Irán ha decidido vetar el acceso del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) a sus instalaciones nucleares, impidiendo así cualquier verificación independiente de los daños causados por los bombardeos de los Estados Unidos durante la operación conocida como Martillo de Medianoche. El vicepresidente del parlamento iraní, Hamid Reza Hayi Babaei, ha anunciado este sábado que no se permitirán visitas del director general del OIEA, Rafael Grossi, ni tampoco la presencia de cámaras de vigilancia en los complejos nucleares del régimen. Según ha explicado, la medida se ha tomado después de detectar "datos sensibles" de las instalaciones en documentos que habría obtenido Israel. En declaraciones previas al veto, Grossi había advertido que las tres plantas golpeadas —Fordó, Natanz y Isfahan— habían sufrido "daños muy, muy, muy significativos", si bien descartaba hablar de destrucción total. Ahora, con el acceso vetado, el OIEA no podrá verificar la magnitud exacta de estos desperfectos.
Durante la sesión en que ha confirmado la decisión, Babaei ha defendido que la reciente guerra de doce días es, en realidad, "una continuación de los 47 años de hostilidades contra la nación iraní lideradas por los Estados Unidos". Según el vicepresidente del parlamento, el conflicto no tiene que ver con los misiles ni con el programa nuclear, sino con la voluntad de someter al pueblo iraní. "Los Estados Unidos tienen miedo de un país de 90 millones de habitantes con una civilización de 7.000 años, que no permitirá el dominio norteamericano en la región", ha afirmado, para acabar advirtiendo: "Cuanto más nos ataque el enemigo, más fuerte será la respuesta del pueblo".
Babaei también ha acusado a los Estados Unidos de intentar eliminar los principales mandos militares iraníes durante los primeros días del conflicto, con el objetivo de desestabilizar al país, igual que —ha recordado— pasó el 28 de junio de 1981, cuando el ayatolá Mohammad Beheshtí y otros altos responsables judiciales fueron asesinados, poco antes de la muerte del presidente Mohamad Alí Rayaí. Según el vicepresidente del parlamento, la estrategia de sus adversarios implica fragmentar el país: "El enemigo cree que Irán no puede ser gobernado y que hay que dividirlo. Quieren alimentar las tensiones étnicas y parten de la falsa premisa que el 70% de la población iraní se pondrá de su lado", ha advertido.
Falta de transparencia
Antes del veto total anunciado por Teherán, Grossi ya había denunciado las dificultades para verificar el programa nuclear iraní. El director general del OIEA recordaba el jueves que, incluso antes del estallido del conflicto armado con Israel, la colaboración de Irán con la agencia de las Naciones Unidas era escasa. "Había muchas cuestiones a las cuales Irán no respondía de manera conveniente", señaló antes de detallar que se habían encontrado restos de uranio en lugares no declarados y que las explicaciones ofrecidas por las autoridades iraníes "no eran creíbles". "Había disimulo y, en cualquier caso, no había transparencia", insistía.
El director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Mariano Grossi, contestó las preguntas de RFI, evitando dar por destruido el programa nuclear iraní pese a los enormes daños sufridos. ¡Escúchenlo!
— RFI en Español (@RFI_Es) June 26, 2025
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12 días de guerra
El conflicto se desencadenó el 13 de junio, cuando Israel lanzó una ofensiva sobre instalaciones militares y nucleares en territorio iraní. El ataque abrió la puerta a casi dos semanas de intercambio intenso de misiles y drones entre Israel y Irán, en una escalada bélica sin precedentes que llevó a los Estados Unidos a intervenir de manera directa el domingo pasado de madrugada con una serie de bombardeos sobre tres complejos nucleares. Según los balances oficiales, los enfrentamientos han dejado al menos 28 muertos civiles en Israel y 627 en Irán. La guerra se dio por concluida con un alto el fuego acordado bajo la mediación de Washington, que entró en vigor el martes pasado. Ahora bien, la tregua, sufrió una interrupción momentánea cuando ambas partes se intercambiaron ataques después de alcanzar el acuerdo, los cuales no fueron a más. De hecho, tanto Tel Aviv como Teherán confirmaron que el alto el fuego sigue vigente.