviética son profundas en esta parte de Europa. Decenas de miles de lituanos fueron deportados por la fuerza a gulags en Siberia y el lejano norte por los soviéticos en las décadas de 1940 y 1950. Casi 30.000 prisioneros lituanos fallecieron en los campos de trabajos forzados. "A mi padre le enviaron a Sajalín, al oeste lejano de Rusia, durante 15 años", ha expuesto Grudzinskas. "Comió hierba el primer año para sobrevivir".

Entonces, cuando Rusia anexó Crimea en el 2014, Grudzinskas se unió a la centenaria milicia de voluntarios de Lituania, los fusileros, dejando las armas en su propio patio trasero. Esto significa que es la primera línea de defensa si las tropas del Kremlin, estacionadas a 60 pies de distancia en el enclave ruso, ponen un pie en el suelo de la OTAN. "¿Cómo puedes confiar en Rusia? ¿Con nuestra historia?" preguntó. "Por supuesto que tengo miedo. ¿Cómo podría no tenerlo?" añadió. "Mi familia está aquí. Construí esta casa con mis propias manos".

La OTAN se lo mira de cerca

La milicia de fusileros de 103 años ha visto crecer su número desde que Rusia invadió Ucrania en febrero, según su oficial al mando. Actualmente, hay alrededor de 12.000 miembros voluntarios, dijo Egidijus Papeckys, comandante del 4º Comando Regional de Fusileros. Y ese número se multiplica cada mes por diez, dijo. Desde los primeros días de la guerra de Ucrania, la cantidad de nuevos reclutas que buscan unirse cada mes ha aumentado de 10-12 a más de 100.

Para proteger mejor a los países bálticos, la OTAN ha revisado radicalmente su planificación de defensa en estos países, anunciando que aumentaría su presencia para repeler cualquier ataque, y no enviar tropas una vez hubiera comenzado una supuesta agresión. Esto significará miles de tropas más, que a Lituania le gustaría ver de forma permanente en torno a las fronteras de 621 millas de largo del pequeño país con Bielorrusia y Rusia. La propia CNN también constata que la viceministra de Defensa, Margiris Abukevicius, admite que podrían pasar dos años antes de que se establezcan estas tropas. Pero dice que ahora se entiende que las capacidades militares necesitan una substancial mejora.

 

Imagen principal: La base militar de Adazi, a veinte kilómetros de Riga, la capital letona, acoge desde 2017 el Grupo de Combate Multinacional de la OTAN, en el que España contribuye a la defensa del flanco oriental de la Alianza ya la labor de disuasión aliada frente a una Rusia cada vez más agresiva, más aún después de haber invadido Ucrania / Efe